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La Justicia se ensaña hasta el último momento con la mujer que fue a prisión por evitar que su maltratador, que nunca entró en ella, viera a su hija

Tres magistradas deciden suspender temporalmente dos años la pena de 5 meses de prisión a María Salmerón, que entró en prisión por desobediencia para cumplir 9 meses de cárcel

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La Justicia con mayúsculas se empequeñece hasta límites insoportables y se hace tremendamente minúscula cuando expone sus vergüenzas en casos como el de María Salmerón, la mujer sevillana víctima de violencia machista que cumplió una pena de nueve meses de prisión por evitar a toda costa que su maltratador, que jamás pisó la cárcel, pudiera ver a su hija menor. Lejos de expiar su pecado, la Justicia española va de nuevo más allá y lleva al extremo un caso paradigmático de justicia patriarcal en la lucha contra la violencia de género en España. Tres magistradas de la Audiencia Provincial de Sevilla (Pilar Llorente, Purificación Hernández Peña y Patricia Fernández Franco como ponente) han emitido un auto el pasado 22 de marzo en el que acuerdan suspender durante dos años el cumplimiento de la pena de cinco meses de prisión por un delito de desobediencia al que fue condenada Salmerón tras una sentencia de noviembre de 2019, hecha firme en febrero del pasado 2022.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla ha decidido estimar el recurso de apelación interpuesto por esta víctima de violencia de género, que hace exactamente un año quedó en libertad después de haber cumplido una pena de prisión de nueve meses por evitar a toda costa que su hija entonces menor de edad pudiera ver a su progenitor maltratador, que fue condenado en 2008 por maltrato habitual hacia María Salmerón. La pareja se había separado cuando la hija de ambos apenas contaba meses de edad. Pese a todo, la justicia impuso un régimen de visitas de la menor al progenitor y maltratador condenado por la justicia, unas visitas que María Salmerón incumplió de forma reiterada bajo la premisa incuestionable de que ningún maltratador es un buen padre.

Salmerón lleva, desde 2003 que denunció a su agresor, más de 20 años sufriendo un verdadero calvario judicial, que con este auto judicial del pasado 22 de marzo vive su enésimo capítulo

María Salmerón lleva, desde el año 2003 que denunció a su agresor, más de 20 años sufriendo un verdadero calvario judicial, que con este auto judicial del pasado 22 de marzo vive su enésimo capítulo con esta suspensión temporal por parte de tres magistradas de la Audiencia Provincial de Sevilla con la condición de que “la penada no vuelva a delinquir durante el periodo indicado y al pago de una multa de 30 días con una cuota diaria de 6 euros”.

Desde muy temprana edad, la hija de Salmerón siempre mostró su clara decisión de no querer ver a su progenitor en ningún momento. Los incumplimientos en las visitas se remontan a los años comprendidos entre 2012 y 2014 y fue entonces cuando el maltratador decidió emprender una ofensiva judicial que mantuvo a esta víctima de violencia machista en un limbo jurídico que finalmente la llevó a prisión tras ser condenada por una jueza a nueve meses de prisión en 2019, condena que finalmente se ejecutó en junio de 2022. Salmerón fue indultada por el Gobierno hasta en tres ocasiones por estos hechos.

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