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Letizia y la mermelada

José Luis Escañuela Roman
José Luis Escañuela Roman
Abogado y Tercer grado en Economía aplicada. Lideró el traslado de los restos de Diego Martínez Barrio, Presidente de la IIª Republica al cementerio de Sevilla. Fundó el Ateneo Republicano con Julio Anguita y fue amigo personal de la Duquesa Roja y Trevijano. Columnista en diversos medios. Lo imposible lo lleva al paso, lo posible le cuesta un rato. Emérito (¡qué palabra!) del club de los benditos fracasados.
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análisis

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No es extraño que España haya amanecido cubierta de polvo rojo, como fuego contra harina. Esa tempestad que los marineros llamaban el «mar de las tinieblas». 

Esa lluvia de sangre, tan empalagosa como las torrijas. Amarga como la manzanilla en el ocaso de los aires difíciles que solía Almudena Grandes. 

España ha pasado de piel de toro a toda la conjugación transitiva e intransitiva del vocablo «maleta». 

Maletines de Delcy; «er maleta» del tal Koldo; las Louis Vuiton de la pareja/valido de Ayuso; la marroquí y damasco de Begoña. No hay sector más próspero en este país que las pieles de cuero, ni estrofa más decrépita que aquella de Antonio Machado, de «viajar ligero de equipaje». 

Un antaño rumor catalán, afirmaba que Shakira había descubierto la infidelidad de Piqué, al comprobar que el bote de mermelada de la cocina de su casa menguaba entre una ausencia y otra. 

A mí, me costó entenderlo. No en vano siempre fui de pan de Alcalá con aceite de oliva y jamón serrano. Pero al precio del líquido verde, comprendo que hay que pasarse a los platos combinados…

Aseguran los expertos que todo es química. Será por eso por lo que, en el super de mi barrio, florecen todo tipo de productos para alargar el orgasmo. Algo así como la negociación por la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Pero hoy quiero referirme a Letizia. 

Los suspiros se escapan de su boca de fresa. Dicen que ha perdido la risa, que ha perdido el color…

Las monarquías han dejado de cotizar desde que Lady Di, se echó como novio a Dodi Al Fayed. 

Eso de «para siempre» y en el «dolor y en la enfermedad», no es más que el ritual que precede al banquete, la lluvia de arroz, el coro de la parroquia y la liquidación de gananciales. Zarraluqui fue un visionario.  

Las plebeyas son nocivas para la salud de la sangre azul. Y si no, miren a Kate Middleton, Camila Parker Bowles y no se olviden de Genoveva Casanova. Esta última antes muerta que sencilla. Son la demostración empírica de que las coronas se han devaluado tanto como los bitcoins. 

Así que hay que rehabilitar la mermelada. 

Ya lo vaticinó la colombiana. «Una loba como yo, no está pa tipos como tu». Eso debió decirle la Leti a su churri. 

Total que  el amor no es que dañe el hígado, como aseveraba García Márquez. Es la ausencia de confitura. 

Me consuela que Piqué no necesite inyectarse insulina y que Felipe VI sea de mi peña. La del tulipán sin sal. 

¿Recuerdan el relato onírico de Luis Buñuel imaginando una aventura secreta con la Reina Victoria, esposa de Alfonso XIII?

Pues eso, jamás pensé que la República dependiera de la mermelada… 

Con la de naranja amarga, (la especialidad del azahar hispalense), la tricolor es cosa hecha.

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