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País de bribones

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análisis

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“Si he venido hasta aquí, ha sido para ganar”, dijo el emérito muy seguro de sí mismo cuando llegó a la isla de Wight a principios de septiembre para disputar el mundial de vela de la clase 6 metros. Un campeonato que  finalmente ganó, como no podía ser de otra manera, aunque El Bribón, el personaje, solo subió al Bribón, el velero,  las dos primeras jornadas de entrenamiento, el resto de jornadas, debido a los fuertes vientos y al mal estado de la mar, los siguió desde una lancha. Y el mérito del emérito fue, al igual que El Cid que ganó una batalla después de muerto, ganar su tercer campeonato del mundo de regatas sentado plácidamente en una lancha tomándose una copa mientras observaba las evoluciones del velero del que era el patrón.

No obstante, su “victoria” le ha llenado de orgullo y satisfacción. “Hay un equipo sensacional, un equipo muy bueno. Lo hemos sufrido, lo hemos trabajado, lo hemos luchado y aquí se ve el resultado” dijo eufórico nada más acabar la competición. Le acompañaba su hija doña Elena que, según el periódico La Razón:  “desde siempre ha estado muy unida a su padre, y desde el primer momento se consagró a él y fue el principal apoyo cuando el monarca abdicado sufrió una “crisis de reputación” (las comillas son mías) tan grave que le llevó a mudarse a los Emiratos Árabes”. Tres años hace ya que se fue de España sin dar explicación alguna de sus incontables chanchullos, de esa enorme fortuna escondida en las cuevas de Alí Babá del mundo, a salvo de la malvada, de la tirana Hacienda Española?. Pero no pasa nada, nada que no pueda arreglar en un momento su equipo de abogados, por un lado, su equipo de jueces de confianza, por otro, y su equipo de políticos también de toda confianza por el otro. Y su no menos sensacional y muy buen equipo de periodistas a sueldo de los principales medios de comunicación, que llevan toda la vida protegiéndolo, contando la milonga de lo bueno, lo honrado, lo listo, lo campechano, lo gran jefe de Estado que fue, el hombre que, el solo y por su cuenta y riesgo, trajo la democracia y las libertades a este país…etc. como han repetido una y otra vez hasta la saciedad los incontables publirreportajes con los que han construido un relato, una imagen que nada tenía, ni tiene, que ver con la realidad.  Y todos ellos juntos haciendo equipo: abogados, jueces, políticos, periodistas, y militares y empresarios y banqueros…etc. callando, tapando y mirando para otro lado lo que hiciera falta. Un “equipo sensacional, un equipo muy bueno” que le ha asegurado una total impunidad, a salvo de toda responsabilidad, de dar cualquier explicación y aclaración, quedando dispensado, exento de cualquier deber y obligación. A salvo de cualquier ley habida o por haber, ya sea nacional, internacional o intergaláctica. No me digan ustedes que todo esto no es un gran trabajo de un equipo sensacional y muy bueno.

Solo unos pocos periodistas dignos de ese nombre en algunos medios de comunicación igualmente dignos, se han negado a difundir y propagar el relato oficial. Gente decente que no ha callado, ni tapado, ni escondido la verdad contando un infame, abyecto y miserable cuento de hadas que, aunque menos burdo y descarado que el NO – DO, también tenía algo de continuación de ese infame noticiario franquista.  Por desgracia para el poder y por suerte para todos nosotros, siempre hay algunos medios de comunicación que el poder no puede controlar del todo, y esos medios son los que le causaron al emérito una “crisis de reputación”, como dijo con su habitual desfachatez y sinvergonzonería el diario La Razón. Pero no hay que preocuparse demasiado por esa “crisis de reputación”. No olvidemos que estamos en España y aquí los poderosos, y el emérito por encima de todos, han estado y estarán siempre a salvo, cuidadosamente protegidos de toda perturbación por unas leyes hechas para que sus desahogadas y placenteras vidas no sufran el menor quebranto. Unas leyes que ellos mismos han pedido y rubricado, como fue el caso del emérito cuando pidió a su equipo que pusiera en la Constitución que su persona fuese inviolable. Y esa inviolabilidad fuera entendida, naturalmente, como una total impunidad para hacer lo que le viniera en gana, tanto en su vida pública como jefe del Estado, como en su vida privada, sin tener que dar cuentas a nadie, absolutamente a nadie. Una inviolabilidad, un estar por encima de cualquier ley y hacer lo que le salga de ahí, que le va a acompañar siempre, como un “superpoder”, hasta el último día de su vida. Por eso su equipo le inventó ese título de “rey emérito” para que no tuviera que dar nunca, jamás, cuentas, aclaraciones ni explicaciones de su inadmisible e intolerable comportamiento. “¿Explicaciones de qué?” le espetó hace poco a una periodista con una sonrisa de suficiencia, de soberbia, dibujada en su careto de hormigón armado. Y se reía con la seguridad y el convencimiento de que nunca, jamás, daría explicación alguna de todos sus delitos, sus fechorías, de todos sus  desmanes y felonías, que no han sido pocos ni livianos.

Unos delitos, fechorías, desmanes y felonías de las que los ciudadanos de a pie, los peatones de la historia, los contribuyentes rasos, nos enteramos solo cuando una caída le provocó la rotura de la cadera mientras estaba con su amante cazando elefantes en Botswana. Y fue entonces y solo entonces cuando  nos enteramos de una pequeña parte de su fabulosa vida de derrochador compulsivo que había llevado desde siempre. Después nos enteramos de su inmensa fortuna fruto del cargo que ostentaba y con la complicidad de todo su equipo, de sus comisiones millonarias, de sus “negocios” más negros que el culo de un perol, sus cuentas en Suiza, sus sociedades en paraísos fiscales…etc. Ni más ni menos que la vida de un Borbón. Si no se hubiera caído aquella noche camino de su bungalow, según parece por un exceso de libaciones, todavía continuaría imperando esa ley del silencio, esa “omertá” que siempre le había servido de escudo protector.

En Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, el emérito también ha sabido rodearse de un equipo sensacional y muy bueno, que le ha ofrecido, además de todos los lujos habidos y por haber, todo tipo de protección y la seguridad de que nadie le va a molestar como esa insolente periodista  que le preguntó si iba a dar explicaciones de sus continuos escándalos. En su fastuosa mansión de Abu Dabi, puede estar  bien tranquilo de que nadie le va a importunar con preguntas inapropiadas. Las únicas preguntas a las que tiene que contestar, si quiere, naturalmente, en su mansión de Abu Dabi, es a las de su servidumbre cuando le pregunten si desea algo: “¿Descorchamos otro Vega Sicilia, majestad?” pregunta el mayordomo. “Venga esa botella, que con una rueda no anda un carro”, contesta el emérito. Y este es el tipo de preguntas que quiere oír.   

Y cuando parecía que ya conocíamos al menos gran parte, de las andanzas, peripecias y correrías del emérito aparece el politólogo y economista madrileño Santiago Armesilla, no confundir con Arteseros, el gran Alfonso Arteseros, que imparte regularmente su infalible doctrina desde una “patriótica” cadena de televisión, y nos informa en un muy interesante vídeo, que debería ser de obligado visionado, de la desclasificación de unos papeles de la CIA. Aquí no hay costumbre de desclasificar papel secreto alguno sino todo lo contrario: se prolonga el tiempo de secretismo, con el fin de que la naturaleza haga su trabajo y acabe no solo con los protagonistas, sino también con los que vivíamos en aquel tiempo, como ocurre con todo lo relacionado con el golpe de Estado del 23 F, no sea que nos llevemos alguna sorpresa que contradiga la ya conocida versión oficial de que Juan Carlos I paró el golpe poniéndose del lado de las libertades y la democracia, y salvando así a España de sus peores enemigos. Si eso fuera así, ya estaría desclasificado hace tiempo. De esa manera, se hubieran acallado para siempre las voces que afirman que el rey estaba detrás del golpe. ¿Por qué no se hace pública de una vez toda esa información, y así de paso se rehabilita un poco la maltrecha imagen del emérito?.

Según Santiago Armesilla, hace pocos años, la CIA desclasificó más de doce millones de páginas de información, de las cuales unas doce mil quinientas entradas corresponden a un tema: España. Los informes reflejan la visión y la influencia de la inteligencia norteamericana sobre el devenir de España en un momento clave como fue la Transición. Según los documentos, cuyos enlaces pueden consultarse, Juan Carlos de Borbón, que después reinaría en España como Juan Carlos I se convirtió en uno de los informantes más valiosos de los EEUU, revelando información confidencial a su contacto en Madrid, Wells Stabler, el embajador estadounidense de entonces. Además de información confidencial, Juan Carlos de Borbón había regalado a los EEUU muchas más cosas que no eran suyas, sino de todos los españoles. Y todo con la finalidad de que él se convirtiese en rey. Es decir, Juan Carlos de Borbón regaló a EEUU información, y algo más, a cambio de su apoyo para conseguir la corona de España. Porque en un principio, Juan Carlos de Borbón no era del agrado de los USA, le veían poco capacitado para liderar una transición democrática. Había poco entusiasmo en USA por Juan Carlos y la monarquía en España, pero sí había cierta disposición a apoyarle al no haber una alternativa mejor.  Para agradar al “Imperio” y lograr su total apoyo tuvo que hacer sus “méritos”, y esos “méritos” fueron convertirse en espía de los Estados Unidos de América. Para evitar que España controlara el Estrecho de Gibraltar, en 1975 se pone en marcha un proyecto de la CIA que tiene como objetivo arrebatar a España el Sahara Occidental o Sahara español, su provincia número 53, que fue parte de España de 1884 a 1976.  La inminente muerte de Franco era el momento idóneo para lograr su objetivo. La operación fue la famosa “Marcha verde” que consistió en invadir la provincia española del Sahara mediante una marcha de unos trescientos mil súbditos marroquíes que se hicieron pasar por habitantes de la zona, es decir, por saharahuis. La inteligencia española le pide a Franco que mueva ficha para evitar la invasión de la provincia española. Y aquí es donde entra en juego Juan Carlos de Borbón, que se convirtió en confidente de EEUU y proporcionó información secreta de todos los movimientos que Franco ordenaba realizar en la provincia del Sahara, es decir, el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón reveló información confidencial sobre los planes de España en el conflicto del Sahara  con Marruecos a una potencia extranjera: Los Estados Unidos de Norteamérica, que jugaba un papel clave en el conflicto, pues estaba en la sombra, tanto dirigiendo los inicios de la transición a la democracia en España, como la conquista del Sahara por parte de Marruecos. A esta colaboración del entonces príncipe bien podría denominarse alta traición.

Sigue el muy interesante relato de Santiago Armesilla, donde detalla cómo Juan Carlos  de Borbón traicionó a Franco y a España, vendiendo parte de ella, el Sahara, una región muy rica en pesca, petróleo, fosfatos y gas natural a cambio del apoyo de EEUU para ser rey. No dejen de ver el muy revelador vídeo de este joven investigador. Y después juzguen ustedes mismos.

Ahora, Felipe González, Alfonso Guerra, Aznar y otros destacados miembros del equipo del emérito, los “doctores Frankenstein” que ayudaron a crear al monstruo, en vez de dar explicaciones de por qué taparon las fechorías del emérito, por qué  callaron vergonzosamente ante sus desmanes, por qué no cumplieron con su obligación de defender los intereses de los ciudadanos por encima de los intereses de una persona enferma de codicia, inmoral, indecente e indigno, se rasgan las vestiduras ante la posibilidad de una amnistía a Puigdemont. Y Aznar, desde su Fundación FAES, incluso ha llamado a un nuevo levantamiento contra los enemigos de España, que no son otros que los que no piensan como ellos, y frente a los cuales  han perdido unas elecciones que ya daban por ganadas. Y eso les ha cabreado mucho porque el PP necesita estar en el poder para  abastecer a sus incontables pesebres ahora bajo mínimos. Una España que, según él, “vive un momento dramático porque existe un riesgo cierto existencial para la continuidad de España como nación”. Y lo dice uno que, entre otras muchas cosas,  nos mintió y nos metió de cabeza en una guerra ilegal e injusta que causó miles de muertos inocentes, incluidas las víctimas del mayor atentado terrorista sufrido en España. Uno  que vendió las mejores, las más rentables empresas públicas a sus amiguetes, y gastó dos millones de euros de las arcas públicas para que le dieran la medalla de oro del Congreso de los EEUU.

Sin duda el mayor mérito del emérito, ha sido el saber rodearse de un  equipo sensacional, de un equipo muy bueno que, como no podía ser de otra manera, sacó  buena tajada por mantener en todos estos años un silencio cómplice. El emérito se dio cuenta de eso inmediatamente, como el ciego de Lázaro de Tormes,  cuando empezó a comer las uvas de dos en dos y su equipo callaba. 

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2 COMENTARIOS

  1. MUY INTERESANTE EL ARTÍCULO. ME HE PUESTO A VER AHORA EL VÍDEO DE SANTIAGO ARMESILLA Y MUY INTERESANTE TAMBIÉN. ME COME LA CURIOSIDAD POR SABER , NO YA LO QUE OCURRÍA HACE AÑOS, SI NO LO QUE ESTÁ PASANDO AHORA, CON NUESTROS ACTUALES GOBERNANTES Y NUESTRO ACTUAL MONARCA, QUE ESTÁ TAN BIEN «PREPARADO»…PERO ME TEMO, TENDREMOS QUE ESPERAR A QUE DENTRO DE UN MONTÓN DE AÑOS LA CIA DECIDA DESCLASIFICAR MÁS DOCUMENTOS.

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