Tan solo unas horas después de conocerse el cese de José María Hevia como presidente de la SGAE, se ha hecho público el nombre de la soprano y compositora Pilar Jurado (Madrid, 1968) como su sucesora en el cargo, al imponerse a los otros candidatos con 17 votos a favor, 12 en contra y una abstención.
Jurado, la primera mujer en estrenar una ópera en el Teatro Real (La página en blanco, en 2011), se ha convertido de este modo en la sexta persona en sentarse en el sillón principal de la SGAE en menos de ocho años, desde que la gestora de derechos de autor iniciase su caída libre (en desgracia) con la intervención de su sede por la Guardia Civil y el inicio del ‘Caso Saga’, que supuso la salida de su hasta entonces carismático presidente, Teddy Bautista, en 2011.
Pilar Jurado accede al cargo probablemente en el peor momento, hasta la fecha, de la historia de la entidad, a punto de ser intervenida por el Ministerio de Cultura. Quienes la conocen la definen como una mujer idealista, a quienes sus afines convencieron para dar este paso adelante necesitada la SGAE de gente nueva con espíritu fresco. De hecho, hace solo una semana reconocía a la prensa sentirse útil aunque sorprendida por los niveles de presión y un intrincado nudo de intereses que desconocía. “La SGAE es otro universo, yo estaba acostumbrada a lugares donde uno más uno son dos, pero aquí no es así”, reconocía.
“Jurado es la primera mujer que ha estrenado una ópera en el Teatro Real”
La compositora se estrena en el cargo en un momento especialmente delicado para la institución, con el ministro de Cultura, José Guirao, preparado para hacer efectiva la autorización de la Audiencia Nacional y nombrar un gestor interino constituido bajo la forma de una comisión, siguiendo lo que establece la ley. Dicha comisión, según han podido conocer algunos medios, podría estar constituida por el subsecretario de Cultura, Javier García Fernández, junto a la subsecretaria de Hacienda, María del Pilar Paneque, y un abogado mercantil externo. Una vez puesta en orden la regulación interna de la SGAE tal y como exige Cultura, la gestión de la entidad volvería a quedar en manos directas de sus socios. Sin duda es un trago amargo el que han servido hoy a Pilar Jurado.
