domingo, 28abril, 2024
17.7 C
Seville

¿Por qué parte de la clase trabajadora vota a la derecha?

Vicente Mateos Sainz de Medrano
Vicente Mateos Sainz de Medrano
Periodista y Doctor en Teoría de la Comunicación de Masas.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Seguro que en más de una ocasión habrá escuchado esta pregunta, o incluso reflexionado sobre ella, para comprender por qué un trabajador al que le cuesta o no llega a fin de mes con su sueldo, vota a partidos populistas, conservadores o, incluso, de extrema derecha. Hecho sorprendente desde un planteamiento ideológico de clase; pero real y significativo para el que se aportan explicaciones convencionales que no van a la raíz del fenómeno: individualismo rampante, falta de cultura política, apriorismos ideológicos, auge del nacionalismo identitario, tradición familiar o la supuesta difuminación de las diferencias entre izquierda y derecha: todos son iguales. Argumentos insuficientes ante una realidad que se mueve a velocidad luz por efecto de los cambios que procura la creciente mixtura social y cultural, y la acción conjunta de ciencia y tecnología que nos introducen, de hoz y coz, en un cambio civilizatorio que muchos ciudadanos no entienden y rechazan, porque subvierten los referentes éticos y morales con los han forjado su pensamiento y su vida. Ciudadanos que buscan la seguridad que ofrecen los mensajes simples y falaces en los que encuentran estabilidad y certidumbre basada en la tradición y el pasado: que no me toquen lo mío, en lo que he creído toda la vida, ni desvirtúen lo que soy ni me hagan dudar de quién soy.

Anhelo de retorno al pasado para el que las mentes pensantes de la izquierda,encerradas en sus postulados de clase, no aciertan a dar una explicación cegadas ante el hecho de que el cambio civilizatorio resulta inmanejable y asusta a un buen número de ciudadanos de toda condición, pues rompe los patrones clásicos de identidad, familia patriarcal y homogeneidad social y sexual. Como afirma la socióloga y escritora Eva Illouz: <<el populismo es también una reacción al feminismo y la construcción sexual>>. En éste sentido, los nuevos modelos de familia y de género, el empoderamiento de la mujer, el relativismo moral en las relaciones sociales, la globalización que difumina el concepto de nación y la progresiva secularización de la sociedad por la pérdida de influencia de los dogmas religiosos: estarían operando en la mente de estos votantes, por encima de su situación económica, al sentir que se resquebraja el mundo estable y homogéneo en el que han crecido y se han sentido seguros.

El efecto reactivo es el anhelo de vuelta a un orden social homogéneo y rígido dirigido por un poder fuerte con las ideas claras. Ya lo dijo Rajoy cuando llegó a la Moncloa: <<Voy a gobernar como Dios manda>>. De ahí que compren todo mensaje disruptivo y falaz o teoría de la conspiración, sin importar si por el camino se destruya el papel y función de las instituciones democráticas o se incumplen las leyes. Cualquier mentira es válida si sirve para esparcir miedo sobre el presente y el futuro y quebrar un sistema que incorpora inestabilidad, inseguridad y relativismo moral: no existe ninguna emergencia climática, las vacunas no protegen de enfermedades y solo sirven para controlarnos, la investigación científica nos lleva a la destrucción de la humanidad, las máquinas van a acabar dirigiendo nuestras vidas o, las más aberrantes, como que la guerra de Ucrania es un invento para meternos miedo.  Los extremos se tocan.

Populismo que la izquierda solo puede enfrentar con un discurso en positivo, empático y mucha pedagogía social, que tranquilice a estos sectores sociales en la ideade que el cambio civilizatorio no va contra nadie ni va a abolir el derecho de cada quién a pensar o vivir como quiera, mientras respete las leyes que permiten la convivencia social; pues su sentido es ampliar los derechos de las personas y colectivos que integran una sociedad cada vez más plural, multicultural y diversa. Como dijo Adolfo Suárez al llegar a la Moncloa: <<Voy a elevar a la categoría de normal lo que a nivel de calle es normal>>. Y tranquilizar a la ciudadanía con el mensaje nítido de que los avances tecno científicos solo amplían las capacidades humanas, no actúan ni vuelan por su cuenta ni nos van a sustituir en la forja de nuestro destino. Mensaje que, hoy, nadie dice ni propaga. ¿No es para pensarlo?

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído