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Primavera electoral (en memoria de mi madre que nació con ella)

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análisis

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Elecciones autonómicas y europeas a la vista. Esperemos que no tengamos también elecciones generales este año. En España estamos en campaña permanente. Los programas de los partidos no se cumplen, por lo que repiten sus propuestas una y otra vez, en algunos casos con cambios muy significativos. Todo ello en medio de un debate interminable sobre la amnistía, que tendrá que pasar por el Senado y por los tribunales, lo que provoca inestabilidad e incertidumbre.

Discúlpenme que haga un alto en el camino político, pero necesito echar la vista atrás. Fue un 21 de marzo, con la llegada de la primavera en Madrid, cuando nació mi madre. Han pasado 114 años de aquel acontecimiento y 29 desde que murió. Corría el año 1910. Nació junto al Palacio Real y murió junto al de los Deportes. Felisa, «tres veces López y un San Juan». Activa y entusiasta, con el gracejo especial de los madriles. Siento el cordón que me une a la época y al lugar. Mi aprecio por Madrid me viene de ella, nacida en la calle Bailén, gata, castiza y buena gente.

La primera vez que pudo votar fue el 19 de noviembre de 1933, en las elecciones generales a Cortes, precisamente las primeras en que las mujeres ejercieron el derecho al voto. Los partidos de centro-derecha y de derechas obtuvieron la mayoría, dando lugar al denominado bienio negro hasta 1936. La CEDA, representante de la derecha católica, que no había declarado su lealtad a la República, se convirtió en la minoría mayoritaria de las Cortes (23% de los votos). La izquierda republicana fue derrotada, así como los socialistas, que se habían presentado en solitario a las elecciones. La historia de España avanzaba hacia el cataclismo. Sufrió las consecuencias de la guerra y salió adelante en la posguerra con su trabajo. No siento que pasáramos hambre, pero la miseria era una realidad.

Volvamos al día de hoy; si pasan algunas horas o días, todo puede cambiar. Es de vértigo lo que ocurre con los acontecimientos. La convocatoria de elecciones catalanas para el 24 de Mayo ha pillado a muchos partidos con el pie cambiado, sin estrategias configuradas que tienen que componer en pocas semanas. Todo ello después de haberse celebrado elecciones en Galicia, con un resultado previsible: mayoría absoluta del PP.

La primera cita electoral arranca el próximo jueves 4 de abril por la noche y las urnas se pondrán en Euskadi el día 21 de ese mes. Tan solo cuatro días después, en la noche del 25 de abril, los partidos catalanes darán el pistoletazo de salida a la campaña electoral, en plena resaca de las vascas y, con toda seguridad, en medio de la negociación de pactos para decidir al nuevo lehendakari. Así, las elecciones catalanas se celebrarán el 12 de mayo. Y nadie duda de que el resultado en Cataluña dependerá de cómo marche la política en el ámbito nacional.

Y si estas citas fueran pocas, entre el 6 y el 9 de junio, más de 370 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para poder elegir a sus eurodiputados que, según explica el propio Parlamento Europeo, dan forma y deciden nuevas leyes que influyen en todos los aspectos de la vida en la Unión Europea. Pese a que las instituciones europeas guían nuestro día a día, protestas del campo en países como España, Francia o Italia, lo cierto es que las elecciones europeas no despiertan un gran interés. Entre las posibles causas estaría el agotamiento, pero también un conflicto latente entre euroescepticismo y pro europeísmo.  De hecho, los académicos las estudian como elecciones de segundo orden. Que las elecciones europeas interesan menos se refleja a la hora de votar: en 2019 se abstuvo cerca del 50% del censo: República Checa, Estonia, Hungría, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Bulgaria y Croacia. Y debería interesar más, cuando la tendencia al alza de la extrema derecha se está dejando notar en determinados países en los que nunca se había dado esa tendencia.

Solo cinco países han conseguido mantener a raya la abstención por debajo del 50% en todas las elecciones europeas: Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Italia y Malta. En los tres primeros existe una explicación muy evidente: el voto es obligatorio. Así, en Luxemburgo, la legislación prevé un castigo económico para los abstencionistas. Los belgas van incluso más allá, ya que los infractores pueden verse eliminados del censo. España, por su parte, fue el sexto país con la participación más alta en 2019.

La convocatoria de las elecciones catalanas ya se ha dejado notar en la política nacional.  El Ejecutivo de Pedro Sánchez renuncia a presentar los Presupuestos Generales de este año y trabaja para los de 2025. Todo ello en medio de la tramitación parlamentaria de la ley de amnistía, que pasa ahora al Senado, dominado por el PP; junto con un frente opositor constituido por las comunidades autónomas gobernadas por la derecha reaccionaria, que se están oponiendo a todo lo que propone el Gobierno y se niegan a poner en marcha determinaos proyectos que afectan a la construcción de viviendas sociales o a los precios de los alquileres. Dos gobiernos hay en España, el de la Nación, que representa a toda la ciudadanía e instituciones y el de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular y en coalición con Vox.

Es pronto para realizar predicciones, pero varios sondeos arrojan luz sobre la situación política que atraviesa en estos momentos Cataluña. Según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), considerado el CIS catalán, el Partido Socialista (PSC) es el mejor colocado. Los de Salvador Illa obtendrían entre 39 y 45 escaños, según el último barómetro del centro sociológico. En segunda posición aparece ERC, con una horquilla que va de los 29 a los 34 escaños. El bronce sería para los de Puigdemont, que se harían con entre 19 y 24 escaños. El Partido Popular (PP) experimentaría un gran ascenso, pasando de los tres diputados actuales a un intervalo de 12-17 y absorbiendo el voto de Ciudadanos (desaparecido) y Vox, que pasaría de los once a entre seis y nueve. Los comunes de Ada Colau también mejorarían sus resultados, ubicándose como quinta fuerza al pasar de los ocho actuales a la horquilla 10-14.

Los sondeos electorales sobre las elecciones autonómicas en el País Vasco del 21 de abril, apuntan a que el PNV sería el partido más votado, con un 34,4% de los votos y 27 escaños, con EH Bildu en segundo lugar, con 26 diputados y un 32,5% de los votos. De este modo, a pesar del crecimiento que experimentaría la formación de izquierda independentista y de que algunas encuestas sí hablan de ‘sorpasso’, no lograría aún superar al PNV, según el promedio de encuestas. De cumplirse este pronóstico, no habría cambios significativos. Aunque el PNV perdería cuatro escaños de los 31 que obtuvo en 2020 y Bildu crecería en cinco respecto a los 21 de las pasadas elecciones vascas, el PSE volvería a ser clave para alcanzar los 38 escaños que marcan la mayoría absoluta, merced a los 10 escaños y 14% de voto que les atribuye el promedio de encuestas (los mismos que en 2020).

Actualmente, los socialistas forman gobierno de coalición con el PNV desde 2016 y estarían dispuestos a prolongarla cuatro años más, manteniendo al mismo tiempo a los nacionalistas como socios preferentes en el Congreso de los Diputados. El portavoz de PNV en el Congreso, Aitor Esteban, cree que, ante las próximas elecciones vascas, lo lógico sería continuar con la coalición que comparten con los socialitas porque ha funcionado bien, aunque teme que el ruido madrileño invada la política vasca.

Nada es sencillo, todo es complicado; lo que iba a ser un balón de oxígeno para el Gobierno, con la esperada y sufrida aprobación de la ley de amnistía, se ha complicado con el adelanto electoral en Catalunya, que ha provocado la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado de 2023. Desde Moncloa tienen todas las esperanzas puestas en la candidatura del PSC que lidera Salvador Illa. Confían en que las elecciones determinen un cambio de ciclo político en Catalunya, que se pueda romper la mayoría independentista y que en definitiva Illa sea president de la Generalitat.

El Partido Popular ha vuelto a vaticinar que los días de Sánchez están contados. En referencia a la amnistía, Núñez Feijóo considera que esta será la primera ley de la legislatura y la última. Por su parte los grupos parlamentarios que sustentan al Ejecutivo de coalición, se comprometen con la estabilidad de la legislatura tras aprobar la amnistía aún sin presupuestos. ERC, EH Bildu y el PNV quitan trascendencia a la prórroga de las cuentas y se conminan a mantener la colaboración con el Ejecutivo de Sánchez tras el ciclo electoral de la primavera.

Para el Gobierno, los planes no han salido como estaban diseñados y la ley de amnistía no ha dado a luz todavía la garantía de una legislatura mínimamente sostenible, aunque sería deseable que tras las elecciones que se avecinan desemboquen en el fin de los conflictos, la estabilidad y la calma.

Es curioso como en mi familia hemos jugado con las fechas históricas. Mi padre murió un 20N (moría Franco), mi madre un 6 de diciembre (Día de la Constitución). Terminaba un régimen y se abría otro. Recuerdo su figura, esperando entrar en el Congreso de los Diputados por la puerta de invitados. Si podía no se perdía sesión. Disfrutó de forma entusiasta con la llegada de la democracia. Hoy no lo estaría tanto, sería crítica con la situación.

Qué tiempos cuando defendíamos que la democracia y el compromiso responsable eran valores y principios inalterables. Hoy el sistema hace aguas y la democracia al servicio de intereses partidistas parece alejarse de los intereses ciudadanos.

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