Dicen los gurús más inspirados que se repetirán las elecciones, aunque puntualizan y añaden que no será antes del mes de diciembre.
Ruge la masa enfervorizada y feliz, como si estuviéramos en un espectáculo del circo romano. La pelea del Oso contra el Tigre, del Coloso Blanco contra el Gigante Oscuro.
La pelea de Alcaraz contra Djokovic, las antiguas luchas de Fernando Alonso contra Vettel o Hamilton, no son nada en comparación con lo que sería la gran batalla.
ESTA NOCHE GRAN VELADA: la Mujer de Rojo contra El Perro.
Ambos son animales políticos excepcionales e increíblemente potentes.
No he visto a saltar naves en llamas en la puerta de Tannhauser excepto en el alma de Rutger Hauer en las últimas escenas de Blade Runner, pero sí he visto gente de talante razonable y larga tradición de tolerancia volverse loca de odio tanto contra Ayuso como contra Sánchez; en ambos lados.
Ninguno de los dos luchadores despierta tanto amor, levanta tanta pasión, como odio logra inspirar en el equipo contrario.
El equipo contrario. Aquí es como en el fútbol. Los míos son buenos y los que van contra los míos son malos. Siempre me sorprende un poco, no puedo evitarlo, que casi nadie advierta que todos somos simples seres humanos y no ángeles o demonios… Simples seres humanos.
Simples seres humanos a los que sin embargo les encantan el delirio del espectáculo salvaje como a los monos. De ahí venimos.
Ha sido muy interesante el hartazgo de la ciudadanía con el independentismo.
Lo que toca ahora es una lucha sin cuartel, una pelea en la que todo vale, porque la política es más salvaje aún que la lucha libre,. Para ver quien es capaz de pegar más fuerte, para ver si alguno de los dos contendientes es capaz de noquear y sacar del ring con un golpe definitivo a su rival del cuadrilátero.
¿El Perro? ¿La Mujer de Rojo?
STAY TUNED.
Muy pronto y en directo en las infinitas pantallas que en la actualidad nos rodean por todos lados, las infinitas pantallas de las que jamás ya nos separamos y colonizan nuestros bolsos y bolsillos…. Somos pocos ya los que a la hora de irse a dormir las apagamos todas, y simplemente descansamos y soñamos.
Personalmente no odio a ninguno de los contendientes, y admirarlos -que diría Dalí- mucho menos. Soy capaz de votar a cualquiera de los dos, o a ninguno, y en un par de días… hasta olvidarlo.
Tigre Tigre
