martes, 30abril, 2024
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REÍR A CARCAJADAS, mi primer libro publicado

Marta Campoamor
Marta Campoamor
Escritora.
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análisis

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La plaza mayor de León estaba a rebosar cuando tras subir las escaleras de acceso nos apostamos en la puerta de Casa Benito. El bullicio hacía presagiar algo especial, aunque reconozco que los nervios que atenazaban mi estómago en ese momento me anestesiaban por completo el entendimiento. El local estaba cerrado. Era demasiado pronto. Esperamos durante unos minutos hasta que escuchamos como el pestillo de la puerta de madera antigua se deslizaba en el interior. Más nervios. Eran las ocho de la tarde cuando las tres nos asomamos al interior en busca del dueño del bar más antiguo de la ciudad. Y es queCasa Benito no es un lugar cualquiera. Algunos dicen que es un templo de la Bohemia Leonesa en el que famosos y anónimos acostumbran a calentar el alma y arreglar el mundo en sus mesas largas de madera. Así que allí estaba yo, una más entre tantos.

Pronto apareció Chus. Nos llevó a la terraza y nos ayudó a colocar las mesas. El evento estaba programado para las ocho y media. Arancha y Jose llegaron los primeros y tras ellos un goteo incesante de familiares y amigos que me alegraron el alma y me llevaron de la mano a la excitación máxima. Los nervios se difuminaron. La fiesta había comenzado.

Tomamos posición y Elena comenzó a hablar. Lo hizo con tanta verdad y tanto cariño que por un momento me olvidé de lo feo, de lo difícil. Me olvidé de la sombra y del frio. Pronto tomó la palabra Noe. Habló con calma y firmeza. Parecía tranquila pero emocionada. Cuando terminó fue mi turno. Hablé sin vergüenzas y sin complejos de mi libro “Reír a carcajadas”, de lo bonito que ha sido escribirlo, de lo que cuenta, de porqué lo cuenta, de la importancia de reír a carcajadas y, todos se rieron conmigo.

La presentación del libro se convirtió en una fiesta en la que las emociones se desbordaron y el encuentro fue mucho más que eso. Firmé todos los libros con el boli de firmar que mis amigas me habían regalado para la ocasión y sentí que mis historias ya eran las suyas. Mi madre, principal fuente de inspiración, rio a carcajadas como hacía tiempo que no la veía hacer. Observé por el rabillo del ojo como mi padre se emocionaba y todos nuestros amigos con él al mismo tiempo. Pensé que no necesitaba nada más. Las palabras ya estaban en el viento, en el libro, en las manos de mis familiares y amigos y para siempre en sus estanterías.

Nunca esperé que tantas personas atravesarían aquella puerta. Nunca pensé en una emoción así; quiero decir compartida, y festejada por todos al unísono. No habría creído que escribir un libro y presentárselo a tus amigos, podría ser una fiesta tan íntima y poderosa.

Hoy después del atracón de abrazos y reencuentros me queda un regusto rico entre los dientes que, espero permanezca anclado para siempre y me lleve a reír a carcajadas cada vez que lo recuerde.

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