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“Si la atmósfera novelística está mal construida, el lector se verá expulsado y desechará la lectura”

Jordi Llobregat publica ‘No hay luz bajo la nieve’, donde una serie de crímenes en el Pirineo se entrelazan con la huida de los judíos de los nazis por estas montañas

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análisis

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El secreto de Vesalio le abrió en 2015 las puertas del proceloso universo literario, después de ser vendida a más de 40 países y traducida a 19 idiomas. Ahora, este escritor valenciano que dirige desde su creación Valencia Negra, festival internacional del género negro, vuelve con otra intriga ambientada en el Pirineo, donde el pasado tiene mucho que responder al presente de unos hechos en los que una serie de crímenes vuelve a poner a prueba las habilidades criminalísticas de la subinspectora de homicidios Álex Serra. No hay luz bajo la nieve, también publicada por Destino, promete una lectura absorbente, llena de tensión y buenos momentos agarrado al sofá orejero. ¿Qué más se puede pedir a un libro?

“Quería construir un personaje que tuviera un carácter poderoso, pero que, al mismo tiempo, su interior fuera frágil, voluble, incoherente”

 

Con El secreto de Vesalio comenzó en 2015 una carrera novelística donde el mimo del género negro más clásico tiene una recompensa en forma de numerosas traducciones y publicaciones a nivel internacional. ¿Es No hay luz bajo la nieve la constatación de que se siente bien en este tipo de narrativa y no prevé a corto o medio plazo otro tipo de aventuras literarias?

En realidad, mi objetivo es intentar construir la mejor historia posible, independientemente del género. Ahora mismo, este tipo de narrativa me hace sentir cómodo, me permite expresar lo que deseo y del modo que quiero, pero eso no descarta, más bien al contrario, que en un futuro pueda profundizar y experimentar en otro tipo de formatos, aunque no a corto plazo.

 

La montaña y el Pirineo como guardianes de un terrible secreto. ¿Qué protagonismo adquieren en su novela No hay luz bajo la nieve?

Tiene un papel fundamental. Por un lado, la montaña es el escenario en el cual transcurre la acción y, por otro, actúa como un personaje más que interviene durante el transcurso de la historia y determina, en algunos momentos, el comportamiento de los protagonistas.

 

Reconoce que la luz de esta novela germinó en su mente tras ver una foto antigua de un grupo de seminaristas. ¿Inspiración divina?

Jajaja. Es posible, aunque improbable, pues los pensamientos que me sugirió aquella imagen eran bastante pecaminosos. El grupo de jóvenes que aparecía en el retrato despertó en mi una gran curiosidad, hubiera querido conocerlos en persona y saber qué se traían entre manos, que no debía ser nada bueno.

 

¿Crear el clima en una novela negra es tan o más importante incluso que la propia trama?

El lector vive la narración como un viaje. Al abrir las páginas y empezar a leer se transporta a otro mundo, le envuelve y se deja seducir por él. La atmósfera de la historia, por tanto, se vuelve determinante. Si está mal construida, el lector se verá expulsado y desechará esa lectura.

 

La guerra, el horror nazi, la huida de los judíos… Y el diario de Raquel. ¿Qué importancia tienen en su novela cada una de estas aristas?

El diario de Raquel es el medio a través del cual narro uno de los sucesos más trágicos de la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de veinte mil judíos escaparon del horror nazi a través de las montañas, perseguidos por gendarmes, guardias civiles y, en un momento dado, por los mismos alemanes. Raquel es una niña que vive este horror y que terminará en un lugar inesperado que supondrá el principio de todo.

 

La subinspectora Alex Serra es de esos personajes de novela negra que atrapan al lector y piden más y más. ¿Con qué elementos jugó previamente para configurarla como eje central de su historia?

Quería construir un personaje que tuviera un carácter poderoso, que todo el mundo la reconociera por su fortaleza pero que, al mismo tiempo, su interior fuera frágil, voluble, incoherente…, es decir, como somos, más o menos, cada uno de nosotros. A la hora de definir su conflicto interno, no quería que Álex fuera el típico investigador con problemas con el alcohol, por lo que me decanté porque sufriera una afección muy actual y más común de lo que creemos pero, que es, al mismo tiempo, incomprendida: los ataques de pánico.

 

¿El best seller nace o se hace? ¿nace en la mente del escritor o lo hacen los lectores y el boca a boca?

Indiscutiblemente, lo eligen los lectores. Ellos son los que deciden, con su recomendación desinteresada, las novelas que terminan siendo las más vendidas.

 

Dirige el festival internacional de género negro Valencia Negra. ¿Juega con ventaja en este mundillo o todo lo contrario, le sirve para que los colegas pongan el foco crítico en sus novelas con más empeño?

No creo que ni lo uno ni lo otro. El respeto en el mundillo es bastante generalizado y lo cierto es que los colegas son siempre extremadamente generosos porque, al contrario de lo esperado viendo la sangre que corre por tanta página, son muy buena gente.

 

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