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Sunak, un xenófobo en Downing Street

Pulseras para inmigrantes, barcos cárceles y deportaciones a países del Tercer Mundo ponen en evidencia el Estado de derecho en Reino Unido

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Las políticas migratorias del primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, se endurecen por días. La última medida que prepara el Ejecutivo británico es una pulsera telemática para tener controlados a los extranjeros que no disponen de documentación en regla en el país. Inmigrantes tratados como delincuentes. La medida se une a otras como ese inmenso barco cárcel en el que se hacinan cientos de sin papeles. El Bibby Stockholm, el buque prisión de Reino Unido, recluye a las personas que solicitan asilo en el país. El barco se encuentra en el puerto de Portland, donde numerosos manifestantes protestan contra la prisión flotante.

Con todas estas iniciativas Sunak busca frenar la entrada de la inmigración en botes que cruzan el canal de la Mancha. Todo ello en un momento especialmente delicado para el primer ministro, con su popularidad por los suelos y sus programas económicos para la recuperación en entredicho. Sunak se está comportando de una manera mucho más dura que su predecesor, Boris Johnson, quizá porque cree que endureciendo las políticas migratorias, siendo más severo con los extranjeros, podrá recuperar la credibilidad perdida. El Brexit está ocasionando auténticos estragos en el país, que sufre las consecuencias de las políticas ultranacionalistas como escasez de trabajadores; desperdicio de alimento; desabastecimiento en supermercados; pérdida de clientes europeos; estancamiento del crecimiento económico; amento de los precios e inflación; menos intercambio de estudiantes y trabajadores cualificados; menos exportaciones pesqueras; y trabas burocráticas para artistas.

Por si fuera poco, el Gobierno de Rishi Sunak baraja deportar a migrantes solicitantes de asilo en Reino Unido a la isla de Ascensión, situada en mitad del océano Atlántico a unos 4.000 kilómetros de distancia de Londres y que tiene una población aproximada de 800 personas.

Así lo ha afirmado, en declaraciones a Times Radio que recoge el diario The Guardian, la responsable de la cartera de Seguridad del Ministerio del Interior, Sarah Dines, que busca alternativas a Ruanda después de que el Tribunal Supremo británico declarara ilegal el traslado de migrantes a este país africano.

“Estamos bastante seguros de que la opción de Ruanda es legal, así que nos estamos centrando en eso”, asegura, para añadir: “Pero, como cualquier Gobierno responsable, estamos contemplando medidas adicionales. Estamos estudiando todas las opciones para asegurarnos de que nuestra política funciona”.

El Ejecutivo liderado por Boris Johnson ya planteó el uso de la isla de Ascensión para deportar migrantes que soliciten asilo en Reino Unido, una opción que fue desestimada entonces por su alto coste.

La demagogia y el cinismo se han instalado en Downing Street. Mientras Sunak asegura que “hay que confrontar” el racismo, en relación con el escándalo del Palacio de Buckingham en el que una asistente presentó su dimisión después de protagonizar un episodio racista, sigue adelante con sus políticas xenófobas.

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