Yolanda sí se atreve con Puigdemont

Por poco no ha tenido que ocultarse la vicepresidenta en el maletero de un coche oficial para poder cruzar la frontera sin que se lo impidieran Gamarra y otros vigilantes de las esencias patrias, todos de un PP tan contaminado de Vox que ningún grupo decisivo quiere pactar con ellos, pero cuyo líder ha convencido al rey para que se la juegue por él, encargándole una investidura que solo puede fracasar o nacer envenenada con los votos de quienes decidan “cambiar de opinión”.

En España, siempre buscando alterar la voluntad popular para salvar, cuando llueve, los privilegios de unos pocos a los que llaman “seguridad” o “estabilidad” para todos, como el Adolfo Suárez que encargó en secreto la encuesta que le sirvió para saber, sólo él, que los españoles querían “República”, por lo que decidió mentir y manipular incluyendo al rey, sí o sí, en el referéndum sobre la “Reforma política” de 1976. Escriba “Adolfo Suárez Victoria Prego” en Internet y comprobará que no se trata de un fake.

Aquella encuesta es uno más de los hechos que demuestran lo muy difícil que resulta descubrir la verdad cuando está ocultan bajo grandes mentiras consensuadas por la mayoría de los que mandan. La prueba de ello es que la monarquía sigue vigente ¿resistirá si fracasa Feijóo? y que el gobierno actual sigue ocultando una encuesta decisiva de hace casi medio siglo con la excusa de una ley aprobada durante la dictadura que restauró la misma monarquía. Y eso, aunque haya grupos de personas que la reclamen: escriba “Adolfo Suarez encuesta Defensor” en Internet y comprobará que tampoco es un fake y sí, resistirá, aunque fracase Feijóo.

Cierro paréntesis histórico, abierto para intentar que Yolanda publique la encuesta porque ella puede y más ahora que va de valiente ¿resistirá en este caso?, y confieso que he recurrido a lo del maletero como metáfora porque, para poder reunirse con él, Yolanda ha tenido que cruzar las mismas fronteras para no fracasar como en 2016 y 2019, cuando hubo que repetir unas elecciones que, si fueran la lotería, deberían inhabilitar para los juegos de azar a los agraciados que no fueran capaces de ponerse de acuerdo con el reparto de premios. Con otras palabras, algo parecido leí en 2016 en una editorial de El País, ese Grupo PRISA que tanto altavoz prestó a quienes, desde dentro del PSOE, intentaron acabar con Pedro Sánchez, pero que también, y durante tantas décadas, fue cómplice por ocultación de las corrupciones del rey anterior, que muchos escuchamos a Iñaki Gabilondo en una de sus últimas “mañanas” de La SER (que manía de abrir paréntesis con el pasado, pero es porque no están cerrados).

Extrañas fronteras, las mismas para los dos protagonistas de hoy, pero con resultados tan distintos. Para él, sin duda bien asesorado, cruzarlas fue una decisión que, a riesgo de que un lustro después lo sigan acusando de cobarde, le permitió convertirse en europarlamentario en lugar de habitar las cárceles de un Reino al que no quería seguir perteneciendo, la misma consigna que animó a la coalición vencedora de 2015 en Catalunya a convocar el referéndum que había prometido a sus votantes. Para ella, en cambio, viajar a Bruselas ha sido lo mismo que a cualquier otro lugar de España, si no fuera por el detalle de tener que pisar el mismo suelo que él pisa porque le permite moverse con libertad.

Como todo en política, resulta inútil especular sobre el resultado del encuentro entre Yolanda y Carles, pero no cabe duda de que ambos han sido atrevidos y generosos, pues no es poca cosa reunirse el día anterior al que desde hace varios Puigdemont señaló para anunciar las condiciones que pueden decidir el próximo gobierno de España.

Aunque tampoco podemos descartar que ambos dos estén jugando con dos barajas y por el mismo precio hayan decidido preparar, sobre todo Yolanda, sus respectivas candidaturas por si hay que repetir, por tercera vez consecutiva, las elecciones generales. ¿Quién podría negarles ese derecho?