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Andalucía, “soy gitan@”

Joaquín Francisco Castillo Eslava
Joaquín Francisco Castillo Eslava
Profesor de secundaria y doctor en Economía asociado a la UCA.
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análisis

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El pueblo gitano, también conocido como la etnia gitana, ha sido históricamente uno de los grupos más marginados y excluidos en la sociedad andaluza y española en general. A lo largo de los años, han sufrido discriminación, exclusión social y pobreza, lo que ha contribuido a perpetuar su situación de desigualdad y marginación.

Una de las principales razones por las que el pueblo gitano sufre más desigualdad, exclusión y marginalidad social en Andalucía es la discriminación y estigmatización a la que han sido sometidos a lo largo de la historia. La falta de conocimiento y comprensión sobre su cultura y tradiciones ha llevado a prejuicios y estereotipos que han dificultado su integración en la sociedad. Esto se traduce en dificultades para acceder a la educación, el empleo y los servicios sociales, lo que perpetúa su situación de desigualdad.

Para ponernos en contexto, veamos algunos datos socioeconómicos sobre el pueblo gitano según la Fundación Secretariado Gitano, con colaboración tanto de los Ministerios españoles como de instituciones competentes vinculados con la Unión Europea: la tasa de paro es del 52% (más de 3 veces la de la población general), más del 70% son desempleados de larga duración, y más del 35% lleva más de 4 años de paro, el 92% de las personas gitanas está en riesgo de pobreza según la tasa arope, y el 46% de los hogares en situación de pobreza extrema, la tasa de analfabetismo son del 14% mujeres y del 6% hombre (frente al 2% de la población general), el 63 % de los jóvenes entre 16 y 29 años pertenecen a la generación NINIs (es decir, ni estudian ni trabajan), el 39% de las personas gitanas sienten haber sido discriminadas en el último año (y el 53% en concreto en las entrevistas de trabajo), y, por último, la tasa de pobreza infantil es del 89%(frente a un 31% de pobreza infantil en la población general). Y, entre palmas y palmas, podríamos seguir con indicadores socioeconómicos tristes y que parecer ser que ninguna institución quiera asumir.

Estos datos, visibiliza una falta de oportunidades laborales y de formación adecuada que contribuye a la marginalización del pueblo gitano en Andalucía. Asimismo, muchos de ellos y de ellas se ven obligados a trabajar en el sector informal o en condiciones precarias, lo que dificulta su acceso al mercado laboral formal y a empleos dignos. La discriminación en el ámbito laboral también es una realidad para muchos gitanos, lo que limita sus posibilidades de mejorar su situación económica y social.

Otra de las razones que explican la desigualdad y exclusión social del pueblo gitano en Andalucía es la falta de políticas y programas específicos para abordar sus necesidades y problemáticas. A menudo, las políticas públicas no tienen en cuenta la realidad y las particularidades de este grupo étnico, lo que dificulta su integración social y laboral. Además, la falta de recursos y de apoyo institucional también dificulta el acceso de los gitanos a servicios básicos como vivienda, sanidad, servicios sociales y la educación, entre otros.

En este sentido, para mejorar la situación de desigualdad y marginalidad del pueblo gitano en Andalucía, es fundamental implementar políticas socioeconómicas y programas de inclusión social que tengan en cuenta sus necesidades y, sobre todo, sus particularidades. Algunas de las medidas que podrían ayudar a reducir la exclusión y la pobreza de este grupo étnico son las siguientes: promover la educación y la formación profesional entre la población gitana, facilitando el acceso a la educación y fomentando la formación en habilidades y competencias que les permitan acceder al mercado laboral; impulsar programas de empleo y formación específicos para el pueblo gitano, que favorezcan su integración en el mercado laboral y promuevan la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral; fomentar la sensibilización y el respeto hacia la cultura y las tradiciones gitanas, para combatir estereotipos y prejuicios que contribuyen a la exclusión social de este grupo étnico; garantizar el acceso a servicios básicos como la vivienda, la sanidad y la educación, eliminando las barreras y obstáculos que dificultan su acceso para la población gitana; promover la participación y el empoderamiento de la comunidad gitana en la toma de decisiones y en la elaboración de políticas públicas que les afecten directamente.

Sin embargo, además, de promover políticas específicas para que ellos y ellas se integren perfectamente en la sociedad andaluza es imprescindible que se incorporen en el movimiento andalucista. Ellos y ellas forman parte integral de la sociedad andaluza y tiene una rica historia y cultura que enriquece la identidad de Andalucía.

El pueblo gitano ha estado presente en la región durante siglos y ha contribuido de forma significativa a su diversidad cultural. Excluir a este grupo de cualquier movimiento que busque promover la identidad, la conciencia y la igualdad andaluza sería ignorar una parte importante de la población y negar su contribución a la sociedad.

En esta línea, el pueblo gitano ha enfrentado históricamente la discriminación y la marginalización, por lo que incluirlos en el movimiento andalucista sería un acto de justicia social y solidaridad. Por ello, dar voz y visibilidad a esta comunidad en un movimiento que busca promover la identidad andaluza contribuiría a la inclusión y la igualdad de derechos para todos los grupos étnicos y razas que conviven en la nación andaluza.

Así que, incluir al pueblo gitano en el andalucismo es una cuestión de justicia; y es un paso importante hacia la construcción de una sociedad más inclusiva y respetuosa con la pluralidad de identidades que conforman Andalucía. De esta manera, valoremos su identidad cultural y trabajemos para promover la igualdad de derechos y oportunidades para todos los ciudadanos y ciudadanas, incluidos la etnia gitana.

En conclusión, el pueblo gitano es uno de los grupos más afectados por la desigualdad, la exclusión y la marginalidad social en Andalucía, debido a la discriminación, la falta de oportunidades laborales y de formación, así como a la ausencia de políticas públicas específicas que aborden sus necesidades. Para mejorar su situación, es fundamental implementar políticas socioeconómicas que promuevan la igualdad de oportunidades; la inclusión social y el respeto hacia su cultura y tradiciones; y empoderarla en el andalucismo. Solo a través de un enfoque integral y multidimensional se podrá combatir la desigualdad y mejorar la calidad de vida de la comunidad gitana en Andalucía.

No nos olvidemos que su música, baile y artesanía forman parte del trimilenario patrimonio cultural andaluz. Por tanto, y parafraseando a Camarón de la Isla: “soy gitano y vengo a por ti Andalucía, a partirme la camisa, la camisita que tengo…”

Por cierto, aquellos y aquellas que piensen que la etnia gitana es gente maleante y floja me gustaría presentarles a mis alumnos y alumnas, tanto de la universidad como del instituto, ya que no he visto gente más competente, hermosas y con afán que mostrarle al mundo sus ganas de cambiarlo. Y para referencia en este tema, Pastora Filigrana.

Y no sólo le aplaudamos a golpe de sus “quejidos” que soplan en cada tablao andaluz, vestidos de infinitos lunares; y, revindiquemos, juntos con ellos y ellas, bajo el amparo de la luz andalucista, cada “quejido” que asome en sus tristes indicadores socioeconómicos…

X la revolución de los desiguales…

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