Está claro que hay un movimiento, y ya desde varios epicentros, contra Checo Pérez y su continuidad en Red.
Naturalmente EL ÁNGEL INSPIRADOR del movimiento es Max Verstappen, que en cuanto se hizo público que Daniel Ricciardo iba a conducir uno de los coches de la segunda escudería Red Bull, Alpha Tauri, se apresuró a explicar a los medios que echaba de menos a su muy querido compañero Ricciardo. Ricciardo, que fue el tipo que le quitó para siempre la posibilidad de ser el piloto más joven de la historia en haber conseguido una pole position, porque en ese gran premio la consiguió el propio Ricciardo por milésimas.
Lo único que tiene en contra Verstappen de Checo es que él sabe perfectamente que le debe su primer mundial; y no le gusta que sea así; le pone enfermo pensar en eso.
Una escudería puede manipular uno de sus coches por un motivo o por otro, para que destaque el piloto favorito o porque no les gusta que sea de determinada nacionalidad alguno de sus pilotos. Y aunque eso no significa que le pongan una chincheta en la rueda basta con que le traten con un poco menos de mimo para que pueda perder una décima de segundo…
A Checo en Red Bull le están tratando con muy poco mimo.
Y el propio Checo no puede evitar sentirse preocupado y demasiado presionado.
Nada más comenzar los libres uno en Hungría ya se había salido de pista.
Alegría de Ricciardo. Sonrisa sardónica de Max Verstappen. Ceño cada vez más fruncido de lo oscuro doctor Marko.
Pero a la F1 no le conviene en absoluto que Checo Pérez deje la máxima categoría.
La hinchada hispanoamericana, me atrevo a decir, es la mejor del mundo y es numerosísima. Incluso aunque esté dividida en los que están a favor de Checo y los que le «jatean», porque esa misma división es buena para el espectáculo, porque es vida y es acción y es batalla.
A la Fórmula 1, a Liberty, no le interesa en absoluto que bajen a CHECO de su Red Bull.
Lo que le interesaría a la F1 y a Liberty Media sería que los Red Bull se hundieran estrepitosamente en la segunda mitad de la temporada, que Checo ganase al menos una o dos veces a Max, y que el duelo final del año fuese entre Alonso y Hamilton.
Ese sería el guión perfecto, y aquí lo dejamos escrito. Ya veremos si los manipuladores de las marionetas, los dueños económicos del negocio, tienen tanto poder como se creen para así orquestarlo.
Tigre Tigre
