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Atrevernos a “no saber” 

Joan Martí
Joan Martí
Licenciado en filosofía por la Universidad de Barcelona.
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análisis

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Nuestra estructura conceptual juega un papel fundamental en nuestra práctica de dar y pedir razones, ya que da cuenta de la naturaleza social de la cognición humana. Esto implica que, por un lado, hemos aprendido a dar razones y, por otro, pedimos razones para interpretar el contenido que se oculta detrás de una afirmación. Las razones que damos determinan la manera en la que hablamos sobre la realidad y, por tanto, para que esto tenga sentido, es necesario que sepamos usar los conceptos de manera adecuada. Si no se qué cuenta como una razón, ¿qué sentido tiene pedirla? 

Los humanos tendemos, por defecto, a tomar posiciones sobre cualquier tema en disputa; y en buscar la confirmación de la posición que hemos tomado. Esto significa que, cuando nos enfrentamos a un tema controvertido, preferimos encontrar pruebas y datos que confirmen la posición que hemos adoptado, en lugar de buscar información que pueda mostrar un camino nuevo y más certero.

La coherencia se valora infinitamente más que la humilde búsqueda de la verdad: toleramos especialmente mal la incertidumbre. Frente a una disyuntiva, creer firmemente en una de las opciones es la actitud natural humana; por ende, preferimos creer en aquello que nos es más cómodo. Y para ello, necesitamos un orden y una coherencia: una teoría que explique todo lo inexplicable. 

Pocos responden «no lo sé» de manera sincera, cuando realmente no conocen la respuesta; la gran mayoría, empujados así por la arrogancia del «yo lo sé» y el “sesgo de la confirmación” de solo procesar aquellas evidencias que apoyen a nuestras creencias y prejuicios. Sin embargo, la actitud de «abrazar el conflicto» ayuda a comprender mejor un tema y a llegar a conclusiones más precisas.

En cambio, el «no saber» es una actitud crítica: que no busca la inacción, sino una forma diferente de pensar los acontecimientos futuros y los posibles riesgos que surgirán; se trata de un cambio completo de perspectiva.

Interrogar a la política, la ciencia, la sociedad desde un «no saber»; y no partir del clásico «los políticos lo están haciendo mal», ni de «los científicos tienen todas las respuestas». Es importante no confundir esta actitud vital con un escepticismo cínico, o con una invitación a un posmoderno «fin de los relatos», que ve la ciencia como una moda más.

Aunque parezca un ataque frontal al sapere aude de la ilustración, en realidad, es un paso necesario para realmente atrevernos a saber; hemos de dar el paso de atrevernos a “no saber”, a dar el paso radical de considerar que todas nuestras creencias y suposiciones podrían estar radicalmente equivocadas.

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