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Dejen de mentir

Miguel Ángel Cerdán
Miguel Ángel Cerdán
Licenciado en Historia. Profesor de Secundaria en la enseñanza pública. Articulista en diversos medios digitales e impresos de la Comunidad Valenciana.
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análisis

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Antes de convertirse en presidente del Gobierno el señor Pedro Sánchez prometió que, en caso de ganar su partido, se gastaría el 5 % del PIB español en Educación. Podemos hizo otro tanto. Tampoco era gran cosa; al fin y al cabo el 5 % del PIB en Educación es lo que dedican por término medio los distintos países que conforman la Unión Europea. Pues bien, alcanzado el poder, podemos ver como en los memorándums enviados a Bruselas, el gobierno del PSOE y Podemos presidido por el señor Sánchez, hace una previsión de un gasto del 4 % del PIB en Educación en el año 2024. Sigue exactamente la misma senda que los gobiernos del señor Rajoy y del PP, que en sus sucesivos planes enviados a la Comisión Europea, contemplaban el mismo gasto educativo, un 4 %, en relación al PIB español.

Bien, ésta ha sido la constante: durante al menos los últimos 20 años España siempre ha realizado una inversión en Educación muy inferior a la media europea. En concreto, un 20 %. Y si nos comparamos con Finlandia, que invierte un 7 % de su PIB en Educación, la inversión es un 75 % inferior. A pesar de esto, y a pesar de partir de unas cifras muy superiores a la media de la UE en analfabetismo funcional y en escasez de graduados universitarios, hoy nuestras cifras y nuestros resultados pueden equiparse a buena parte de Europa. En el famoso Informe PISA por ejemplo, las competencias de nuestros estudiantes son equiparables a las que muestran Francia o Alemania, y se sitúan por encima de Italia en varios aspectos. Incluso hay comunidades autónomas en nuestro país, como por ejemplo Castilla y León, que no desmerecen de la misma Finlandia. Esto, digámoslo claramente, se debe al magnífico profesorado español, un profesorado que ha conseguido con muchos menos mucho más de lo que cabría esperar con el raquítico y triste presupuesto educativo de España. Sí, el estupendo profesorado español, sí, ese mismo que es sistemáticamente vilipendiado cuando no insultado directamente por la casta política, económica y mediática.

Esa casta política y económica se ha sacado un último conejo de la chistera para disimular sus vergüenzas. Ayudada por la nefasta secta de los psicopedagogos de salón y otros desertores de la tiza, se ha presentado una nueva Ley Educativa. Es la cuarta o quinta que padecemos en los últimos 20 años. Y no tiene otro objetivo que disimular la falta de gasto e inversiones, presentando una especie de pensamiento mágico que oculte la realidad y que, como siempre, centre en el profesorado español, y no en las elevadísimas ratios, unos edificios que se caen a cachos, la nula apuesta por la FP, etc, los problemas educativos que padecemos. No inviertan si quieren, pero no mientan. Y muestren respeto por aquellos que están al pie del cañón. Y a ser posible dejen en paz y dejen trabajar a los profesores españoles.

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1 COMENTARIO

  1. Es más, que dejen salir a los chicos de las aulas para enseñarles el mundo antes de que los gobernantes acaben con él. Nada que no se pueda ver en la naturaleza tiene la menor importancia a nivel didáctico, si está todo sin aclarar en cuanto al medio que hace posible la vida humana, y contra esto es que hay que volcar toda sabiduría, enseñanza y esfuerzo. A los niños no se lo dejamos nada fácil, y no será de mucha utilidad que sepan encontrar en un mapa las capitales sumerxidas de nueva York o la Coruña. No necesitamos darles tanto dinero como alguna oportunidad de sobrevivir al desastre que heredarán de sus padres.

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