El Partido Popular español tiene una mancha de origen respecto a sus homólogos europeos, y es que fue fundado por un ministro de Franco, Manuel Fraga. Aun así, había hecho pasos para desatarse de su pasado y entrar dentro de cierto consenso básico alrededor de la dictadura, como por ejemplo que cometió atrocidades y que sus víctimas necesitaban una reparación. Así, el 21 de noviembre del 2002, el PP votó a favor en el Congreso de una proposición, no de ley, que incluía una condena implícita del franquismo y se mostró a favor de la apertura de fosas y la identificación de víctimas de la represión franquista.
Es cierto que posteriormente ha votado muchas veces en contra de condenar el régimen de Franco, y también de las diferentes leyes de memoria, pero también es cierto que cuando alguno de sus miembros ha elogiado el franquismo se ha desmarcado. Ahora, a causa de los pactos con Vox, el PP hace pasos atrás y asume las tesis de la extrema derecha. Ambos han aprobado leyes de memoria (de concordia, dicen) en el País Valenciano y en Castilla y León. En este último caso es más llamativo porque la nueva ley rectifica una que aprobó el PP en solitario el 2018, y, por tanto, sirve para ver hasta donde llega la influencia de Vox en esa comunidad.
Se trata de blanquear el franquismo aduciendo que no hay un consenso historiográfico (cosa que es falsa porque el consenso existe), que no hubo buenos y malos y las responsabilidades de lo sucedido se tienen que repartir entre ambos bandos. Si se mira más allá se ve que hay una intención concreta de proteger los verdugos y criminales franquistas, puesto que la ley prohíbe la difusión pública de imágenes, documentos o cualquier otro material que pueda revelar la identidad de las personas involucradas en el proceso de recuperación.
O sea, de lo que se trata es de enterrar las víctimas bajo las espesas capas de silencio en que han vivido hasta hace poco, y proteger el buen nombre de aquellas familias que estuvieron ligadas al régimen o colaboraron en sus maldades. En realidad, no estamos ante leyes de concordia, sino todo el contrario: son leyes que quieren acabar de hundir a uno de los bandos, el perdedor concretamente, que lleva décadas luchando para recuperar la memoria y la dignidad de sus víctimas.
En una segunda fase, se entrevé cambiar el discurso de la dictadura a la enseñanza y ejercer la censura sobre aquellas obras que puedan reabrir heridas, según su manera de ver. Estos casos de censura, de obras de teatro, por ejemplo, ya se han dado en algunos municipios de la mano de Vox. Que la extrema derecha defienda el franquismo no es novedad. Pero sí que lo es que un partido de centroderecha llamado demócrata se pliegue a las exigencias de Vox y quiera sacar hierro a un régimen como el franquista, que fue aliado de Hitler y Mussolini. Núñez Feijóo debiera parar esta deriva antes de que sea tarde y el PP acabe colonizado por Vox.
¿Qué piensan ustedes, amables lectores? Núñez Feijóo y el PP cerraron acuerdos con Vox para así tener la mayoría parlamentaria en varias comunidades y obtener el gobierno. En bastantes de ellas no fueron la fuerza más votada, cosa que no les importó en absoluto. Digo esto por que luego exigían gobernar España por ser los más votados. Esto último todavía no lo han superado, aunque el líder popular declarara desde la propia tribuna del Congreso que el no sería presidente porque no quería.
Vox es un apéndice del PP, es una escisión. El PP es un partido fundado por franquistas y actualmente está en manos de neo-franquistas.
La corrupción es consustancial al PP. Si lo hecho por el PP como partido, lo hubiese realizado Bildú, este última estaría ilegalizado y todos sus dirigentes en presidio.
Y se atreven denominar al reino boubónico de España, democracia; cuando está prohibido elegir al Jefe del Estado, y éste está por encima de la ley. Lo efectuado por el Borbón Viejo, lo hubiera realizado cualquier otro ciudadano, éste estaría en la cárcel y no paseándose por el Mundo con nuestros impuestos; seria bueno conocer cuanto cuesta su protección a los españoles, y donde tiene oculta la fortuna que atesoró con mañas fraudulentas.
Llamar democracia al reino boubónico de España es como llamar «ave del paraíso» a un buitre.
El PP, de mayor, quiere ser Vox. Y sus votantes están encantados.