domingo, 28abril, 2024
10.5 C
Seville

El síndrome del mentiroso

El final de un mitómano es la justicia social de la comunidad en la que vive y donde ejercita su patología

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Es posible encontrar entre nuestros grupos humanos a personas que acostumbran a contar mentiras con frecuencia. A veces las detectamos y a veces no, pero en su repertorio surgen historias que nos hacen pensar puesto que no encajan.  Esto en realidad es una patología que amen de llamarla síndrome del mentiroso también se llama mitomanía. Y por definición engloba a todas estas personas que han convertido su vida en una pseudofantasía. 

Etimológicamente esta palabra proviene del griego y significa ficción, historia fantástica vestida de un comportamiento compulsivo y caprichoso. Quienes la padecen son individuos que suelen mentir constantemente con objeto de lograr ciertos beneficios. Uno de ellos es distraer de ciertas cuestiones que no desea que se sepan, otro es llamar la atención, etc.  Este problema enmascara otros como la ansiedad, la baja autoestima, dificultades para conseguir las cosas por las buenas u otros. 

Para detectar a uno de estos solo hay que tener en cuenta cuatro indicadores que voy a relatar: 1) cuando se les descubre en lugar de demostrar lo que dicen, cambian de tema con rapidez y regalan halagos para distraer. 2) la tendencia a mentir es duradera y oculta alguna perturbación en la personalidad. 3) las historias falsas siempre benefician al mentiroso y perjudican a otra persona. 4) toda historia falsa si se la compara con una verdadera ofrece diferencias palpables que nos pueden ayudar a discernir. 

Dicho esto es importante reflejar que con el tiempo el mitómano se toma sus historias como falsos recuerdos por lo que termina creyendo que todo lo que cuenta es verdad hasta el punto de ofenderse ante las dudas de los demás. Y eso convierte a la mitomanía en algo altamente adictivo. Pero esto tiene más problemas aunque en este caso para los receptores de los mitómanos. Por ejemplo si una mentira se repite muchas veces, socialmente se toma como verdad (es una ley de propaganda nazi).

Además si la mentira se construye para personas con problemas de estima también se tomará como verdad. No obstante son consecuencias temporales porque la mentira siempre se descubre. La prolongación en el tiempo la expone a personas críticas que siempre los detectan. Y desde entonces los mitómanos son castigados socialmente, por lo que su fantasía no es permanente. El final de un mentiroso es la justicia social y el rechazo de los demás.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído