El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha asegurado que la decisión de la Comisión Europea supone aspectos «altamente lesivos» para la pesca española, y que el Gobierno va a interponer el recurso, porque asume la defensa de los intereses del conjunto del sector.
En sendas respuestas parlamentarias a preguntas del Partido Popular (PP) y del Bloque Nacionalista Galego (BNG) sobre la posición del Gobierno ante el citado reglamento comunitario, Planas ha señalado que, por supuesto, el Gobierno de España comparte el objetivo de la conservación y protección de los ecosistemas marinos vulnerables, pero tiene que tratarse de una medida «proporcionada», de acuerdo a los preceptos de la Política Pesquera Común, es decir, que sea equilibrada desde el punto de vista económico, social y medioambiental.
En este sentido, Planas ha remarcado que este acto de ejecución no tiene en cuenta toda la información científica disponible actualizada, ni se ha realizado con una evaluación de impacto socioeconómico.
Además, contiene errores en la batimetría, porque la prohibición de pesca se marca para profundidades de entre 400 y 800 metros y hay algunas zonas que no llegan a ella y otras que son superiores. El ministro ha informado de que el Gobierno está en contacto con la Comisión para que aclare los términos de aplicación de un reglamento que es muy complejo.
«Tengan por seguro», ha añadido el ministro, que «el Gobierno va a hacer todo cuanto esté en nuestra mano» para evitar los efectos de esta decisión de la Comisión Europea. Planas ha asegurado que todas estas acciones las hace el Gobierno en colaboración con el sector y las comunidades autónomas.
Ley de la cadena
En respuesta a otra pregunta parlamentaria del PNV sobre la aplicación de la ley de la cadena, que entró en vigor el pasado mes de diciembre, el ministro ha asegurado que ya se ha conseguido un «impacto positivo» porque a diferencia de otras situaciones de crisis en las que toda la repercusión cayó sobre el eslabón más débil, los agricultores y ganaderos, «en esta ocasión hay un reparto más equilibrado entre todos los eslabones«.
«Los plenos efectos de la ley no se pueden lograr en 9 meses, pero estamos avanzando y está dando sus primeros resultados». Entre estos avances ha citado el alza sustantiva de las retribuciones de los ganaderos de leche en el último año, un sector que es el más vulnerable a los efectos de la crisis por el encarecimiento de los costes de producción y que por ello ha tenido prioridad en las medidas de apoyo puestas en marcha con el Gobierno, con una línea de ayudas de Estado de 169 millones de euros.
Planas ha explicado que el ministerio trabaja en el desarrollo de la ley, y así en 2023 entrará en funcionamiento el registro electrónico de contratos agroalimentarios, y se avanza con las organizaciones del sector y las comunidades autónomas en la elaboración de índices de costes. También ha resaltado la labor de control e inspección de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA).
Voy a hacer una «intro» semejante a la del filme » El sastre de la mafia», que he visto hace un par de semanas. La que aprovecho para promocionar a modo de «spoiler» por su enfoque teatral y genuino.
La tijera de un buen sastre recorta casi al milímetro ajustando la pieza a un predeterminado tallaje anteriormente previsto. Lo hace con la soltura que proporciona un correcto aprendizaje y una experiencia satisfactoria, y que con respecto a la labor de otros profesionales sólo le asistirá en una mayor satisfacción y algo más de tiempo. Pero al final todos esos sastres y tijeras hacen su trabajo; el de recortar todo aquello que sobra a la prenda que antes concienzudamente han diseñado. Y en fin tenemos la prenda que no necesitamos para este tiempo atmosférico, sin que nos regalen al menos un chuvasquero para – por lo menos – preservar ese traje que nos han impuesto y puesto en mitad del vendaval.
El diseño y la técnica empleada son las mismas de siempre: Imposición desde la extranjería; la fingida pataleta de los que se supone están para defender estas acciones casi siempre unilaterales sin contar ni con diós; representación escénica de alguna supuesta negociación «in second round»… bla bla bla– Todo para de este modo enfriar tu lógica reacción en contra de estas medidas tomadas.
Con la que está cayendo.
Echando la vista atrás recuerdo ver a la flota pesquera más potente del mundo ir amarrando en puertos gallegos a la vuelta de sus temporadas de captura según la actividad y las especies. La llegada de los barcos del Gran Sol atrayendo hacia las rías las bandadas de jurel. Recuerdo también que era hasta peligroso amarrar en puertos escoceses e irlandeses por la tiña que nos tenían, pero ahora son ellos y siquiera nos vemos como para amablemente saludarnos al modo céltico.
Bah…! Só son lembranzas.
Mar del norte y Gran Sol; Canadá o Groenlandia en el atlántico norte; al sur Mauritania o Namibia… Ahora la Unión administra los caladeros y la cota de explotación que antes negociaron armadores gallegos con un pago miserable y sin contraprestación alguna y pescamos con caña en los muelles. Si nos dejan, porque existen consorcios que a modo de Juntas del puerto restringen la entrada como si ellos fuesen dueños del mar y de sus costas, pero de costas a nosotros en un mar de injusticias.
Vaia..! Doutra volta púxenme morriñoso.
Mientras, los de Bruxelas ( Brujillas – muy putas ellas- en español), por sus matrículas de honor y su amplia experiencia con los cabestrantes, deciden lo que es necesario a la vez que ponen dinero para seguir los desplazamientos migratorios o las corrientes marinas que siguen las bandadas en un claro ejercicio de injurioso contrasentido, que también nos apunta hacia la idea que por conciencia ecológica o por preservación de las especies nunca será.
Que supone el momento justo en el que dejas de lloriquear y te cagas en las putas de sus madres.
La «peli» acaba con violencia, claro.
Ende.