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Feijóo prefiere a Pedro Sánchez

No sería descartable que el candidato del Partido Popular proponga una legislatura con un gran acuerdo de gobierno con el PSOE

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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En otoño de 2021 prácticamente coincidieron en el tiempo dos importantes acontecimientos de los dos grandes partidos políticos de España. Entre el 27 de septiembre y el 3 de octubre se celebró la Convención Nacional del Partido Popular. Entre el 15 y el 17 de octubre, el 40 Congreso del Partido Socialista Obrero Español. En los dos eventos, además de los líderes, tuvieron una importancia capital los expresidentes del gobierno José María Aznar, Felipe González, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.

A mediados del mes de septiembre de 2021 llegó a la redacción de Diario16 una información de fuentes cercanas tanto al PP como al PSOE, información que no pudo ser contrastada ni en Ferraz ni en Génova.

En concreto, nuestras fuentes señalaban que en el mes de julio de 2021 se inició una operación política de alto nivel, presuntamente liderada por Felipe González y José María Aznar, en la que se gestaba un gran acuerdo político entre el PSOE y el PP de cara a las elecciones de 2023 para trabajar una legislatura basa en la gestión cimentada en las bases utilizadas en los gobiernos de «gran coalición» de Centroeuropa.

Según las mismas fuentes, en las semanas previas a los dos eventos de los grandes partidos, una hoja de ruta de ese proyecto y un borrador de un primer programa de gobierno fue presuntamente presentado por separado a Pablo Casado y a Pedro Sánchez, quienes no pusieron ningún inconveniente.

Los mensajes lanzados durante la Convención Nacional del PP y el Congreso del PSOE, donde se apostó por una mayor moderación tras la crispación de la pandemia, parecían indicar que la información recibida iba por buena dirección.

Tenemos que ofrecer cuatro años de esfuerzo y de entrega del mejor Partido Popular, no cuatro años de un PP que, simplemente, evita que gobiernen otros. Eso serían cuatro años perdidos […] Hay que tender puentes. Todos los que sean necesarios y más. No para marcharnos a ninguna parte, sino para que venga todo el que quiera hacer crecer nuestro proyecto para España y para sacar adelante el futuro de nuestro país […] la centralidad no se gana a costa del proyecto sino gracias a él. Nosotros no tenemos que ir al asalto de nada, tenemos que ir al encuentro de todos los que quieren que España siga adelante. Esa es nuestra obligación, esa es nuestra responsabilidad […] Estoy convencido de que son una inmensa mayoría (de dentro y de fuera de nuestro partido, a derecha o a izquierda), los españoles que no están dispuestos a levantarse una mañana y descubrir que España es apenas ya nada. Por ellos debemos estar dispuestos a soportar cualquier carga y a hacer cualquier esfuerzo», afirmó José María Aznar.

Por su parte, Felipe González afirmó en Valencia que Pedro Sánchez «sabe que estoy disponible, que digo lo que pienso y pienso lo que digo, pero no interfiero, ni siquiera pretendo que se tenga en cuenta lo que opino, simplemente de buena fe, opino […] No es un momento, es un momentum socialdemócrata a nivel internacional […] Necesitamos un nuevo pacto social del siglo XXI, pero mirando al futuro y no al pasado».

Además, reivindicó los grandes consensos de los partidos políticos en los momentos difíciles para España, como el que se vivió durante la Transición, donde se llegó, incluso a los Pactos de la Moncloa «tan queridos hoy día si se pudieran repetir», afirmó González.

Es decir, hace dos años comenzó una operación política de alto nivel que, tras la «ejecución» de Pablo Casado por Isabel Díaz Ayuso y la crisis de la guerra de Ucrania, parecía que se había quedado en un cajón.

No obstante, los acontecimientos actuales y las palabras de Alberto Núñez Feijóo en estos primeros días de precampaña para las elecciones generales del 23 de julio dan a entender que podría haberse reactivado y que el líder del PP prefiera como compañero de gobierno a Pedro Sánchez antes que a Santiago Abascal.

No es ningún secreto que Feijóo no es muy favorable a que el Partido Popular alcance acuerdos de gobierno con la extrema derecha. Más bien los repudia, aunque, ya en demasiados casos ha tenido que tragar quina para recuperar territorios clave para su partido, como es el caso de Valencia. Sin embargo, en otros lugares de España parece como que no hay presión, como está ocurriendo en Extremadura o en Murcia.

Esa rebaja de la tensión con Sánchez, además, se está viendo en cómo los mensajes se van moderando hasta tal punto en que las propuestas que Feijóo va adelantando podrían ser perfectamente aceptadas, con matices, por el PSOE.

Además, tanto socialistas como populares son conscientes de que la amenaza que procedía de sus extremos se va reduciendo y, poco a poco, van recuperando apoyo de la ciudadanía. Por el lado de la izquierda, Podemos ya es un cadáver político más que no ha tenido siquiera fuerza para negociar un buen acuerdo de confluencia con la plataforma de Yolanda Díaz. Por la derecha, Vox va perdiendo fuerza y va siguiendo el mismo camino que la formación morada siguió. Poco a poco se van desinflando. El PP sabe que una legislatura de gestión adecuada terminará por acabar con el populismo.

Importantes reformas

Tanto Alberto Núñez Feijóo como Pedro Sánchez saben que España necesita de profundas reformas que han sido paralizadas en los últimos años por la polarización y la crispación generada desde los extremos ideológicos. Por esa razón, España, tal vez, precise de una legislatura en la que se produzca el suicidio político de sus dos líderes principales, con la aplicación de un programa reformista e, incluso, rupturista, sin alaracas, que sólo se puede dar en un clima de estabilidad.

Feijóo sabe que en muchas cuestiones está en contra pero el gallego, más que conservador, es un político pragmático, sobre todo por las compañías y amistades que atesora, y no tendrá problema en ceder en liberalismo para aplicar socialdemocracia. Sánchez, por su parte, es un superviviente y, del mismo modo que Feijóo, es implacablemente pragmático.

Hay que tener en cuenta que todas las propuestas que está lanzando Feijóo en estos días sólo serán aplicables si obtiene mayoría absoluta, cosa que no va a ocurrir. En consecuencia, necesitará un golpe político de calado y la operación supuestamente iniciada por Aznar y González en 2021 vuelva a estar sobre la mesa.  

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