Israel ya sabe lo que quiere hacer con Palestina cuando finalice su cruel invasión que ha costado la vida, de momento, a más de 22.000 personas: convertir ese convulso territorio de Oriente Medio en un protectorado a la manera colonial del siglo XIX, quizá un régimen de apartheid donde unos, los colaboracionistas, gozarán de privilegios, mientras la mayoría del pueblo sufre el abuso y la discriminación.
El llamado plan «Cuatro esquinas» propuesto por el Ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, esboza una serie de propuestas para un futuro gobierno en la Franja de Gaza una vez que termine la guerra entre Israel y Hamás, informa BBC. Según Gallant, habrá un dominio palestino “limitado” en el territorio. Hamás ya no controlaría la zona e Israel conservaría el control general de la seguridad, añadió. Es decir, la guerra continuará durante los próximos años, ya que la guerrilla y la resistencia no se conformarán con ese statu quo.
El anuncio se hizo mientras se registraban nuevos enfrentamientos en la Franja, lo que ha sumado más muertes, según el recuento del Ministerio de Salud de Gaza dirigido por Hamás. A su vez, se anunció que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, regresará a la región esta semana. Se espera que mantenga conversaciones con funcionarios palestinos en Cisjordania, así como con líderes israelíes.
Su visita se produce en medio de crecientes tensiones en la región tras el asesinato del alto líder de Hamas Saleh al Arouri, ocurrido el martes en Beirut, la capital del Líbano. Su muerte ha sido atribuida a Israel, mientras que el gobierno israelí no ha confirmado ni negado su implicación.
El Israel de Netanyahu busca el exilio de los gazatíes
Según los planes de Tel Aviv, una fuerza multinacional se encargaría de reconstruir el territorio tras la destrucción generalizada provocada por los bombardeos israelíes. El vecino Egipto también tendría un papel en el plan, aunque no fue detallado en la presentación. Pero el documento añade que los palestinos serían responsables de administrar el territorio. “Los residentes de Gaza son palestinos, por lo tanto los organismos palestinos estarán a cargo, con la condición de que no haya acciones hostiles o amenazas contra el Estado de Israel”, afirmó Gallant.
Lo qué podría pasar en el “día después” de que termine el conflicto en Gaza ha provocado un profundo desacuerdo en Israel. Algunos miembros de extrema derecha del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu han dicho que se debería alentar a los ciudadanos palestinos a abandonar Gaza y exiliarse ante el restablecimiento de asentamientos judíos en el territorio. Los más duros del Ejecutivo hebreo sueñan con una gran diáspora de palestinos hacia el Congo, una gran limpieza étnica por la vía de la inmigración, de manera que el Estado israelí podría ampliar fronteras apoderándose del territorio desocupado.
Tal propuesta ha sido rechazada por otros países en la región y por aliados de Israel, que la consideran “extremista” e “inviable”. Si bien las propuestas de Gallant pueden considerarse más prácticas que las sugeridas por algunos de sus colegas de gabinete, es probable que sean rechazadas por los líderes palestinos.
Estos argumentan que se debe permitir que los propios habitantes de Gaza tomen el control total del territorio una vez que termine la guerra. Netanyahu no ha hablado públicamente a detalle sobre cómo cree que se debe gobernar Gaza. Ha sugerido que la guerra podría durar todavía varios meses, bajo el objetivo declarado de aplastar completamente a Hamás.
Esto no debería ocurrir. Más bien lo lógico sería que los israelianos desapreciaren de la zona. Que los estados se comprometieran a no alimentar económicamente a los criminales. Siendo quien fuera de donde sea. Incluyo a los yaquis, tan criminales como los simios sionistas. La desaparición de la ONU por lo que ha representado de tapadera temporal del genocidio yanqui/sionista. En todo caso, la creación de una nueva ONU, donde las votaciones sean reales y efectivas, donde las potencias criminales demostradas no tengan ningún voto superior a otro. El West americano donde se extinguieron razas no debe volver a ocurrir. Y, ahora, los estados que votaron contra el aislamiento de Cuba, y otras mesuras similares deberían denunciar, junto a Suráfrica, el genocidio palestino en la Corte Internacional de Justicia.