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La actual política monetaria favorece sólo a los bancos y provocará despidos masivos

Los bancos centrales están aplicando la ortodoxia económica de elevar los tipos de interés para frenar la inflación sin tener en cuenta cómo se encarece el crédito con el que se financian las pymes, las verdaderas creadoras de empleo

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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La política monetaria internacional aplicada por los bancos centrales está orientada por la subida de tipos de interés como elemento para frenar la inflación provocada por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania. Esta política está basada en la más absoluta ortodoxia económica que, finalmente, favorecerá los beneficios de los bancos pero que tiene un grave peligro para las clases medias y trabajadoras.

Las cifras de empleo de los diferentes países están viendo cómo, tras la pandemia del COVID-19, aumenta el número de personas que salen del desempleo. Está claro que la actividad económica se va recuperando. Sin embargo, las políticas de los principales bancos centrales, principalmente la FED en Estados Unidos y el BCE en la Unión Europea, siguen orientadas hacia la subida de tipos de interés.

Distintos expertos económicos, incluidos varios premios Nobel, ya han advertido de que esa política monetaria tendrá como principal consecuencia la pérdida de millones de puestos de trabajo.

Ante esta disidencia contra la ortodoxia económica, los bancos centrales no han frenado su fanatismo y, según publicó el Wall Street Journal, han llegado a amenazar a los inversores que advertían contra la subestimación de la determinación del banco central de mantener las tasas de interés en niveles más altos para reducir la inflación. Además, se expresó su preocupación porque los mercados laborales son demasiado ajustados.

Las prioridades de los bancos centrales están distorsionadas cuando llegan a sugerir que demasiados trabajadores tienen empleo. Da la sensación de que cuanto más se reducen los niveles de desempleo, más aceptan esos bancos centrales las subidas de tipos de interés que perjudican de manera desproporcionada a los trabajadores con ingresos más bajos y a las pymes en apuros.

La estrategia de los bancos centrales no ha hecho nada para terminar con el verdadero impulsor de la inflación: la codicia corporativa. Las grandes empresas siguen aumentando los precios de manera artificial a pesar de estar obteniendo miles de millones de beneficios que sólo benefician a los grandes inversores y especuladores.

El incremento de los tipos de interés sólo perjudica a las familias trabajadoras al impulsar a la economía hacia un precipicio. La recesión no es inevitable, pero eso sólo depende de las decisiones de los bancos centrales.

«A diferencia de muchos empleadores a gran escala que han asegurado financiación barata a largo plazo mediante la venta de bonos corporativos, las pequeñas empresas tienden a financiar sus operaciones y nóminas con una combinación de efectivo disponible, tarjetas de crédito comerciales y préstamos de bancos comerciales. Los tipos de interés más altos han hecho que las dos últimas fuentes de financiación sean mucho más costosas, lo que significa problemas para las empresas que pueden necesitar una nueva línea de crédito en los próximos meses», publicó recientemente el New York Times.

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