Rocío Caíz, una menor de 17 años de edad, fue estrangulada por la espalda con un cordón de pantalón y posteriormente descuartizada por su ex pareja, Adrián Negut, de 23 años, nacionalidad rumana y residente en la localidad sevillana de Estepa, donde convivió con su víctima hasta romper la relación meses antes de cometer el crimen el pasado 2 de junio de 2021, cuando citó a la joven en su domicilio con la intención de retomar la relación sentimental, fruto de la cual tenían un bebé de apenas cuatro meses de edad. Un tribunal del jurado se encargará de enjuiciar el caso en la Audiencia Provincial de Sevilla para el que la acusación particular ejercida por la familia de la joven solicita la pena de prisión permanente revisable por el delito de asesinato. En el escrito de acusación de la Fiscalía, al que ha tenido acceso Diario16, la fiscal Elena M. Morilla ha considerado que los hechos, confesados por el detenido, son sólo constitutivos de un delito de homicidio y no de asesinato, por el que solicita una pena de 14 años de prisión. También lo acusa de un delito contra los sentimientos religiosos y respeto a los difuntos, por el que pide otros cuatro meses de cárcel.
En el escrito de acusación del Ministerio Público se reconoce que el acusado y su víctima mantuvieron una discusión relacionada con la negativa de Rocío de retomar la relación sentimental. “El acusado, haciendo uso de un cordón de pantalón y tras colocarse detrás de Rocío, rodeó el cuello de ésta con el citado cordón, y con ánimo de acabar con su vida, hizo presión constante en el mismo hasta que el cuerpo de Rocío se desvaneció, causando la muerte de la misma por estrangulación a lazo”.
El acusado mantuvo durante más de una semana su inocencia e incluso se prodigó en numerosas entrevistas televisivas negando ser el autor de la desaparición de su ex pareja y del posterior crimen y descuartizamiento. Los investigadores sospecharon desde un primer momento de Adrián como autor de la desaparición de Rocío, entre otros motivos porque el teléfono móvil de la víctima no marcaba movimientos fuera del municipio de Estepa.
El criminal descuartizó el cuerpo de su víctima con dos cuchillos y lo guardó en bolsas de plástico que posteriormente fue esparciendo por diferentes puntos del municipio de Estepa
La fiscal, que solo aprecia un delito de homicidio en este atroz crimen y no asesinato, apunta en su escrito de acusación que, una vez que ahorcó a su víctima por la espalda, “el acusado, con ánimo de ocultar el cadáver de Rocío e imposibilitar su identificación en caso de ser hallado, desnudó el cuerpo ya inerte y haciendo uso de dos cuchillos procedió a descuartizar el mismo, guardando los restos desmembrados en bolsas de plástico que durante los días posteriores fue esparciendo en diferentes zonas de la localidad de Estepa” y conservando otros restos en el propio domicilio, según la acusación particular.
En el momento del crimen, la menor de edad convivía en el domicilio familiar junto a sus padres, sus hermanas y su bebé de cuatro meses en la localidad cercana de Martín de la Jara. La acusación particular que ejerce la familia de la víctima la solicitado la apertura de juicio oral por un delito de malos tratos habituales, dos de lesiones, otro de agresión sexual, además de asesinato, contra el respeto de los difuntos, suplantación de identidad y otro delito leve de daños.
El auto firmado por Alejandro Zamorano, juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Osuna, del pasado 21 de octubre, señala que el detenido también utilizó “el teléfono de Rocío, con ánimo de ocultar lo ocurrido, mandó mensajes a la familia de ésta simulando ser Rocío, diciendo que se marchaba a Badajoz con un chico”. El juez estima que el acusado debe ser juzgado por los delitos de asesinato y contra el respeto a los difuntos.
Víctima habitual de malos tratos
La familia de la víctima sostiene que la joven sufrió numerosos episodios de malos tratos habituales. “Hasta tal punto llegó la situación de violencia y control, que al poco de nacer el hijo común, Rocío huyó al domicilio de sus padres, para intentar así poner fin definitivamente a la relación con Adrián y para evitar que su hijo creciera en ese ambiente de violencia continuo”, subraya el escrito de la acusación particular ejercida por la familia. En varios audios enviados por el acusado a la familia de la joven días antes del crimen, una vez que supo que su ex pareja había contado todos los episodios de violencia machista sufridos durante buena parte de la relación sentimental, Adrián evidencia un claro resentimiento hacia Rocío, “verbalizando un sentimiento de odio contra ella inusitado por haber roto la relación (algo que no aceptaba), llegando incluso a expresar literalmente que le deseaba la muerte justo el día anterior de acabar cruelmente con su vida”, señala la acusación particular de la familia en su escrito.
La familia, que solicita la pena de prisión permanente revisable por el delito de asesinato, sostiene que la joven fue violada antes de ser estrangulada y descuartizada, ya que aunque en un primer momento el acusado negó haber mantenido relaciones sexuales durante su encuentro, una vez tuvo conocimiento de que se había identificado su ADN en la vagina de Rocío reconoció haber mantenido una relación, según él consentida, aunque en el informe forense constan lesiones defensivas de la misma en dorso de la mano izquierda, cara dorsal del antebrazo derecho, pantorrilla izquierda (tercio superior e inferior) de localización antero-interna de muslo izquierdo y cara externa del tobillo derecho.
