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Las mujeres y la ilustración, el cimiento del socialismo actual

Pedro Sánchez sigue manteniendo al PSOE en la misma situación que él mismo afirmó que iba a eliminar y, mientras Podemos ha decidido dar el poder a las mujeres, los socialistas continúan con los mismos patrones de antaño

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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Pedro Sánchez afirmó en un mitin de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el 24 de mayo de 2015 que «el PSOE es  el partido de las mujeres […] votar al PSOE es decir sí a la igualdad salarial entre hombres y mujeres; es decir sí a la libertad de la víctimas de la violencia de género; es decir sí a que las mujeres cobréis los mismo que los hombres cuando seáis pensionistas; es decir sí a decidir cuándo ser madres y cuándo no […] Las mujeres sabéis que podéis contar con el Partido Socialista y el Partido Socialista sabe que puede contar con vosotras el próximo 24 de mayo para seguir avanzando en derechos y libertades en nuestro país».

Evidentemente, estas palabras las pronunció Sánchez en un momento de su historia política en la que le interesaba mostrar la imagen de un político de izquierdas, de un hombre que había llegado a la Secretaría General del PSOE para terminar con los años en los que la socialdemocracia vendida al capital había dinamitado los valores fundamentales del partido.

Cuando ha alcanzado el poder, tanto institucional como orgánico (ya se encargó de realizar las modificaciones reglamentarias y estatutarias para blindarse, cual Florentino Pérez en el Real Madrid), Sánchez está mostrando su verdadera cara. Palabras en Twitter que no se corresponden con los hechos y, sobre todo, manteniendo al PSOE en el mismo escenario que él prometió resetear.

El gobierno no es el PSOE y en el partido las mujeres pintan más bien poco, porque los cargos orgánicos de mayor peso siguen ocupados por hombres, lo mismo que ocurre con las baronías

El socialismo actual sólo puede estar sustentado por las mujeres y por la ilustración. Respecto al papel de las mujeres, el PSOE de Pedro Sánchez no se diferencia en nada del de Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, Sánchez, como buen vendedor que es, sabe utilizar para sus propios fines el hecho de que el gobierno que preside tiene más ministras que ministros o que las 4 vicepresidencias están al mando de mujeres.

Sin embargo, el gobierno no es el PSOE y en el partido las mujeres pintan más bien poco, porque los cargos orgánicos de mayor peso siguen ocupados por hombres, lo mismo que ocurre con las baronías. Entonces, ¿a quién quiere engañar el señor Sánchez?

Su ambición por el poder se demostró cuando, ya sea a través del consejo de su asesor de cabecera, ya sea porque la decisión la adoptara él mismo, decidió utilizar las políticas de igualdad como moneda de cambio para poder formar un gobierno. Este no es el comportamiento de un líder que afirmó que «el PSOE es el partido de las mujeres». Más bien es la forma de actuar de una persona cuya única coherencia se traduce en lo que le beneficia a él.

La revolución de las mujeres

La verdadera revolución actual es la que están protagonizando las mujeres. Ni los ataques de la extrema derecha las frenan y, sin embargo, el PSOE de Pedro Sánchez sigue apostando por líderes masculinos que, además, tienen una menor formación e ilustración ideológica que las mujeres socialistas para defender las esencias fundamentales de la verdad y la humanidad del socialismo.

Son precisamente las mujeres del PSOE las que representan al socialismo más puro y, quizá porque no interese que el partido sea realmente socialista, se las mantiene relegadas a un papel secundario. En la Ejecutiva Federal actual, de las 19 Secretarías Federales de Área principales, sólo 5 están ocupadas por mujeres. En concreto son Adriana Lastra (vicesecretaria general), Carmen Calvo (Igualdad), Nuria Marín (Cohesión e Integración), Susana Sumelzo (Política Municipal) y Mónica Silvana González (Movimientos Sociales y Diversidad).

Mujeres como Carmen Calvo, Adriana Lastra, Mónica Silvana González y otras sí que representan al verdadero socialismo.

Las bases socialistas fueron las que encumbraron a Pedro Sánchez a estar donde está. El discurso de izquierdas que pregonaba durante las primarias e, incluso, durante las diferentes campañas electorales que le llevaron a lograr dos victorias en las urnas, caló en una militancia que ya estaba harta de que se les asemejara con el Partido Popular. Ahora mismo se está produciendo el mismo proceso, pero a la contraria.

Ya en el año 2000 escribí que las mujeres son la revolución latente del siglo XXI y un partido socialista, que se precie de serlo, está obligado a revolucionar la sociedad a través de la implantación de las políticas sociales basadas en la justicia social, en la igualdad real, la honestidad, la ética, la conciencia social y en los derechos humanos, las mismas políticas que provocaron las victorias electorales de 2019.

El poder y la ideología

Todo es una cuestión de coherencia y de que el poder no cambie la verdad de la ideología del PSOE. Las mujeres socialistas están demostrando que son impermeables a la corrupción ideológica del poder y los militantes se están dando cuenta que el futuro del partido está en sus manos y en el timbre de su voz humana.

El PSOE sólo podrá volver a la coherencia, a la verdad y a la ética política gracias al impulso que puedan, o les dejen dar a las mujeres socialistas porque ellas son el pilar sobre el que se asienta la estructura y la estrategia de un partido que cuenta con las esperanzas de decenas de millones de ciudadanos y ciudadanas que miran a la Moncloa, no esperando a ver una «lucecita» encendida a altas horas de la madrugada, sino el faro que conduzca a todos y todas a un escenario de igualdad absoluta en todos los ámbitos de lo humano. Esto sólo se logrará con la justicia y la revolución social que España necesita de una formación que lleva en sus siglas la palabra «socialista» y que, en la actualidad, está en el gobierno porque el pueblo así lo decidió.

Baltasar Gracián, en su Oráculo Manual, aconsejaba el hallazgo de un real torcedor cuando existía algún problema de difícil solución que sirviera como elemento de cambio real. Por eso Sánchez utilizó como fuente ideológica a las mujeres ilustradas que defienden el socialismo real. Sin embargo, tras alcanzar sus objetivos, y como dijo un mediocre dirigente muy recientemente, a la líder socialista de la igualdad «la tenemos entretenida con las mujeres y la ilustración». Mientras tanto, otros dirigentes vacíos de raíces socialistas, asumen responsabilidades, por el ordeno y mando de Pedro Sánchez, para liderar la ideología del partido dentro de la Fundación Pablo Iglesias, el templo de la verdad socialista.

Podemos sí que ha entendido el mensaje

Sin embargo, a diferencia del PSOE, en Unidas Podemos sí que han sabido interpretar de manera perfecta que la revolución de la izquierda tiene nombre de mujer. Por eso, a partir de hoy, los destinos de la formación morada estarán en manos de Yolanda Díaz y de Ione Belarra. La actual vicepresidenta tercera está demostrando, precisamente, que se puede estar en el gobierno sin renunciar a la ideología. El mejor ejemplo de ello lo dio ayer cuando se enfrentó con la banca por los procesos de despido colectivo que están ejecutando determinadas entidades a pesar de haber presentado beneficios por más de 10.000 millones de euros. Eso es la ideología, eso es defender lo que el pueblo espera de un gobernante de la izquierda.

Esa es la mejor demostración de que se puede ser coherente, aunque se esté en el Gobierno. Y ha tenido que ser una mujer porque, hasta el momento, los hombres del Ejecutivo de Pedro Sánchez, presidente incluido, no han movido un dedo para frenar la impunidad de los bancos. ¿Podremos algún día saber por qué, presidente, por qué?

Llegó la hora de que una mujer con la responsabilidad de gobierno adecuada (Trabajo, Economía, Seguridad Social, Consumo, Comercio), haya tenido que ser, lógicamente Trabajo, por sensibilidad progresista y de izquierdas, la que hiciera lo que se espera de este gobierno.

Ojalá los temas espurios del Banco Santander, en sus comportamientos inhumanos, sean igualmente afrontados por Yolanda Díaz y dé una lección de transparencia y ética a Nadia Calviño y a Pedro Sánchez. Ojalá no se deje «manejar» por el poder. ¿No pretenderá el presidente obligar a la ministra a que se siente en la mesa y le sonría a la falsa banquera feminista que está despidiendo a más de 5.000 personas?

¿Qué fui? ¿Qué soy? ¿Qué debo ser? ¿Por qué obrar si soy una voz que nadie escucha?

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Sánchez se olvida de que el pueblo no le quiere a él, sino a lo que pueda hacer, llevando los preceptos ideológicos, a los que jamás debe ser desleal, como base para ejecutar las políticas que destierren los abusos de las clases dominantes. Por eso está obligado a colocar a las mujeres del PSOE donde deben estar, donde les corresponde por su lucha real, su conciencia y por su historia.

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