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Los auditores del Tribunal de Cuentas Europeo temen que la expansión de la «energía azul» sea perjudicial para el medio marino

La UE ha fijado varios objetivos ambiciosos para el crecimiento de la energía azul que posiblemente no serán fáciles de conseguir. Según el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE), "no se han evaluado adecuadamente los efectos medioambientales y socioeconómicos de la rápida expansión prevista para las instalaciones marinas"

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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El desarrollo de la energía renovable marina en Europa ofrece resultados ambiguos, advierte el Tribunal de Cuentas Europeo en su informe. Las medidas y los fondos de la UE han contribuido al desarrollo de la denominada «energía azul» para la consecución de los objetivos del bloque en materia de energía y clima. Sin embargo, «es posible que la UE no alcance sus ambiciosos objetivos», advierten los auditores. Además, será necesario realizar «un esfuerzo bastante mayor para que la energía renovable marina sea sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental».

La energía azul debe contribuir de manera significativa a los objetivos ecológicos de la UE. En 2020, la Comisión Europea adoptó su estrategia para apoyar el desarrollo sostenible de la energía renovable marina y aprovechar plenamente su potencial. Desde 2007 se han destinado 2.300 millones de euros del presupuesto de la Unión a las tecnologías renovables marinas. El Banco Europeo de Inversiones, por su parte, ha proporcionado préstamos e inversiones en capital por valor de 14.400 millones de euros.

Sin embargo, afirma el documento, «el auge de la energía renovable marina plantea su propio dilema ecológico», pues esta fuente es clave para la transición ecológica de la UE, pero su desarrollo «puede dañar el medio marino».

Aunque la estrategia de la UE trata de reconciliarla con la biodiversidad, la Comisión «no ha valorado sus posibles consecuencias medioambientales, como el desplazamiento de especies y los cambios estructurales de las poblaciones, la disponibilidad de alimentos o los patrones de migración, por citar solo algunos ejemplos».

En general, los auditores temen que la expansión por Europa de la energía renovable marina sea perjudicial para el medio marino, tanto por debajo como por encima del nivel del mar.

«La invasión rusa de Ucrania ha resaltado la importancia de la independencia energética de la UE, y nuestros mares pueden ser una parte de la solución», afirma Nikolaos Milionis, Miembro del Tribunal que ha dirigido la auditoría. «Pero esta revolución azul de la UE no debería emprenderse a cualquier precio: las renovables marinas no deben dar lugar a un grave daño social o medioambiental».

Las renovables marinas rara vez conviven con otras actividades. En particular, los conflictos con el sector pesquero siguen en gran medida sin resolverse, y suele resurgir una oposición a la energía renovable marina cuando se evalúan proyectos. De manera similar, los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo. Asimismo, las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de las energías renovables marinas no se han estudiado con la suficiente profundidad.

Los riesgos del suministro de materias primas

Los auditores también advierten de que los riesgos al suministro de materias primas fundamentales pueden provocar la desaceleración del despliegue de la energía renovable marina en Europa. Actualmente, casi todos los materiales han sido suministrados por China, país que también desempeña un papel crucial en la fabricación de imanes permanentes para los generadores de turbina eólica. En la UE, la dependencia de las materias primas puede generar cuellos de botella, y los auditores manifiestan su preocupación por la seguridad del suministro en el contexto actual de tensiones geopolíticas. Los largos procedimientos nacionales para la concesión de permisos son un obstáculo añadido. Por ejemplo, Francia tiene uno de los plazos más largos en Europa para aprobar instalaciones eólicas marinas, que puede prolongarse hasta once años.

Sin embargo, la UE fija unas metas ambiciosas con 61 GW de capacidad instalada para 2030 y 340 GW en 2050, frente a solo 16 GW actualmente. Por tanto, un despliegue rápido y a gran escala de las instalaciones eólicas marinas en los países de la UE «exigirá un vasto espacio marítimo y aproximadamente 800.000 millones de euros, procedentes en su mayor parte de la inversión privada. Los auditores afirman que estas metas no son fáciles de cumplir».

La energía renovable marina puede generarse a través de tecnologías de energía eólica (marina fija y flotante), oceánica (mareomotriz y undimotriz) y fotovoltaica flotante. En la actualidad, casi toda la renovable marina en la UE se genera mediante la tecnología eólica. Alemania tiene la mayor capacidad renovable marina de todos los países de la UE (8,1 GW al final de 2022, en su mayoría en el mar del Norte), seguida de los Países Bajos (3,2 GW), Dinamarca y Bélgica (ambos países a alrededor de 2,3 GW).

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