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RAFEL GUARDIOLA IRANZO, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ANDALUZA DE FILOSOFÍA E IMPULSOR DE UNA NUEVA ASIGNATURA PIONERA EN ESPAÑA DENTRO DE LA SECUNDARIA, “FILOSOFÍA Y ARGUMENTACIÓN”

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análisis

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Una vez, para una entrevista, leí de Habermas algo así como que el compromiso intelectual no se puede dar si desaparecen  los lectores a los que poder llegar con argumentos. Sin llegar a unas pretensiones intelectuales alta como las de este pensador, con esto podemos llegar a la siguiente conclusión, que al estar obligados a vivir en sociedad debemos elaborar siempre una estrategia de comunicación para reforzar cualquier postura que tomemos, más si esta acarrea algo que nos comprometa. De aquí que la argumentación filosófica nos pueda echar una mano para  avanzar en el conocimiento de algo, distinguiendo las meras creencias,  descubrir las falacias e inconsistencias en las palabras de otras personas e incluso saber cómo desenvolvernos en nuestra día a día.

Con este propósito, los estudiantes andaluces podrán estudiar el curso que viene una asignatura pionera en toda España, se trata de Filosofía y argumentación. Esto es todo un hito, sobre todo para los tiempos tan raros que corren dentro del campo de las humanidades, y en concreto la propia filosofía.  Rafael, quien ha obtenido durante su larga etapa de docente una visión sobre las carencias que padece nuestro alumnado en cuanto a formación argumentativa, desde ese prisma de la filosofía que es su campo,  creo que es la persona adecuada para explicarnos los raros vericuetos en los que se mueve esta rama en nuestra actualidad, lo van a ver durante nuestra conversación.

Francisco: Como alguien que ha ejercido la docencia tanto tiempo, quisiera empezar con dos simples preguntas, ¿Qué razones pueden justificar la  asignatura de filosofía en la Enseñanza Media? ¿Cómo valora el encuentro de los alumnos con la misma? ¿Son receptivos a esta?

Rafael: La filosofía no es sólo un saber académico y sistemático con cierta tendencia a la momificación, ni sus profesores, un atajo de “necrófilos” disciplinados. Es también, como nos recuerda Kant, un saber mundano, preocupado por el “arte de vivir” haciendo un uso generoso de la razón y el diálogo. La comprensión de la misma, en tanto que teoría abstracta, puede resultar difícil para el alumnado adolescente. Pero se puede reclamar su atención haciéndole ver, al practicarlo, que este saber nos suministra modos de pensamiento riguroso, nos sumerge en el arte de la reflexión, y desarrolla el espíritu crítico, creativo y empático. La filosofía, convenientemente practicada, hace que descubramos nuestra autonomía como individuos, fomenta nuestra capacidad para hacer “buenas preguntas” y ejercita nuestra tendencia natural al asombro. Además, gracias a la filosofía, como decía Epicuro de Samos, podemos vencer nuestros miedos más arraigados y aspirar a tener una “vida buena” a nivel individual y colectivo. Por eso, pienso que el encuentro del adolescente con la filosofía lo es con el campo semántico de la sospecha, la reflexión, la crítica rigurosa (juzgar y enjuiciar), la creatividad y la rebeldía.

Francisco: En referencia a la crisis de las humanidades, y en clara referencia a la filosofía ¿Cree que se hace necesario un estudio exhaustivo sobre el papel que cumple la filosofía entre el resto de saberes?

Rafael: Asistimos al delirio omnipotente y casi obsceno del utilitarismo y del poder del dinero, y la filosofía debe reivindicar su espacio dentro del conjunto del saber en este contexto de crisis. Como nos recuerda el filósofo italiano Nuccio Ordine, recientemente fallecido, los gobiernos apuestan por la austeridad y la obsesión por los presupuestos, al tiempo que se ven salpicados por la triste realidad de la corrupción. Parecen gozar destruyendo sistemáticamente todo lo que consideran inútil, como el arte, la literatura o la filosofía, lo que otorga respeto y dignidad a las personas, transformando a los ciudadanos en mercancías y dinero. La perversa lógica del beneficio y la ultraespecialización del conocimiento se han apoderado de la educación, la investigación científica y las actividades culturales. Por este motivo, comparto con muchas voces críticas la idea de que la necesidad de imaginar, de crear, es tan fundamental como lo es respirar y que la búsqueda del lucro, del beneficio sólo puede generar una sociedad enferma y sin memoria. Y todo ello se puede llevar a cabo, tanto desde una concepción sustantiva de la filosofía como la que defendiera en su día Gustavo Bueno, como en concepciones adjetivas o instrumentales como la propuesta por Manuel Sacristán y muchos filósofos analíticos. Tal vez Montaigne tenga razón cuando afirma que no hay nada inútil, ni siquiera la inutilidad misma.

Francisco: Muchas veces se ha visto a los profesores y estudiantes de filosofía como eruditos que viven anquilosados en una especie de palacio de cristal, gente que apenas baja a la tierra y se sitúa ante los problemas reales de las personas ¿qué piensa respecto a esto?

Rafael: El comediógrafo griego Aristófanes decía de Sócrates y, por extensión, de todos los filósofos, que vivían en “las nubes”. No iba muy desencaminado, a la vista de muchas de las cosas delirantes que se han escrito en filosofía desde sus orígenes, si bien no hacía justicia a la vocación mundana de las actividades de Sócrates, un “tábano” que agitaba las conciencias en los mercados y otros lugares de encuentro. No obstante, la concepción de la filosofía como un saber teórico (como una teoría abstracta de la realidad y de la relación de los humanos con la realidad construida por medio de conceptos con la pretensión de ser total, razonada y autónoma) no es la única que se ofrecido históricamente, aunque se convirtiera en hegemónica a partir de la Edad Media. Ya en el Renacimiento se recuperó la interpretación de la filosofía como un “saber practicado”, como un arte de vivir que desea lograr una transformación radical, a nivel personal, cultural y colectivo. Y en la actualidad, es cada vez más frecuente “que la filosofía salga a la calle”. La teoría y la praxis se alimentan mutuamente, y esta convicción dirige la reflexión y las propuestas prácticas de filósofos andaluces como José Barrientos o Antonio Sánchez Millán sobre los cafés y talleres filosóficos, los diálogos socráticos y el asesoramiento-acompañamiento filosófico. Y siento especial simpatía por el estilo de hacer filosofía como el de Montaigne: su actividad huye del dogmatismo y se proyecta en aquello que se encuentra en nuestro horizonte vital más cercano, como la amistad, el amor, la muerte, la educación etc., escribiendo con claridad e interpelando al otro.

Francisco: Usted es uno de los artífices de una próxima asignatura para Andalucía “Filosofía y argumentación”. Sabemos que la argumentación, como arte de persuasión,  fue fundamental para los griegos. Si preguntas a alguien con una mínima base en historia de la filosofía enseguida la asocia  a los sofistas.  E incluso esta concepción es la que predomina a la hora de tratar esta disciplina en la actualidad. Esta es algo que ofrece una serie de herramientas, por poner unos cuantos ejemplos, para ganar un conflicto político, delante de un tribunal o dentro de una columna de opinión. La verdad es que ahora como antes, la argumentación no es vista tal como es contemplada por la filosofía, hacer ver las razones en que se funda una creencia y que se pueda, de este modo, romper o consolidar los pilares del propio entendimiento. Yo veo al filosofo como un brujo que nos hace ver entre las líneas, aquella tachadura o frase puesta en rojo que estropea lo impoluto de un libro ¿cuál es su opinión sobre lo dicho?

Rafael: En efecto, los Sofistas se ganaban la vida en el siglo V a de C. con sus argumentos falaces y persuasivos, algunos lingüistas del siglo pasado incluyeron la “prevaricación” dentro de la relación de “funciones del lenguaje”, y hasta el famoso entrenador canino mexicano César Millán, el “encantador de perros” de la televisión, se atrevió a declarar a un periódico que “las personas son los únicos animales que eligen líderes mentirosos”. Parece que los humanos tenemos una perversa propensión hacia el engaño deliberado, lo que podría llevar a pensar que las falacias tienen un valor adaptativo para nuestra especie. No obstante, aparentemente a contracorriente, los filósofos perseguimos la verdad, parafraseando a Wittgenstein, intentando liberar a la mosca de la botella, conjurando los “encantamientos” que sufre el entendimiento humano como consecuencia del uso del lenguaje natural. Damos, pues, la bienvenida a la nueva materia “Filosofía y Argumentación”. La comunicación eficaz y sincera ha sido y es un auténtico imperativo moral, como afirma el filósofo alemán Jürgen Habermas. De otro lado, el uso de la lógica, una de las células germinales de la filosofía, madre o hermana de las matemáticas y semilla de la informática y la inteligencia artificial, nos proporciona, en principio, las bases para la reflexión sobre el lenguaje y un remedio eficaz para combatir las distorsiones cognitivas. Y una comunicación no violenta que se precie, asentada en una correcta argumentación, al estilo de la que propuso en su día Marschall B. Rosenberg para mediar en el conflicto entre judíos y palestinos, nos exigirá observar sin emitir juicios de valor, ser capaces de expresar los sentimientos tras su identificación, mostrar claramente nuestras necesidades, y transmitir sin tapujos lo que esperamos del otro, con el firme propósito de enriquecer nuestra propia vida. En definitiva, la filosofía en general y la lógica en particular pueden jugar el importante papel de aclarar, en las controversias humanas, lo que el miedo oscurece.

Francisco: Por último, y como dato curioso. Sé que preside la Asociación de Filosofía Andaluza ¿qué tipo de tareas se realizan en dicha asociación? ¿Existe, por si hay alguien interesado, alguna manera de colaborar con vosotros? 

Rafael: La Asociación Andaluza de Filosofía (AAFi) tiene, entre otras, la finalidad de fomentar la dimensión pública de la Filosofía en la sociedad, defender la profesión filosófica en los campos de la enseñanza y la investigación y promover la comunicación de la Filosofía con otras disciplinas afines, con vistas al fomento social del espíritu crítico y el logro de una sociedad madura, libre y democrática. Con el fin de satisfacer estos objetivos la AAFi edita y publica, con periodicidad anual y formato digital, de la Revista “ALFA. En el momento presente estamos elaborando el número 39 (2023), dedicado al pensamiento del filósofo español Antonio Escohotado. También mantenemos una Página Web propia (www.aafi.es), que contiene, asimismo, la Revista electrónica “EL BÚHO”. Está previsto que se publique el número 26 de esta última, a principios de noviembre de 2023, un monográfico sobre las ocho filósofas que aparecen en los saberes básicos de Bachillerato. Los interesados pueden escribir en nuestras revistas y participar en los Congresos de Filosofía que celebramos cada tres años. Hasta la fecha se han realizado trece Congresos en distintas ciudades andaluzas y han intervenido en ellos destacadas figuras del panorama filosófico nacional e internacional. El XIV Congreso de la AAFi tendrá lugar en la Universidad de Huelva, en septiembre de 2024: “Perspectivas críticas sobre la crisis ecológica desde el pensamiento iberoamericano”. Lo mejor de los Congresos de la AAFi es que, a pesar de su formato académico, están vivos. El libre juego de las facultades kantiano no se agota en las sesiones plenarias. Prosigue por la calle, en los diálogos improvisados en el que camino de vuelta a los alojamientos o compartiendo los festines de gastronomía andaluza en desayunos, comidas y cenas con asistentes y ponentes. Con el paso del tiempo, como nos recuerda uno de nuestros socios más queridos, el profesor José Biedma López, al trabajar juntos, codo con codo, nos hemos hecho amigos. Finalmente, la AAFi organiza anualmente la Olimpiada Filosófica de Andalucía desde el curso 2013-2014, destinada a alumnado de Bachillerato. Este curso celebramos la undécima edición con el tema “¿Qué es el ocio?”, en el marco de la Olimpiada Filosófica de España, cuya final tendrá lugar a finales de abril de 2024 en la ciudad de Bilbao.

Finalmente, no dejaremos de apelar al Gobierno de España para que se logre un Pacto Educativo a nivel nacionalcon el fin de crear un marco de referencia estable, basado en el consenso, que evite la incertidumbre que ha vivido y vive la comunidad educativadesde hace muchos años. Conviene recordar que, desde la restauración democrática, se han aprobado en España nada menos que cinco leyes educativas (una cada seis años de media): la LOGSE (1990), la LOCE (2002), la LOE (2006), la LOMCE (2013) y, finalmente, la LOMLOE (2020).

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