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Un estudio analiza las dificultades del estudiantado universitario en materia sexual y propone acciones específicas para mejorar las campañas

Los impedimentos que encuentran son: poca información en salud sexual, el estigma social y la falta de facilidades para tener relaciones seguras

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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La etapa comprendida entre la postadolescencia y la madurez es el periodo de mayor actividad sexual para la mayoría de las personas. Tiene lugar un sexo que en ese momento vital puede no llegar a ser seguro ni saludable y, en consecuencia, un factor de riesgo de morbilidad y mortalidad por las enfermedades o infecciones de transmisión sexual.

Con el objetivo de estudiar las dificultades del estudiantado universitario joven en materia sexual, un equipo de investigadoras e investigadores, liderado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la Universidad de Santiago de Chile, la Universidad Bernardo O’Higgins y la Universidad del Desarrollo de Chile, ha realizado un estudio que valora los obstáculos y facilidades que entorpecen o fomentan el desarrollo de conductas sexuales saludables.

«Tratamos de descubrir qué dificulta y qué ayuda a promover conductas sexuales saludables entre la juventud universitaria y proponemos acciones específicas para mejorar las campañas de promoción», resume Manuel Armayones, investigador del Behavioural Design Lab del eHealth Center de la UOC, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y primer firmante del artículo. El trabajo, publicado en abierto en la revista BMC Public Health, está basado en sistemas de investigación social y modelos teóricos de diseño del comportamiento para contribuir a mejorar las campañas de promoción en salud en diferentes entornos.

Barreras a la conducta sexual saludable

Mediante dinámicas de grupo, el personal investigador identificó los aspectos que actúan de barrera o de facilitadores de conductas que promueven el sexo seguro. Entre otros obstáculos, destaca aspectos como la falta de información, el estigma social y la falta de habilidades para tener relaciones sexuales seguras, entre otros.

Además, entre las barreras percibidas por la juventud destaca que la educación sexual está centrada en los aspectos biológicos y que las campañas de concienciación y promoción están basadas en contenidos muy fatalistas, y describen prejuicios y desinformación en relación con el uso del condón interno o vaginal.

«Los participantes también identificaron barreras en los centros de salud para la entrega de condones y falta de acceso para hacer exámenes preventivos en la universidad, entre otros aspectos», explica Armayones.

«Lo que consideramos más importante para promover conductas sexuales saludables es una educación sexual integral, el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, y el apoyo social y familiar», ejemplifica Giuliano Duarte, profesor lector de la Universidad de Santiago de Chile y estudiante de doctorado de la UOC en el laboratorio Behavioural Design Lab del eHealth Center, dirigido por Armayones.

Es una promoción en la que se debe fomentar el acceso fácil a dispensadores de preservativos internos y externos, y a centros de salud, para realizarse testeos para las diferentes infecciones de transmisión sexual, incluyendo VIH.

«Deben realizarse campañas que logren integrar el cómo y qué hacer» para tener conductas sexuales más seguras y pensadas para hacerlo más fácil», recomienda Duarte.

Importante, pero insuficiente avance en las universidades españolas

Según el último Ranking CYD, un indicador para medir el rendimiento del sistema universitario español, el 57 % de las universidades españolas dispone de servicios o programas sobre salud sexual y reproductiva. En la última década, son centenares las universidades que han ido adoptando y desarrollando este tipo de programas sobre salud sexual en los cinco continentes. Unos servicios que, aunque han supuesto un importante avance, aún pueden mejorarse.

Los autores proponen estrategias como la implementación de programas integrales de educación sexual en la universidad para fomentar la práctica de sexo seguro. Por ejemplo, crear espacios para discutir temas relacionados con la sexualidad en los que puedan promoverse de manera continua servicios de salud sexual y reproductiva accesibles y confidenciales para el estudiantado.

Concluye el estudio apuntando que las tecnologías digitales pueden ser una herramienta fundamental para llegar a un público más amplio y diverso. Como ejemplos, los investigadores proponen la utilización de aplicaciones móviles diseñadas en colaboración con la juventud o la creación de grupos específicos de consulta en sistemas de mensajería, además de campañas que combinen material audiovisual diseñado colaborativamente por la juventud para plataformas como TikTok e Instagram.

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