Un índice de vegetación es una expresión matemática que ayuda a cuantificar una o varias características de las plantas, como la salud, el vigor, la densidad, o del suelo, como la humedad, a partir de datos de teledetección. Su uso está orientado, principalmente, a la agricultura y la silvicultura, pero cada vez es más frecuente su utilización en otros ámbitos, especialmente aquellos relacionados con la protección del medioambiente o el análisis del clima a nivel mundial.
Monitorizando el impacto del cambio climático
Los devastadores efectos del cambio climático han hecho que los gobiernos de todo el mundo hayan reconocido este problema como una de las cuestiones clave a nivel mundial. El cambio climático global amenaza seriamente la vida humana y al medioambiente, y el ser humano tiene parte de culpa en este problema. A medida que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, aumenta la temperatura, las precipitaciones y el nivel del mar.
Para obtener una imagen global del cambio climático, el uso de teledetección ha crecido de forma notoria en los últimos años. A esta práctica se le une el uso de índices de vegetación, que pueden aportar más información al mostrar la respuesta de las plantas a distintas condiciones meteorológicas. Como variables climáticas, como las precipitaciones o la temperatura, están correlacionadas con los valores de algunos índices de vegetación, se han convertido en importantes indicadores de los efectos del cambio climático en los ecosistemas terrestres.
Por ejemplo, el índice NDVI (Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada) se ha utilizado para monitorizar la dinámica de la vegetación y su relación con factores climáticos, como las precipitaciones; también ha sido usado para medir el impacto del cambio climático en la fenología y la productividad de los cultivos. El índice EVI (Índice de Vegetación Mejorado), gracias a su sensibilidad a las variaciones estructurales del dosel, desempeña un papel clave en estudios sobre el cambio climático en la Amazonia. Por su parte, el índice SAVI (Índice de Vegetación Ajustado al Suelo) es muy útil para cartografiar la humedad del suelo, independientemente de si el suelo está desnudo o hay vegetación densa, por lo que es una herramienta necesaria para mitigar las crisis relacionadas con la falta de agua a causa del incremento de las temperaturas en todo el planeta.
Aumento de la trazabilidad en la producción ecológica
La agricultura ecológica lleva un tiempo postulada como una alternativa viable a las prácticas agrícolas tradicionales, que eran mayoritariamente intensivas y no tenían en cuenta cómo afectaban al medioambiente. Uno de los objetivos que la agricultura ecológica persigue es el de mostrar total transparencia en la trazabilidad; es decir, saber exactamente cómo ha sido cada parte del proceso desde que se plantó la semilla hasta que el producto llegó hasta el mercado.
La parte que sucede dentro del campo en materia de contaminación es la que queda en manos de los distintos tipos de índices de vegetación. La proliferación de maleza, plagas y enfermedades no es algo extraño en una explotación agrícola; sin embargo, las formas de tratar este problema difieren bastante. El uso de productos químicos nocivos ha sido un problema durante décadas por su riesgo para los consumidores. Estudios recientes han demostrado que el índice NDVI ofrece la capacidad de detectar fitoquímicos, como herbicidas, en la agricultura, ayudando a la realización de auditorías que garantizan un uso mínimo o inexistente de estos productos, en concordancia con la normativa vigente.
Detección de plagas y enfermedades
Las plagas y enfermedades no solo son un problema para la producción agrícola o silvícola, en algunos casos pueden llegar a suponer un verdadero desastre medioambiental. Para llevar a cabo esta tarea por medio de índices espectrales de vegetación, se ha buscado aquellos basados en combinaciones de reflectancia visible y del infrarrojo cercano, como el índice NDVI.
Estos índices han sido usados con éxito en la detección de enfermedades fúngicas en los árboles de un bosque, todo un logro debido a la diminuta escala de algunos de estos patógenos. La capacidad para detectar microorganismos en base a la respuesta o el estado de las plantas es uno de los usos de los índices de vegetación que se espera mejorar y expandir en los próximos años.
Gestión de la producción agrícola y control de calidad
Aunque este uso está relacionado con la monitorización de la vegetación, el objetivo de la evaluación de la calidad a través de la teledetección es garantizar que ciertas plantas no sufran estrés, pues esto repercute en la producción de grano o determinados frutos, como las uvas. Características como el peso, la composición o el nivel de nutrientes de dichos granos o frutos depende, en gran medida, en la salud y el vigor de la planta durante la temporada de crecimiento.
Índices como el NDVI, el GVI (Índice de Vegetación Verde), el PVI (Índice de Vegetación Perpendicular) y el SAVI sirven para estimar el rendimiento y calidad del cultivo de maíz. Estos mismos índices también han ayudado a mejorar la gestión y productividad de plantaciones vitivinícolas, con un incremento de la calidad de las uvas y el vino.
Las aplicaciones de los índices de vegetación no están sólo reservadas a los sectores de la agricultura y silvicultura. Son numerosos los estudios e investigaciones que aplican estos mismos índices de vegetación para un uso diferente al cual se crearon. Con el paso del tiempo, es de prever que estos índices y otros nuevos índices se conviertan en herramientas indispensables en una gran multitud de tareas relacionadas con la monitorización de nuestro planeta, el medioambiente o la contaminación.
[…] Fuente: diario16plus.com […]