El fracaso de Liberty Media en busca de emoción y espectáculo es indiscutible.
De las diez carreras disputadas esta temporada ocho las ha ganado Max Verstappen, y las diez las ha ganado Red Bull.
Es un muermo y es un fracaso para Liberty Media. A pesar de todas las reglas imbéciles que ponen, como lo de los límites de pista ridículos en Austria, al final no hay ni lucha ni emoción.
Verstappen es el mejor y su equipo es el mejor.
¿Y QUÉ?
NOS ABURRIMOS, la audiencia se aburre. Los holandeses, que no son población mayoritaria en este mundo, están por supuesto encantados. Y también están encantados los haters que desprecian a cualquiera de los otros pilotos y son felices al ver como Verstappen los derrota.
Felicidades a los holandeses y felicidades a los cretinos de los haters….
Pero la Fórmula 1 en la segunda mitad de esta temporada va a perder audiencia salvajemente a no ser que se saquen alguna norma de la manga a través de la chistera de la FIA que neutralice la superioridad aplastante del torito y su piloto estrella.
Pérez, Norris y Sainz han sido magníficos en el Gran Premio de Austria 2023, si la Fórmula 1 hubiese sido un deporte en el que el ser humano tuviera más importancia habrían tenido opciones de triunfo.
No es el caso. Verstappen no habría ganado la carrera ni con un Mercedes ni con un McLaren ni con un Ferrari ni con un Aston Martin. Sergio Pérez, con su Red Bull, se lo habría comido.
Es lo que hay. Aceptamos y aplaudimos el mérito de unos y otros… pero, repetimos: VAYA MUERMO, QUÉ ABURRIMIENTO.
El fin de semana que viene la carrera de Gran Bretaña de Fórmula 1 va a coincidir con Wimbledon. Está claro, al menos en nuestro caso, lo que vamos a preferir mirar en la pantallita de turno.
Tigre tigre
