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Vox rompe los esquemas y exige entrar en todos los gobiernos regionales sin cordón sanitario

Vox parece estar dispuesto a poner en riesgo la gobernabilidad de las regiones con tal de obtener un lugar en los ejecutivos, sin importar las dificultades que esto pueda generar

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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El líder de Vox, Santiago Abascal, ha vuelto a hacer gala de sus intenciones de formar parte de los gobiernos regionales y, más sorprendentemente, incluso del ejecutivo central. En sus recientes declaraciones, Abascal ha manifestado su descontento con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, acusándolo de adoptar el «marco mental de la izquierda» y de considerar que Vox «contamina».

Un afán de protagonismo desmedido

La insistencia de Abascal en que Vox esté presente en los gobiernos regionales revela un claro afán de protagonismo y una falta de sentido estratégico. Si bien es cierto que cualquier partido tiene el derecho de aspirar a formar parte de los gobiernos en base a los resultados electorales, la forma en que Abascal busca hacerlo resulta poco realista y carente de flexibilidad. Vox parece estar dispuesto a poner en riesgo la gobernabilidad de las regiones con tal de obtener un lugar en los ejecutivos, sin importar las dificultades que esto pueda generar.

Falta de coherencia y negociaciones frustradas

En su afán por entrar en los gobiernos regionales, Abascal ha acusado al Partido Popular de incumplir acuerdos previos en la Región de Murcia. Sin embargo, es importante recordar que Vox tampoco ha sido un modelo de coherencia en este aspecto. La negativa de la presidenta del PP extremeño, María Guardiola, para pactar con Vox debido a sus posturas sobre la violencia machista es un ejemplo claro de cómo el partido de Abascal también ha puesto obstáculos en las negociaciones, aunque ya existen otros pactos entre PP y Vox que han llegado a buen término con una clara «bajada de pantalones» de los populares.

La ambigüedad de Vox y sus verdaderas intenciones

Abascal ha afirmado que Vox no se presenta a las elecciones con el deseo de gobernar con el PP, pero al mismo tiempo insiste en que su partido debe formar parte de los gobiernos. Esta ambigüedad plantea dudas sobre las verdaderas intenciones de Vox y si su objetivo principal es realmente gobernar o simplemente obtener visibilidad y protagonismo político. Además, el hecho de que Abascal se haya distanciado del PP, acusándolos de adoptar el «marco mental de la izquierda», sugiere un giro peligroso hacia la radicalización y la polarización en el panorama político español.

Las recientes declaraciones de Santiago Abascal y su insistencia en que Vox forme parte de los gobiernos regionales y, potencialmente, del ejecutivo central, indican sin duda la dirección que está tomando el partido de extrema derecha y su relación con el Partido Popular que, en el fondo, no son tan distintos.

La falta de flexibilidad, la ambigüedad en sus intenciones y la acusación de contaminación hacia el PP indican un alejamiento de la política conservadora tradicional y un claro acercamiento a posturas más extremas.

Esto no solo puede perjudicar la estabilidad política en las regiones, sino que también puede contribuir a una mayor polarización y radicalización en la política española.

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1 COMENTARIO

  1. «Temos mantido Galiza a salvo da extrema dereita…» Son sus propias palabras para sacar pecho de la nula representación de vox en las pasadas elecciones, en las que siquiera hacía mención a su propio partido, porque su partido era la final contra Pablo Casado. Pero una cosa está clara; vinieron a buscarle. Lo sé porque él habría dicho en no menos de una docena de ocasións que jamás abandonaría «seu país galego» robando él discurso de BNG, su archienemigo entonces. Mentiroso, falso y traidor a cualquier causa que no sea la suya. Es poco menos que deficiente mental, pero tiene un método que le ha dado resultado porque, no nos engañemos, la calidad intelectual del rebaño es mínima y él se cree listo. No va a ser presidente.

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