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Aliño

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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Willian José, es un español nacido en la localidad peruana de Urcos, a unos cincuenta kilómetros al este de la ciudad de Cusco. Llegó a España hace veintitrés años y le costó más de cinco legalizar su situación como migrante y hace poco más de tres meses que juró la Constitución y se convirtió en español de pleno derecho, por residencia.

Willian José ha trabajado de todo desde que llegó. Siempre en condiciones deplorables y siempre con la espada de Damocles de la deportación si alguno de sus innumerables jefes explotadores le denunciaban por negarse a seguir las condiciones dañinas para su estado de salud que le ordenaban en el trabajo. Desde estar a más de cincuenta grados bajo la asfixiante atmósfera de un invernadero, hasta colgarse del filo de una viga a más de treinta metros del suelo, sin línea de vida, sin anclaje y sin seguridad para desenganchar un cabo.

Ha pasado por unos cuantos oficios desde que llegó en un vuelo Chárter como turista hace ya más de dos décadas. Ha sido peón agrícola, jornalero, peón de albañil, carpintero, fontanero, electricista y hasta jardinero. Desde hace cinco años, conduce como un auténtico poseso por las calles de una gran ciudad entregando paquetes para una de esas miles de empresas que se dedican a llevar a domicilio las compras realizadas a través de internet.

Willian José se siente afortunado. A pesar de que todos los días tiene que hacer jornadas laborales de más de doce horas y a pesar de que por cada entrega únicamente obtiene un euro y si es fallida, nada. Pero el trabajo hasta ahora, le da para llevar comida a casa y tomar unas cuantas cervezas, tal vez demasiadas, los viernes por la tarde a la salida del curro en el bar que está junto al polígono dónde tiene la sede su empresa. También le da para pagar la letra de la furgoneta que ha financiado a diez años, quizá desconociendo que la vida útil del vehículo no le dará para tanto, porque al ritmo de kilómetros anuales que está haciendo en poco más de seis tendrá que cambiarlo. Eso siempre que el gasóleo se mantenga en los precios actuales. Porque en los dos últimos años, los costes han aumentado de tal manera que el rendimiento de su trabajo ha caído considerablemente en cuanto a la aportación económica que le mantiene.

Willian José no tiene tiempo de ver la televisión porque sale todos los días de una casa que comparte con su mujer, tres hijos, un sobrino, una cuñada y el novio de una de las hijas, poco más tarde de las siete de la mañana y regresa cerca de las nueve de la noche. Cuando llega, si no está muy “cargado” de cervezas, sólo tiene ganas de cenar y acostarse. Sin embargo, trabajar dentro de una furgoneta, con largos periodos de espera para cargar y kilómetros por delante le da para escuchar la radio. Como un español más, muchas mañanas sintoniza las diferentes tertulias políticas de las barras de bar de las emisoras más importantes del estado. Eso le ha venido bien a la hora de obtener la nacionalidad. Sin embargo, como tantos otros, tiene una visión deformada incluso de su propia realidad. Porque a pesar de la vida perra que tuvo durante cinco años sin papeles, sin derechos en los que en más de un trabajo no llegó a cobrar por amenazas de su contratante, a pesar de que se ha comido todas las chapuzas de la construcción en sábados, festivos y fiestas de guardar porque así lo exigía el amo, a pesar de las doce horas diarias de un trabajo agotador, gracias a esas barras de bar de expertos en todo, que todo lo saben, ha llegado a la conclusión de que en España, quién no trabaja, es porque no quiere. Y que el que tiene que sacar adelante a una familia no piensa en si le pagan poco o mucho, sino en trabajar cuanto más mejor para poder obtener lo necesario. Ha llegado también a la conclusión de que el empresario es un benefactor, un ser humano decente que emprende por amor a España y al trabajo y no por obtener un beneficio estratosférico a consta del trabajo de sus empleados. Willian José también ha llegado a la conclusión de que el turismo es un generador de riqueza aunque los seis meses que él estuvo trabajando como camarero, ya con papeles, tuviera un contrato de mierda de seis horas e hiciera doce y el salario fuera la mitad de lo prometido y por eso tuvo que dejarlo.

Por eso, esta mañana cuando ha escuchado que hay que ampliar los aeropuertos de Madrid y Barcelona y los puertos de Valencia y Barcelona, él, ha sonreído, porque cree que eso será bueno para su negocio. Más empresas, más gente, más paquetes, más entregas, más dinero. No sabe que el único objetivo de esas ampliaciones es la especulación inmobiliaria que acarrea, las plusvalías que generan las rectificaciones de suelo y el negocio que conlleva la habilitación de un suelo rústico para convertirlo en industrial, con sus calles, sus farolas, su alcantarillado, etc.

Willian José es un español más sumido en una espiral de medias verdades, mentiras piadosas o no tan inocentes, desinformaciones interesadas y manipulaciones varias que hacen que lo que debería ser esclavitud se vea como don de oportunidades y lo que debería ser algo puntual como las jornadas excesivas de trabajo o los salarios de miseria, sea visto como el sueño americano. Desde el punto de vista de Willian José, de sus antepasados y de sus familiares que siguen en Urcos, él es un privilegiado al que la vida le sonríe. Desde el punto de vista de uno de esos seres cuya meritocracia es haber nacido en el seno de una familia con poder económico, sólo es uno más de los que se pueden aprovechar.

Todo depende del color del cristal de la ventana desde la que se mira.

*****

ALIÑO

Hace unos días, el Banco de España estimaba que nuestro estado necesitará cerca de 25 millones de extranjeros para trabajar en 2053. La misma noticia decía que los migrantes tienen mayores tasas de contratación (70 %), que sirven para reducir “desajustes” entre la oferta y la demanda y que es una estrategia para que las pensiones dejen de ser un problema.

Como puede observarse, el Banco de España no da puntada sin hilo. Los migrantes siempre son los que reducen las fricciones de la oferta y la demanda entre otras cosas porque la mayor parte de ellos, dada su legalidad, su miedo a perder la residencia o por la cultura de la obediencia ciega, siempre están dispuestos a trabajar en las condiciones que se les diga, incluso con abusos y son bastante menos conflictivos precisamente por su carencia de combatividad. De eso se aprovechan los empresarios. De eso se aprovechan los gobiernos con las leyes de extranjería y de eso se aprovecha el hijoputismo que tiene mano de obra barata y «creyente» que aporta trabajo y nula hostilidad. Aquí hay dos cuestiones fundamentales que el Banco de España, cómo órgano ejecutivo del hijoputismo no ha tenido en cuenta. La primera es que de aquí al 2053, si no se reduce la temperatura de la tierra y no se para el cambio climático, no se necesitarán ningún trabajador porque no habrá donde trabajar. Además, dentro de esa primera cuestión no tenida en cuenta está que es imposible seguir creciendo como hasta ahora ya que los recursos, además de finitos, cada vez son más escasos y por tanto más difíciles de obtener. España no cuenta con un tejido industrial potente y el turismo y la agricultura dependen en demasía del tiempo atmosférico, del clima y de los recursos importados. Sin petróleo, sin nitratos, sin otro tipo de insumos traídos de fuera, no hay ni cosechas, ni exportaciones. Sin agua no hay cosechas, ni turistas. Sin vegetación, no hay nada de nada.

Y la segunda cuestión es que aún pudiendo pensar que todo seguirá ecológicamente más o menos igual, que ya es mucho decir, igual los que tenemos que migrar a esos países que ahora nos aportan mano de obra en condiciones de semiesclavitud somos los europeos. Porque, como es lógico en un órgano pro OTAN, por UE y pro hijoputismo obvian que cada vez hay más países fuera del entorno del imperio que dentro y si el imperio se desmorona, cosa que parece inevitable, quiénes primero pagaremos la factura seremos los adláteres correveidiles que lamemos las botas de los emporios imperialistas. ¿Si dejamos de poder expoliar a todos esos países que nos aportan mano de obra en patera o en viajes turistas, de dónde vamos a sacar los bienes de consumo necesarios para poder tener trabajadores?

Esta no es una cuestión baladí. Y sin embargo lo parece porque los medios de adoctrinamiento (que no de comunicación) obvian estas cuestiones porque el relato no interesa ni a quien pone la pasta, ni a los anunciantes, ni siquiera a sus redactores jefes que verían peligrar su pan. Es absolutamente asqueroso ver como informan de las detenciones masivas de estudiantes por las protestas en favor de Palestina tanto en las universidades usanianas como en las francesas. Según el relato de televisiones, radio y prensa, parece que los estudiantes fueran peligrosos terroristas y no seres humanos pacíficos que claman justicia y respeto justamente por esos derechos que cada vez son más obviados. Parece, escuchando la radio y viendo al comentarista de turno de la tele, que la policía no sobreactuara usando una fuerza represiva innecesaria. Porque sí, puede que la legalidad vigente ampare esa fuerza bruta, pero la legalidad vigente amparaba los crematorios nazis de judíos , comunistas y gitanos, y no por eso estaban bien.

Es absolutamente repulsivo la que están montando estos señores que se llaman periodistas de la transición, con los que acusamos a la prensa de mentir y de intentar manipular para obtener réditos políticos. Los mismos que siempre han loado los negocios turbios, las corrupciones, las amantes sobornadas con dinero público, las comisiones por ventas de petróleo, el robo de patrimonio nacional, las cacerías africanas, las salidas de tono de los nietos y tantas otras exquisiteces de los vástagos de Puigmoltó, Es indignante que en el día mundial de la prensa libre, ni uno sólo de ellos se acuerde de Pablo González, periodista español, retenido en Polonia hace ya más de dos años, sin juicio y sin acusación formal, mientras intentan por todos los medios hacer bueno a quién troceó a otra persona para ocultar su cadáver. Esa es la prensa española.

El relato es tan importante que esta semana, el bocachanclas que fue alcalde de Valladolid y ahora es ministro de transportes nos premiaba, sin que fuera su intención, con dos perlas del hijoputismo del que su partido, el PSOE es acólito. En la primera, presumía de que España, gracias al gobierno del «fake» Pedro Sánchez, es objetivo principal del fondo buitre más grande del imperio, Blackrock, un fondo que no sólo no crea ninguna riqueza sino que se lleva por delante todo lo que se ponga, dejando, por ejemplo, a centenas de familias sin poder pagar el alquiler de sus casas, entre otras muchas características. Es el exponente más indecente de este capitalismo especulativo convertido en hijoputismo acérrimo.

La segunda es también una característica clásica de este hijoputismo. Presumía el «menestro», de que España esa la campeona mundial de la venta de sangría, del chiringuito de playa y de las paellas de color rojizo. Y claro, en un país en el que estamos viendo que falta agua en casi todas las costas, con un problema gravísimo de alquiler para los autóctonos, en el que los turistas no dejan vivir a la población residente, presumir de ser campeón mundial del turismo de mierda, pues es como poco, propio de un majadero.

Y como bola extra, el «menestro» de boca ancha y cerebro estrecho, nos ha dejado un conflicto diplomático con Argentina al acusar a Milei de aspirar cosas. Y mira que este desgraciado, que ha llegado presidente de Argentina precisamente gracias a los medios de comunicación, tiene actuaciones, políticas y trastornos suficientes para echarle en cara y no precisamente algo que no se puede demostrar y menos salido de boca de un ministro del Gobierno de España.

Los medios de incomunicación, adoctrinamiento y expansión del catecismo liberal, siguen pecando, en general de ser manipuladores de la realidad. Algunos como los que han salido estos días además son absolutamente asquerosos porque encima, se inventan noticias para enfangar a los díscolos con el R39. Pero, en general todos pecan de lo mismo: el relato, su «relato» está siempre destinado a ejercer pensamiento crítico contra aquellos que sea salen de la norma y para que sirva como pasaje bíblico del hijoputismo. Un catecismo que se resume en mandamientos como el cristianismo. Rusia es el Mal. China el purgatorio.USA es el paraíso. La UE y la OTAN, son la comunidad internacional e Irán, Cuba y Venezuela el eje del mal. Hamas, es un grupo terrorista islámico e ISIS también. Que ambos fueran creados y financiados por la CIA, no es importante. Israel es ocultado en cuanto a su genocidio y de los BRICS, ni aportan información porque no interesa. Los grupos ecologistas como Futuro Verde son terrorismo. El cambio climático es algo que se solucionará en el futuro pulsando un botón. La falta de agua no es ningún problema porque están las desalinizadoras y los pantanos (aunque estén llenos de aire). El Hidrógeno es la energía del futuro y los coches eléctricos el presente. Los decrecionistas son «iluminados» que sólo quieren destruir el sistema. Los recursos nunca serán escasos porque siempre han existido y siempre existirán. Y hay que crecer económicamente e indefinidamente porque es el mandamiento uno del liberalismo.

Por eso, en verdad os digo, como en semanas anteriores, que hay que apagar la TV y la radio. Que hay que leer mucho y cuanto más mejor. Porque al final, estaremos igual de desinformados que ahora pero, al menos, tendremos opiniones no dirigidas.

Solo nos queda, la ecología, el feminismo y el decrecimiento con reparto equitativo de bienes.

Salud, república y más escuelas.

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