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El fango, charca de payasos y tenores

Ángel Martínez Samperio
Ángel Martínez Samperio
Doctor en ciencias de las religiones por la UCM, periodista y escritor
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análisis

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Es sabido que agua que no corre no limpia, se transforma en charca donde habitan los parásitos y, consumida, se vuelve fango.

En el año 2012 Baltasar Garzón publicó <El Fango>, dando un buen repaso a la corrupción política nacional, a la de la Iglesia Católica, a la de la Administración de Justicia y sus colaboradores y a la de los medios de comunicación. Naturalmente que no se puede ni debe generalizar porque no sería justo ni verdadero, pero la podredumbre de unos nos atufa a todos los que tenemos olfato y distinguimos. No todos son igual. Y como en el famoso cuadro de <El grito>, nos llevamos las manos a la cabeza: ¿Cómo se puede practicar tanta barbarie por el Partido Popular? Que lo haga la ultraderecha se entiende, es lo suyo, y por eso son minoría, pero que lo practique un partido que debería ser moderado y centrado nos resulta incomprensible. ¿Cómo se ha podrido en tan poco tiempo? Si con esos modos un día llegara a ser gobierno, estaríamos perdidos. Todo anuncia noches de cristales rotos y cuchillos largos y piras donde arden libros. Hay que cerrarle el paso hasta que vuelva en sí, y sea útil al pueblo español y a la democracia que nos dimos. No hay vuelta atrás, porque la ciudadanía se defenderá con uñas y dientes. ¿Es lo que buscan? Con el fango no se pueden levantar estatuas ni ciudades.

Por otro lado, el 3 de julio de 1931, recién estrenada la Segunda República, Ortega y Gasset intervenía en las Cortes para decir: <<Hay tres cosas que no podemos hacer aquí: ni el payaso, ni el tenor, ni el jabalí>>. He sostenido en mi tesis doctoral la evidencia de que, en un sistema democrático, la política y el derecho son vasos comunicantes, y cómo este último está sostenido por la ética personal y se sostiene por y sirve a la ética personal y civil, y practica cuidadosamente por ello la ética procedimental, y se desnaturaliza si pierde la razón dialógica.

Pero, como reza el proverbio chino, <<el pez se pudre por la cabeza>>, y podrida la menea dando embestidas, cabezazos como badajo de campana que llama a la barbarie, y con asesores áulicos usa descaradamente y sin tapujos la <<Inteligencia del mal>> que nos dijo Baudrillard en su <<Pacto de la lucidez>>, y fabrica simulacros, píldoras de cianuro ideológico bañadas en chocolate, hipérboles grandilocuentes que levantan lo mezquino fabricado por su mente enfebrecida, elevándolo a categoría.

Por último, el ataque “ad hominem”, justificado cuando se esgrimen datos y se presentan alternativas. No el insulto si es que se tiene inteligencia. Es absolutamente deleznable que, ya que no se puede debilitar al que se trata como enemigo, se intente doblegarle atacando a su familia, buscando equiparaciones que no existen entre aquellos que reconocieron un delito, y quien, pese a una querella de muy dudosas bases, el Tribunal Supremo ha sentenciado que titulares de prensa no son base para admitir a trámite las querellas, en el peor de los casos, le asiste la presunción de inocencia.

No podemos consentir que partidos políticos nacidos al calor de la Democracia y la Constitución, por intereses personales de aquel que trajeron para sustituir a dos presidentes suyos que ellos mismos defenestraron, se eche al monte contra la Democracia y la Constitución. Decía de su tiempo D. Antonio Machado que <<en España de diez cabezas una piensa y nueve embisten>>. Creíamos haber pasado página hace ya muchos años. Por favor, rectifiquen. Paren la embestida.

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