Perdía dos sets a cero contra Zverev, y estaba a punto de perder el tercer set. Pero despertó. Por fin despertó. Carlos Alcaraz.
Ganó el set que tenía perdido y podría haber ganado el siguiente porque estaba jugando como los ángeles y aún mejor.
Sin duda pensaba en el muy esperado duelo contra Djokovic como estímulo e inspiración. Pero ni aún así.
Zverev estaba en estado de gracia, y la suerte estuvo de su lado.
Habrá que esperar para ver el próximo enfrentamiento entre Djokovic y Alcaraz.
Y habrá que esperar también para verle sumar el Open de Australia a su palmarés.
Una lástima no verlo en semifinales… y en la final, porque a partir del momento en el que comenzó a recuperarse verlo era una fiesta y un placer. Yo solo en mi casa aplaudía, gritaba y daba golpes con los pies:
¡Bien bien bien!!!
Tigre Tigre