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El acuerdo sobre pensiones supone una derrota sin paliativos para el PP

El Partido Popular impugnó el pacto en Bruselas dentro de su campaña para que la UE negara a España los fondos Next Generation

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análisis

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Con el acuerdo de pensiones del Gobierno de coalición, aprobado por Bruselas, el PP cosecha una de sus mayores derrotas esta legislatura. Desde los tiempos de Pablo Casado, los populares han estado malmetiendo ante el Parlamento y la Comisión Europea para que la UE negara los 140.000 millones de euros en ayudas a nuestro país. Casado hizo de aquella cruzada uno de sus ejes principales como líder de la oposición, tal es así que llegó a dar la imagen de que el Gobierno Sánchez era un gabinete manirroto y corrupto que dilapidaría el maná de los fondos hasta impedir que llegaran a su destino. Ante esta campaña negra de desprestigio, que Feijóo ha mantenido desde que se hiciese cargo de las riendas del partido tras la defenestración de Casado, Bruselas ha mirado con lupa en qué se estaba invirtiendo el dinero de los fondos Next Generation. Hasta el punto de que la UE terminó dando un toque de atención al Ejecutivo el pasado mes de diciembre, cuando alertó de que no se estaban cumpliendo las condiciones, tampoco en materia de pensiones, ya que según Bruselas no se garantizaba la sostenibilidad del sistema. Los inspectores europeos criticaron, con el respaldo del PP, que el Gobierno se arrogase la potestad de incrementar las cuantías de la jubilación conforme al IPC, pese a que esta medida fue votada en el Pacto de Toledo y contaba con la luz verde de los agentes sociales.

El PP siguió erre que erre cuestionando la capacidad de gestión del Gobierno y finalmente, a finales de febrero, Europa terminó enviando una delegación para fiscalizar el asunto de los fondos europeos. La visita de la delegación de Bruselas, con Monika Hohlmeier, del Partido Popular alemán a la cabeza, coincidió con el visto bueno por parte de la Comisión Europea para el desembolso a España del tercer tramo del plan de Recuperación y Resiliencia, dotado con 6.000 millones de euros, al dar por cumplidos los hitos y reformas requeridos. A partir de ese momento el Estado español debía cumplir las medidas pactadas antes de que llegara el cuarto pago, en el que se incluía la reforma del sistema de pensiones. Las declaraciones de Hohlmeier, que criticó la falta de transparencia en la gestión de las ayudas, inquietó al Gobierno Sánchez. La jefa alemana de la delegación se reunió con el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, quien se mostró confiado en que en los meses venideros se resolverían todos los problemas y obstáculos para que la reforma saliera adelante. “Este hito aún no está cumplido y eso significa que el Gobierno debe esforzarse a cumplirlo porque si no, se arriesga a las consecuencias”, alertó Hohlmeier, quien, no obstante, garantizó que no se le cortaría el grifo de las ayudas a España.

El pacto de pensiones avalado por Bruselas viene a despejar toda duda sobre la limpieza del procedimiento. Las cosas se han hecho bien, España ha cumplido todas las exigencias de la UE y nuestro país contará con un sistema sostenible a corto y medio plazo. Ha sido un mal día para el PP, como demuestra el hecho de que el vicesecretario de Acción Institucional del PP, Esteban González Pons, haya expresado la “preocupación y temor” de su partido ante  el hecho de que la reforma Escrivá pueda poner en riesgo la viabilidad de las pensiones en los próximos años. Pese a la derrota sin paliativos de la estrategia iniciada por Casado, los populares siguen aferrados al mismo discurso que pretende arrojar la sombra de sospecha sobre el Gobierno español. González Pons advierte de que solo conoce la propuesta de reforma cerrada por Escrivá con la Comisión Europea por las filtraciones periodísticas e incide en que las pensiones y su poder adquisitivo deben estar garantizadas, pero también las pensiones para quienes se jubilen en diez o quince años.

La reforma Escrivá plantea que el trabajador pueda elegir, a la hora de empezar a percibir la pensión, entre los últimos 25 o los 29 años de cotización, excluyendo los dos peores. Es una conquista social innegable, un plan que los sindicatos ya han calificado de “excelente”. Pero González Pons insiste: “Nos da mucho miedo que el plan de Escrivá sirva para asegurar las pensiones de hoy a costa de los que ahora tenemos entre 40 y 60 años”. Y reclama que todo lo que conlleve un acuerdo o consentimiento de Bruselas “esté firmemente supervisado”. Lo dicho: un mal día para el PP en su estrategia catastrofista, en su plan apocalíptico. Aquella nefasta frase, “que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”, proferida en su día por el ministro Montoro, perseguirá al Partido Popular para siempre.

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