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Encuentran partículas de plástico en el agua embotellada

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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El consumo de agua embotellada ha aumentado en los últimos tiempos. Según la Asociación Nacional de Empresas de Agua (ANEABE), España sigue siendo el tercer consumidor europeo por detrás de Italia y Alemania, con más de 107 litros de agua envasada al año por habitante. ¿Las razones? Desde luego no el precio, ya que la botella cuesta cerca de 0,22 euros frente a los 0,002 por litro de la del grifo. Sin embargo, la embotellada gana en sabor, es decir, es más insípida, al ahorrarnos el cloro, y también más segura frente a contaminantes bacterianos o compuestos químicos vertidos a la red. Aunque estos días esa seguridad se ha puesto en entredicho.

Un reciente estudio publicado por Orb Media y dirigido por la profesora Sherri Mason, de la Universidad Estatal de Nueva York (Fredonia, EEUU), ha encontrado un promedio de 10 partículas de plástico, cada una de ellas más grande que el ancho de un cabello humano, en casi 250 botellas de agua compradas en nueve países diferentes: Brasil, China, India, Indonesia, Kenia, Líbano, México, Tailandia y Estados Unidos.

Los investigadores aseguran que algunas de las botellas analizadas pertenecen a grandes marcas de agua mineral. En ellas encontraron restos de plástico que incluyen polipropileno, nylon y tereftalato de polietileno (PET), que son compuestos que podrían pertenecer a la propia elaboración de las botellas, los tapones y el etiquetado.

“Encontramos (plástico) en botella tras botella y marca tras marca”, declaró Mason a la BBC. Aunque puntualizó que “no se trata de culpar a estas marcas por las partículas, ya que el plástico se ha convertido en un material tan penetrante en nuestra sociedad que está impregnando el agua y con ello todos los productos que consumimos en un nivel muy básico”.

El estudio reveló además un promedio global de 10,4 partículas de plástico, de unas 100 micras de longitud aproximadamente cada una, por litro de agua analizado. “Además, los análisis mostraron un número mucho más grande de partículas incluso más pequeñas que los investigadores indicaron que probablemente eran plástico. El promedio global de estas partículas fue de 314,6 por litro”, señalaron los autores.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron un tinte llamado Rojo Nilo, que tiene la cualidad de adherirse a las partículas de plástico flotante, volviéndolas fluorescentes bajo cierta clase de luz. De ellas, las partículas más grandes fueron identificadas como plástico, tras ser analizadas mediante una espectroscopía infrarroja.

Mientras que las partículas menores de 100 micras y hasta un tamaño de 6,5 fueron más numerosas y se calcularon mediante un sistema usado en astronomía para contar estrellas en el espacio. Estas últimas “racionalmente se cree que son de plástico”, según Mason. Aunque no está confirmado.

Tanto el doctor Andrew Mayes, de la Universidad de East Anglia y uno de los primeros en usar esta técnica del Rojo Nilo, como Michael Walker, consultor de la Oficina Química del Gobierno del Reino Unido y miembro fundador de la Agencia de Normas Alimentarias, aseguraron que esos componentes serían “probablemente de plástico”, debido a que el análisis estuvo “bien hecho” por una química analítica de muy alta calidad.

En cuanto a la procedencia de ese plástico, se cree que pudo venir del simple acto de abrir y cerrar las botellas. Sin embargo, las cantidades halladas en unas y otras variaba bastante. Incluso dentro de las mismas marcas, unas tenían muchas partículas y otras muy pocas. Eso sin contar con que 17 de ellas estaban totalmente limpias.

Algunas de las marcas aludidas reconocieron que sus productos contenían microplásticos, pero que el estudio exageraba de manera alarmante los resultados. En concreto afirmaron que las micropartículas están “en todas partes”, por lo que “la posibilidad de que ingresen al producto desde el aire ambiente o materiales de envasado durante el proceso de embotellado no puede descartarse por completo”.

Este estudio viene a completar otro realizado, en septiembre del año pasado, sobre la composición del agua potable de la red de abastecimiento de nueve ciudades extranjeras.

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