Las calderas de gas en las nuevas viviendas que sean construidas en Eslovenia quedan prohibidas en virtud de la ley de energía, que acaba de ser reformada, y aprobada por el gobierno, hace una semana.
Se trata de un intento de eliminación gradual del uso del gas. De esta manera, a las comunidades locales no se les permitirá dar licencias para construcción de viviendas nuevas a no ser que se demuestre que por lo menos el 80% del gas puede provenir de fuentes renovables. Así lo ha recogido hoy el diario Euractiv.
Las concesiones existentes podrían ser prorrogadas con la limitación de siete años como máximo.
Vulneración de la Constitución
Obviamente, la reacción por parte de las distribuidoras de gas no se ha hecho esperar, y se han manifestado ya en contra de los planes, exigiendo a través de su asociación un dictamen legal que ha concluido que varias de las disposiciones que aparecen en esta ley recientemente modificada vulneran la Constitución del país.
Por este motivo, están planteando en estos momentos iniciar medidas legales ante la justicia.
El director de la Asociación Empresarial de Distribuidores de Gas, Urban Odar, ha señalado en una rueda de prensa que el problema se encuentra en que las restricciones solamente afectarán a los hogares y en este sentido, señala que faltan alternativas accesibles. Además, ha advertido de que las bombas de calor, uno de los elementos que se supone se quieren impulsar ahora, requieren de un consumo de red eléctrica que será más inestable para los usuarios en comparación con lo que ahora mismo les ofrece el gas.
Parte del proceso de transición ecológica
El gobierno, por su parte, responde a las críticas señalando que estos planes son parte de un proceso mucho más amplio que pretende ser gradual y que busca acelerar la transición verde reduciendo la dependencia de la energía importada.
En este sentido, las declaraciones oficiales hechas por la secretaria de Estado de Medio Ambiente del gobierno de Eslovenia, Tina Sersen, han sido las siguientes: «Un nuevo edificio residencial debe tener casi cero emisiones y no tiene sentido conectarlo a la red de gas. Hay alternativas que son mucho mejores para el bolsillo y para el clima».
