Estimada Majestat

Quiero perdirle perdón, Estimada Majestat Torra, es lo que tiene ser un librepensador (valga el oxímoron), pero yo procuro no olvidar que toda tradición es el refugio de la ignorancia individual, a veces necesaria o inconsciente (¡qué haríamos en la extrema soledad!) y las más: intencionada, no por agentes concretos: no, es mucho peor: los grupos de los que somos parte se autorregulan y van buscando su protección, por eso persiguen al individuo y depositan su vitalidad en la masa… suprimida la diferencia, se genera el “nosotros-masa” y sólo lo ajeno es diferente, o lo que es lo mismo: lo diferente es lo ajeno. Jugar así, es la derecha.

Por eso quiero pedirle perdón, a usted y a quienes ven en la distopía catalanoide una esperanza de noséqué, porque yo, Torra estimado, veo en su persona(je) al típico fascista español… y me jode. Sí, al típico fascista español. Deje que me explique: mi sensación de hartazgo se parece a ese refrán de “Éramos pocos y parió la burra”, llevo toda la vida ideando contra el Estado, contra el Sistema, contra el Capital, contra el Machismo y contra el cuento crudelísimo de las religiones y, resulta, que para que no me identifiquen con un patriotero españolérrimo debo confiar en partidos y grupos catalanistas que provienen de la corrupción histórica y clasista de la burguesía catalana franquista, de la corrupción pactada (con comisiones de porcentajes cerrados) en acuerdos con gobiernos españoles en busca de estabilidad, debo confiar en un tío que alardea de cristiano y explica que ése es uno de los motivos por los que debemos darle poder a él y a su república nueva, o en otro condenado a pagar una tonelada de dinero por haber empleado el público con fines partidistas y a quien se invita en el programa de La Sexta de Ana Pastor a una entrevista (que no estaría pactada pero lo parecía) y dice el tío: (no me lo puedo creer aún) que Cataluña ha participado en la política de España durante los últimos 40 años para que se consolidara nuestra democracia y nuestra prosperidad… Gracias, hombre… a usted y su magnanimidad displicente (mi respeto profundo por la catalanidad verdadera, esa que vive en los mercados, las calles, los bares, las librerías…).

Tócate los testículos: la de muertos de la dictadura que se habrán removido en sus tumbas con estos exfranquistas reconvertidos y recatalanizados y rerrepublicanizados negando la Historia real, la de la vida de tantas desgraciadas y víctimas… Parecía que salíamos del embudo picacarne, pero qué va, esto ha durado el tiempo de que Registrator vuelva a su casa… Ah, y si eres catalán porque vivas allí pero no quieras serlo, dice el nota, podrías elegir (irte, si lo estimares) en ese futuro país liberado… Tócate el clítoris.

¿Dónde está la izquierda para pelear contra éstos…? Y nótese que el pronombre abarca a todo el fascismo que inunda nuestra política, aquí, allá o acullá. Porque para mí un Estado es un mal menor, y me da igual trocearlo, ampliarlo o desaparecerlo, siempre que suponga una ventaja para sus habitantes. La política tiene como fin último la felicidad y ésta sólo es conocimiento. ¿Quieren que dividamos España con una escuadra y un cartabón? ¿Quieren salir de Europa? ¿Del euro? ¿Nos cagamos en alguna bandera? ¿Suprimimos toda subvención pública a las procesiones o a los espectáculos deportivos (incluidas las infraestructuras requeridas)? ¿Hacemos un Ministerio de Ingreso en la Península y empleamos parte del PIB para acoger y ayudar a los millones de desgraciados que claman en nuestras fronteras? ¿Etc. y etc.?… Yo me apunto a todo, colaboremos para librarnos de los ladrones.

Nuestro papel político está en resolver la crisis humanitaria de los que llegan forzados a Europa, vea usted cómo José Mujica, en ese discurso con motivo de los acontecimientos del Aquarius, nos lo arroja a la cara con la razón absoluta… somos los nazis de hoy, no lo olvide.

No, Estimada Majestat, se equivoca usted en mi modesta opinión de súbdito, entre otros, de usted mismo (también conocida como opinión de pagaimpuestos): deje usted de hacer el teatro falangista de los pueblos, las banderas y los emotivos himnos y las danzas emocionantes con trajes regionales, deje usted de acaudillar esas emociones que cuando despiertan pueden llegar a forzarle a usted mismo (que le pregunten a Puigdemont y su declaración de independencia forzada por los insultos: ¡El Nacimiento de Una Nación por sus Santos Cojones Afrentados!), deje usted de reconstruir la Historia como hacen todos los fascistas de este puto país y hagamos política, destrocemos la Patria Grande y Libre, pero con el ideal materialista del hedonismo, el amor al placer y al dolor naturales, hagamos un mundo mejor, más “eco-lógico”, acabemos con la falocracia y procuremos una Educación que permita vivir con Justicia y Libertad e Igualdad reales… más sexo y más comer, caballero, lo siento: yo soy de izquierdas.