sábado, 27abril, 2024
13.5 C
Seville

Memorizo otro poema de Luis Alberto de Cuenca

Javier Puebla
Javier Pueblahttp://www.javierpuebla.com
Cineasta, escritor, columnista y viajero. Galardonado con diversos premios, tanto en prosa como en poesía. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, El año del cazador, 365 relatos que encierran una novela dentro.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

He descubierto, tarde como tantas cosas -mi lentitud de liebre-, que el único modo de aprehender un poema, viajar por todos sus matices, es memorizándolo. Leerlo en voz alta es interesante pero no suficiente, leerlo para uno mismo -al modo de Ambrosio de Milán– es siempre demasiado rápido y deja pendiente una relectura o infinitas. Copiarlo también ayuda a aproximarse al estado de ánimo del poeta cuando lo “descubrió” él mismo; las modificaciones que vienen luego, aunque sean de su propia mano, son trabajo, pero ya no son magia. Magia. La magia que está en el título del más reciente libro de Luis Alberto de Cuenca: EL SECRETO DEL MAGO. Podría contar ahora, ¿y por qué no hacerlo si no hay prisa?, que Luis Alberto me dejó un ejemplar dedicado en la zona de recepción de la torre financiera donde vive junto a la musa Mariño porque los virus y las toses le obligaban a permanecer recluido.

Me senté en uno de los sillones blancos de Génova para echarle un primer vistazo. Venía con ganas de magia porque ese mismo día había comido en el hotel Liabeny con Tomás Fernández, a quien desde hace muchos años llamo El Mago. En la cubierta del libro hay una chistera de ilusionista de la que sale un conejo blanco con un as -azul- de corazones- en la pata o mano.

Y me encontré con la muerte. Con la muerte del mejor amigo de Luis Alberto, José Luis Chousa, a quien no conocía, pero ya sí porque Luis Alberto en tres poemas me lo ha presentado. La muerte, la edad, nostalgia del ilusionismo… y la magia.

La magia, la auténtica, la que no se puede comprender y a veces se califica de milagro, está por todo el libro: delgado, elegante; verdadero.

Leí el libro a saltos, en autobuses e incluso caminando y deteniéndome en algún momento, para subrayar, sobre la generosidad de un banco. Ya había leído el poema de los Graffitto, en un guasap (la magia tecnológica a la que ya nos hemos acostumbrado), pero el resto de los versos eran nuevos para mí. Nunca se sabe si elegimos o somos elegidos, el caso es que me quedé enganchado, lo leí una y otra vez, a ese barco que comanda Plinio El Viejo y en el que va Vespasiano. ¡Qué bueno sería si fuese capaz de aprendérmelo de memoria! Lo podría recitar muchas veces porque es una lección de filosofía y una novela histórica atrapada en veintiséis líneas (las he contado). Me cuesta mucho memorizar, utilizo todo tipo de trucos, y me canto por dentro a mí mismo el poema al menor pretexto y en los lugares más insospechados. El primer poema que memoricé siendo ya adulto, hará como mucho dos o tres años, era también de Luis Alberto de Cuenca: Basura Genética; no se me ha olvidado. Aprendí también el  VIDA de José Hierro, si no se conoce del todo apenas se comprende nada, dos más de Luis Alberto, y luego descubrí a Marzal, de quien he memorizado un ramillete amplio (me identifico con su forma de mirar), y ahora he añadido a la colección MUERTE DE PLINIO EL VIEJO, página 43 del libro publicado por Visor y merecedor del XXXIII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma.

Quien me conozca puede pedirme cuando quiera que se lo recite. O puede escucharme, los ojos delatan que no leo, en el enlace de youtube que pegaré más abajo si consigo que el resultado de la grabación transmita al menos un algo del poema fantástico.

Aquí va el enlace a youtube; una hora larga entre esta línea y la anterior (me atrevo):

Excelsior.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído