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Piden a la Corte Penal Internacional que se incorpore el «ecocidio» como un nuevo crimen

Políticos, abogados, académicos, ONGs ambientales y líderes empresariales de todo el mundo han respondido a una consulta pública realizada por la oficina del Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan KC, instando a la Corte a introducir el ecocidio como un nuevo crimen internacional en el Estatuto de Roma

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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La consulta que ha abierto la Fiscalía tiene por objeto recabar información para el primer borrador de un documento de criterios generales de actuación sobre cómo el Estatuto de Roma podría abordar mejor los crímenes contra el medio ambiente.

Entre los expertos que han respondido se encuentran el eminente jurista británico, Michael Mansfield KC; Laura Mary Clarke OBE, Directora Ejecutiva de ClientEarth; la baronesa Boycott; el embajador emérito de Finlandia, Mikko Pyhälä; el Ministro de Cambio Climático y Medio Ambiente de Vanuatu, Ralph Regenvanu, y la Copresidenta del Club de Roma, Sandrine Dixson-Declève.

Una de las organizaciones internacionales que han respondido a la consulta de la Fiscalía es Avaaz, cuya petición para que los legisladores de todo el mundo trabajen en nuevas leyes nacionales e internacionales que tipifiquen el ecocidio ha reunido recientemente más de 500.000 firmas.

Quienes han respondido a la consulta destacan la limitada protección del medio ambiente que ofrece actualmente el Estatuto de Roma, que se centra principalmente en los daños deliberados y sistemáticos a personas y bienes protegidos, como edificios religiosos o lugares declarados Patrimonio Universal por la UNESCO. En la actualidad, la única protección explícita del medio ambiente en el Estatuto se aplica a los actos cometidos en tiempos de guerra.

Penalizar los casos más graves de destrucción del medio ambiente

La introducción de un nuevo crimen autónomo de ecocidio en el Estatuto de Roma penalizaría los casos más graves de destrucción del medio ambiente tanto en tiempos de paz como de conflicto.

El concepto de ecocidio ha ido ganando relevancia. En febrero, Bélgica incluyó el ecocidio en su nuevo Código Penal, y otros Estados, como Brasil, Escocia, Inglaterra, Países Bajos, España (Cataluña) e Italia, han visto cómo se proponían o avanzaban Proyectos de Leyes de ecocidio en el último año. La Unión Europea acordó en noviembre incluir delitos «comparables al ecocidio» en su nueva Directiva de delitos ambientales, en base a la cual los 27 Estados miembros introducirán legislaciones equivalentes en los próximos dos años.

«La incorporación del ecocidio como quinto crimen internacional en el Estatuto de Roma, ocupando su lugar junto con el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y el crimen de agresión, garantizaría que las formas más graves de destrucción del medio ambiente se penalizaran al más alto nivel, actuando como elemento disuasorio mundial para los posibles perpetradores que ocupan los altos cargos en los órganos de decisión», explica la organzación Stop Ecocidio.

El experto en derechos humanos y Director de Nexus Chambers, Michael Mansfield KC, ha utilizado su respuesta a la consulta para destacar el potencial papel que un crimen internacional de ecocidio podría haber desempeñado para evitar la actual crisis climática, si hubiera formado parte del Estatuto de Roma cuando se creó la CPI, afirmando que apoya «firmemente la inclusión del ecocidio en el calendario de crímenes internacionales. El grave fracaso que supuso no hacerlo en 1998 se ha visto marcado por un aumento proporcional de los crímenes climáticos relacionados con incendios, inundaciones, sequías, que han causado pobreza, falta de vivienda y hambruna. Ninguno de estos está contemplado en la legislación vigente, centrada en las situaciones de guerra y conflicto. En 2012, junto con Polly Higgins, monté un simulacro de juicio por ecocidio en el Tribunal Supremo de Londres, relacionado con sucesos medioambientales de la época, para demostrar cómo podría funcionar en la práctica. Los sucesos fueron el vertido de petróleo de Deepwarter Horizon en el Golfo de México y el desarrollo de la extracción de arenas bituminosas en Canadá. Los directores de las empresas fueron acusados. Uno fue condenado por el jurado elegido al azar y el otro absuelto”.

Por su parte, Sandrine Dixson-Declève, Copresidenta del Club de Roma, ha señalado que «de vez en cuando, nos encontramos con una iniciativa sencilla que tiene el poder de crear un cambio positivo importante dentro de un sistema complejo. Una de esas iniciativas consiste en convertir en crimen el daño grave a los seres vivos.
Ya existe la estructura necesaria para ello: la Corte Penal Internacional. El reconocimiento del ecocidio en la Corte Penal Internacional es totalmente factible y llena un vacío evidente, un vacío que ha permitido que los devastadores daños al medio ambiente y al clima nos hayan llevado al borde del desastre. Hay una serie de grandes cambios de rumbo que deben llevarse a cabo en las esferas económica, política, social y cultural para alcanzar un escenario de supervivencia estable y equitativo para la humanidad; a través de lo cual se respetarán los parámetros para conseguir una Tierra en equilibrio físico, los límites planetarios. Convertir el ecocidio en crimen es una vía lógica para la necesaria aplicación judicial de esos parámetros”.

Finalmente, Jojo Mehta, cofundadora y Directora Ejecutiva de Stop Ecocidio Internacional, considera que «el ecocidio se incluyó en los primeros borradores del Estatuto de Roma -en esencia, aunque no de nombre-.  Merece la pena reflexionar críticamente sobre lo que podría haber sido diferente en nuestro mundo actual -los múltiples desastres de contaminación, la exacerbación del cambio climático y las amenazas a la biodiversidad que podrían haberse evitado- si de hecho se hubiera incluido en el tratado final firmado en 1998. Esta consulta pública representa una oportunidad de oro para que la Fiscalía reconozca la necesidad y la petición de la inclusión del crimen de ecocidio en el Derecho Penal Internacional; reconozca la gravedad de los crímenes medioambientales y su amenaza a la paz, la seguridad y la prosperidad y el bienestar mundiales; y recomiende la negociación de un quinto crimen internacional de ecocidio. Esto establecería protecciones medioambientales aplicables a las personas y la naturaleza, tanto en tiempos de paz como de guerra, en la Tierra y en el espacio, para las generaciones presentes y futuras».

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