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«Siempre se puede osar más democracia»

El conocido politólogo Pablo Simón presenta en ‘Entender la política’ una “guía para novatos” exhaustiva y divulgativa que pretende acercar al ciudadano una realidad tan presente como lejana y denostada

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análisis

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Politólogo y analista de referencia en numerosos medios de comunicación, Pablo Simón, profesor titular de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, nos deleita con “una guía para novatos” que asombrará a los más descreídos en eso tan denostado y presente en nuestro día a día como es la política.

Entender la política (Alfaguara) es un ameno y exhaustivo recorrido por los entresijos de un universo muchas veces impenetrable e incomprensible que, pese a ello, rige nuestros designios en las principales sociedades avanzadas del mundo. Simón advierte que “la política, como la vida, está llena de matices”. De ahí que este libro sea una caja de herramientas perfecta para empezar a desentrañar el misterio que oculta. Poco a poco, paso a paso, el reputado politólogo nos va guiando con pulso firme hasta llegar a reconciliarnos con un microcosmos que en ocasiones nos parece sumamente ajeno.

La política, ese universo hoy tan denostado como el periodismo, a grandes rasgos. ¿Simple casualidad o tenemos lo que nos merecemos?

En política rara vez hay casualidades. Este hecho que me comentas es bastante común en democracias “jóvenes”, las que se incorporan al club desde los años 70. La mayoría de esos países suelen tener alta desafección política (es decir, bajo interés político y desconfianza hacia las instituciones). Ahora bien, eso no significa que nuestros partidos políticos no pudieran hacer más por prestigiar una política que, por desgracia para todos, tiene mala prensa.

¿Por qué hablamos constantemente de política sin entender, aunque todos seamos hijos de nuestros padres y madres, ideológicamente hablando?

Porque, paradójicamente, aunque nuestros niveles de conocimiento político no son muy elevados (atendiendo a los datos de encuesta), todos somos perfectamente conscientes de que la política nos afecta. Lo que habría que intentar es buscar un mejor ajuste entre los dos.

En su obra Entender la política persigue el objetivo de Horacio de “instruir deleitando”. ¿Cómo logra que nos deleite la política en sus intervenciones en los distintos medios de comunicación siendo un mundo, a priori, tan árido y rechazado?

Bueno, el deleite está en el oído del que escucha y, en eso, hay opiniones para todos los gustos. Lo seguro es que hay que esforzarse en comunicar mejor. Deberíamos ser capaces de ser pedagógicos, explicando cómo funcionan las cosas, y no enredándonos cómo deberían ser. Lo ideal es intentar analizar por qué los agentes hacen lo que hacen, no lo que nosotros pensamos que es mejor. Y, sobre todo, hay que esforzarse en dar herramientas a los ciudadanos para que vean que la política es importante, pero que también pueden entenderla. Sin simplificar, pero tratando a la gente como mayor de edad.

“Los autoritarismos ofrecen soluciones inequívocas en un mundo complejo que, aunque nunca son sostenibles a futuro, son más atractivas en momentos de incertidumbre como este”

Las democracias actuales más avanzadas, ¿han llegado al límite de sus posibilidades y ya solo queda el camino de la regresión hacia regímenes más o menos autoritarios?

Siempre se puede osar más democracia. Otra cosa es que como sistema político necesite reciclarse de manera continua para ser capaz de proveer de bienestar y ser receptivo a las demandas sociales. Eso requiere repensarse mucho y es un desafío. Los autoritarismos, por el contrario, lo tienen más fácil porque ofrecen soluciones inequívocas en un mundo complejo que, aunque nunca son sostenibles a futuro, aunque empobrecen, son más atractivas en momentos de incertidumbre como este.

¿Cómo explicaría someramente a un ciudadano extranjero el chasis fundamental donde se sustenta la democracia española actual?

Es una democracia parlamentaria moderna sin más desafíos que los que tienen todos los países de nuestro entorno. Es verdad que nuestro elemento diferencial es la pluralidad territorial, algo que no pasa en todos ellos, pero por lo demás tenemos instituciones y partidos, para lo bueno y para lo malo, bastante similares a los del resto de democracias occidentales.

¿Cuál cree que es la realidad política concreta que la inmensa mayoría de españoles aún desconoce de su sistema democrático actual?

No a grandes rasgos, pero sí en aspectos concretos. Hemos hecho muy poca pedagogía democrática, hemos formado poco a los ciudadanos. Hoy la gente sigue sin saber bien la diferencia entre el voto blanco y el nulo, qué hace el Tribunal Constitucional respecto al Supremo, qué competencias tienen las comunidades autónomas o qué instituciones hay en la Unión Europea. Si nos preocupa de verdad que la ciudadanía controle al poder y castigue a los malos políticos, deberíamos darles más herramientas de las que tienen.

“Hay que esforzarse en dar herramientas a los ciudadanos para que vean que la política es importante, pero que también pueden entenderla”

¿Nuestros políticos patrios manipulan y mienten más que hablan o son solo gajes del oficio?

Hay muchos que mienten, sin duda. Ahora bien, cuidado porque en un contexto fragmentado los políticos nunca pueden mantener mucho tiempo sus postulados; necesitan pactar con otros y deben hacer renuncias. Ahora bien, la discusión mollar es sobre qué renuncias son aceptables y si los votantes luego transigen con ellas.

¿La fórmula D’Hondt es lo menos malo que le ha podido pasar a nuestro sistema representativo?

Bueno, es una fórmula matemática. Si la pregunta se refiere al sistema electoral, ha tenido sus virtudes facilitando la alternancia y el pluralismo, pero también ha ayudado a fortalecer mucho las cúpulas de los partidos con las listas cerradas o penalizado la proporcionalidad y el equilibrio entre territorios. No es mal sistema, pero sí creo que mejorable.

De la política a la guerra apenas hay una fina alambrada de separación. Nuestra historia reciente está ahí para certificarlo. ¿Cómo lograr no atravesar jamás este límite?

Respeto al pluralismo y contención desde el poder son dos buenos principios que nuestra política deberían tener en el frontispicio. En todo caso, soy optimista, creo que muchos fantasmas de enfrentamiento civil, pese a lo incendiado de la retórica de muchos, se han ido para no volver.

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