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Sinner ¿tan grande como Alcaraz?

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análisis

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Australia Open. La Gran Final. El quinto set: Medvedev parece un pollo sudao. Sinner ha conseguido remontar un partido que iba perdiendo por dos sets a cero. Pero aún está todo por decidir. Dos sets iguales e igualdad de uno a uno en el quinto. Cualquiera de los dos puede ganar. Están jugando magníficamente, con puntos increíblemente largos más allá de los 20 golpes. Dando lo mejor de sí mismos. Sinner parecía hundido en el abismo y que solo un milagro podía salvarle. Pero ha logrado ser su propio milagro. En el tercer set cuando iban cinco a cinco y sacaba Medvedev el italiano empezó a crecer, a hacerse grande como una casa o un muro infranqueable. Y lo consiguió. Le rompió el servicio al ruso y consiguió ganar el primer set. El cuarto set tuvo un recorrido muy similar. También cuando iban cinco a cinco Jannik Sinner fue capaz de hacerse más grande que su rival, a pesar de los casi dos metros de altura que tiene el ruso.

El quinto set. Podía pasar cualquier cosa….

Puede pasar cualquier cosa. Los espectadores del mundo entero contienen la respiración.

En el bar de nuestro amigo Montxo Dixie, El Ring, alguien dice que Sinner es tan grande como Alcaraz; y sí, lo aceptamos. Será maravilloso verlos jugar el uno contra al otro en el futuro. Pero de momento estamos dos juegos a uno a favor de Sinner en el quinto set y sirve Medvedev.

Sinner lanza un globo altísimo pero Medvedev salta todo lo necesario, golpea la pelota de revés y gana el punto. No le queda otro remedio que mantener su servicio. Dos juegos a dos.

Cuatro horas jugando y la igualdad es absoluta en este momento.

Gane quien gane pierda quien pierda, ambos pueden estar orgullosos y satisfechos de sí mismos. Ninguno barre al otro. Ninguno se ha rendido.

Sinner lleva menos horas de juego en el cuerpo, menos cansancio acumulado. Hasta el partido de la Final ha ganado todos los sets menos uno que consiguió arrebatarle Novak Djokovic. Quizá esa diferencia sea la clave del resultado final del apasionante partido.

Van tres a dos. Sirve el ruso Sinner tiene tres bolas de ruptura en el sexto juego del último set. Pierde la primera.

Pero con la segunda no perdona. Le rompe el servicio a Medvedev y se pone por delante en el marcador. Sería suficiente con mantener su propio servicio.

Quince a nada. Treinta a nada. A El Pollo Sudao, empiezan a salirle manchas rojas en la cara. Los fantasmas de otras derrotas en finales de Grand Slam cuando parecía que iba a ganar los partidos gritan en su interior. Es entonces cuando Jannik Sinner comete una doble falta. Y a continuación falla el primer servicio. El ruso se va a dejar el alma. Y se la deja; pero no es suficiente. Cuarenta quince. Sinner está más cerca que en ninguno de sus sueños de conseguir el triunfo en un Gran Slam. Sería el primero de su vida.

Medvedev mantiene sin problema el servicio en el siguiente juego. Cinco a tres. Si Sinner no falla será campeón en el Open de Australia 2024.

El primer punto es suyo.
El segundo es un ace.
Treinta a cero.
En el tercero comete un error y manda a la bola fuera. Treinta quince.

Y vuelve a cometer un error y el marcador se iguala a 30.

Aún no hay nada decidido.

Cerrar un partido siempre es difícil, cerrar un Grand Slam: dificilísimo.

Cuarenta a treinta. Jannik Sinner tiene bola de partido. De partido y de torneo.

Y la hace realidad. Lo consigue.
El mundo entero le aplaude. Bravo. Bravo. Enorme. Magnífico.

Tigre Tigre

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