Años y años. Y aún más años. Aguantándolo. Siempre él. Lewis Hamilton.
–Que me quiten de en medio ese McLaren que va demasiado lento.
–Somos los dueños del equipo y no vamos a permitir un español gane a un británico con un coche igual. Haremos lo que haga falta para impedirlo.
Habías llegado a creértelo, ¿verdad Luis Lewis Luisito?, habías llegado a creerte que jamás podría volverte a adelantar. Con tu supercoche, haciéndote con todos los records de la historia y alguno más.
Pero estamos en Canadá. En Canadá la lluvia me quiere. Y yo quiero a la lluvia. Una vez más, en la salida al apagarse el semáforo, has arrancado fenomenal, y me has dejado atrás. Pero no soy de los que se rinden. No lo he sido jamás, ni lo seré mientras me quede una gota de sangre en las venas.
Estabas delante, pero te iba a cazar, por nada del mundo pensaba dejarte escapar. De un modo u otro te iba a adelantar. No me lo has puesto fácil, admito que sabes pelear. Pero al final ha ganado el más grande. Te he adelantado en pista y estoy en un cajón más alto que el tuyo en Canadá.
La venganza es un plato que se sirve frío. Estoy en mi mejor momento. Tengo un coche que funciona y tengo hambre; los colmillos afilados como los de un jaguar. Lucha todo lo que quieras, haz todas las flexiones que quieras para ponerte fuerte y pídele a Toto que haga a tu flechita cuantas mejoras se le ocurran.
No me importa. Hoy te he adelantado en pista. Hoy he subido a un escalón más alto que tú en el podio. Y esto está solo empezando, Lewis Luisito Luis. Ya veremos qué sabes hacer para vencerme…, porque yo sabré hacer siempre algo más.
Aunque haya ganado hoy la carrera, Verstappen sólo era un personaje secundario. Mi lucha contigo es lo que va a mantener vivo este mundial. El público lo va a pasar genial. Y voy a ser yo quien va a ganar.
Tigre tigre.
