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Tensiones por las listas en Vox: los partidarios del duro Buxadé se imponen a los ultraliberales de Espinosa de los Monteros

Las listas y candidaturas del partido ultra son copadas por el núcleo más radical, que impone su discurso en cuestiones como la violencia machista

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análisis

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Es público y notorio que en Vox siempre ha habido dos almas. Por un lado la facción del dandi Espinosa de los Monteros, el elitista perfumado del clavel en el ojal que siempre soñó con construir un partido de corte republicano/yanqui, ultraliberal y trumpizado. Y por otro los partidarios de Jorge Buxadé, nostálgicos de ese falangismo carpetovetónico ibérico, casposo y rancio (Abascal estaría en ese equipo). Hoy, en medio de la campaña electoral a las generales del 23J, afloran las tensiones entre uno y otro bando a cuenta de la elaboración de las candidaturas. Macarena Olona, la ultra caída del caballo que ahora jura haber visto la luz y haber recogido la antorcha de la democracia, del derecho a decidir entre monarquía y república y de la defensa de las mujeres contra el machismo, sabe mucho de esas pugnas y esas purgas.

¿Quién se está imponiendo a estas alturas de la película? Claramente los buxadistas. No hay más que ver sus declaraciones de esta mañana, en las que propone 12 medidas que podrían adaptarse a una ley para acabar con el término “violencia de género”. Buxadé insiste en que el género es un concepto “ideológico” y adelanta que si Vox llega al poder en coalición con el PP acabará con la Ley de Violencia de Género para su sustitución de una “ley integral de protección de las mujeres y las familias”. Esta posición va en la línea del diputado y número dos de Vox en Valencia, José María Llanos, quien asegura que la violencia de género sencillamente “no existe”.

Buxadé denuncia “los ataques” que asegura está recibiendo Vox tras el “moderado y equilibrado” acuerdo firmado con el Partido Popular en la Comunidad Valenciana, donde no se incluye el concepto violencia de género, y a cambio se habla de violencia intrafamiliar.

El popular gurú de la caverna mediática, Federico Jiménez Losantos, siempre atento a los movimientos en el submundo nostálgico hispano, cree que Buxadé está “cargándose” la parte liberal de Vox ante la pasividad de Abascal, que lo estaría dejando hacer y que sigue sin querer hablar con los medios de derechas. La inquina de Federico hacia Vox parece aumentar día a día. No deja de darle estopa a los más ultras. Ya en tiempos de pandemia los calificó de nazis en paro cuando coquetearon con el negacionismo anticientífico y el movimiento antivacunas. Pero de momento, Federico ha perdido el predicamento, gancho y tirón que hace unos años tenía entre el electorado de Vox. El ácido periodista ha pasado de ser un líder de opinión del movimiento ultra a un traidor que ha roto con el partido voxista. Al menos con el ala más radical, con la que ha marcado diferencias ideológicas. No en vano, en alguna que otra entrevista ya ha tratado a Abascal como un político cuanto menos ambiguo.

De cualquier manera, lo cierto es que en Vox se están imponiendo las tesis más duras frente a las más, digamos moderadas (esto siempre entre comillas, partimos de la base de que en Vox no existe nadie de centro). Desde hace tiempo hay menos Espinosa de los Monteros y más Buxadé. La dirección del partido ha dado más protagonismo al segundo, que ha cogido las riendas ideológicas del proyecto verde. ¿Qué va a pasar con el dandi perfumado de las barbas impecables? Cada día lo veremos menos, su discurso tendrá menos repercusión en las altas instancias del proyecto verde y con el tiempo será arrinconado o utilizado únicamente para encargos y recados menores. Será solo la cara más pretendidamente civilizada de Vox en el Congreso de los Diputados, mientras el duro Buxadé tomará las decisiones de facto. Espinosa quería construir un partido a la americana, anglosajón. Tradicional pero avanzado en las formas; populista pero constitucional; nacionalista y patriótico pero sin echarse del todo al monte. Sin embargo, se va a tener que conformar con una versión caricaturesca de la Falange.

Todo ello tras la polémica negociación con el PP para conformar gobiernos autonómicos y municipales. También en Génova pugnan los más exaltados y hooligans (ayusistas) y los más templados (borjistas de la corriente Sémper). Esta misma mañana, populares y voxistas han mantenido una segunda reunión para intentar alcanzar un pacto de gobierno en Extremadura que dé el poder a la popular María Guardiola, según informa La Sexta. En el documento de negociación, el PP ofrece a los ultras la presidencia de la Asamblea extremeña. Por el momento, a Vox esta oferta le parece insuficiente, de modo que se muestra reticente a firmar. Las dos caras de la derecha y de la extrema derecha no auguran una legislatura tranquila ni cómoda o estable allá donde se han firmado los sucesivos bifachitos, como en la Comunidad Valenciana. Esta historia de desencuentros y rencillas internas en la extrema derecha española no ha hecho más que comenzar. Estaremos al tanto.

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