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Un filósofo de vacaciones

Quién te falta al respecto es quien te está enseñando algo. Siguiendo el hilo de los valores éticos de Epicteto

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
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análisis

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No. Eso es mentira. Ningún filósofo puede estar de vacaciones porque sería lo mismo que afirmar que un filósofo puede desconectar el cerebro unos meses. Otra cosa es el docente, que ese sí, y con derecho. Sirva de ejemplo lo acontecido en Roquetas de Mar un día cualquiera en un kiosco de churros, junto al mar,  en el que se encontraron dos filósofos, Epicteto y Timeo de Creta. Uno acababa de llegar de Madrid por aquello de bajar “al sur”, como dicen ellos en la época estival, una vez acabadas las clases en el instituto.

Y el otro era un nativo que colaboraba con la prensa.  Por casualidad se encontraron y se reconocieron. Habían estudiado juntos en la facultad. Al verse, tras el protocolario abrazo, rememoraron tiempos pretéritos donde sin duda el profesor de Metafísica y el de Hermenéutica eran sus preferidos.  Al poco regresaron al presente y ese fue el momento de las preguntas difíciles: “¿a qué te dedicas? ¿sigues estudiando? ¿cómo te ha ido?” –que  bien pensando no debería ser así, ya que si son filósofos podrían preguntarse sobre el sentido de la vida de ambos, pero bueno…-

El profesor tenía las respuestas dentro de la obviedad pero el otro titubeó un poco. En ese momento fue cuando surgió la mentira creativa. Este último dijo que vivía de sus palabras: de artículos, entrevistas, etc, una falsedad a todas miras porque a lo que se dedicaba era a vigilar la rambla de Almería, por lo que había recibido el sobrenombre de Epícteto (el vigilante de la rambla), algo que le pusieron por su mal carácter y sus repuestas irónicas.

El profesor no quiso ahondar. Entonces Epícteto le preguntó al primero a qué dedicaba el verano. Este le dijo que a desconectar. Eso le llamó la atención.” ¿Un filósofo puede desconectar?”-  Inquirió-.  Y este dijo que sí, que necesitaba recuperarse. Epicteto le dijo que si la filosofía iba de enseñar a pensar por uno mismo si era posible dejar de ser uno mismo en vacaciones. Y Timeo se ofendió por esto. “Ya estás como en la facultad con tus  comentarios absurdos” –Le dijo-. “Si vas a estar así, con tus ironías, preferiría no verte este verano” –Añadió-. Entonces Epicteto se enfadó aún más y golpeó la mesa.  “Pues muy bien; desconecta el cerebro” – Soltó muy alterado-. “Yo creo que un filósofo, sea profesor o no, nunca debe dejar de provocar a los demás para que piensen”. Entonces se marchó dejándolo muy enfadado.

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