Decididamente Núñez Feijóo no ha dado la talla

Si quedaba algún tipo de duda, el encuentro que mantuvo con Pedro Sánchez nos ha acabado de confirmar el que yo, personalmente, ya publiqué tiempo atrás que Feijóo no era la persona suficientemente preparada para asumir el cargo de presidente del estado español con el título: Alberto Núñez Feijóo no merece ser presidente.

Por haber sido el ganador de las elecciones, como nos afirma día tras día, Núñez Feijóo tiene unas ocurrencias francamente fuera de la lógica política y parlamentaria. Reunirse con su enemigo Pedro Sánchez para proponerle una gran coalición para salir del paso, un gobierno PP-PSOE por solo dos años, es la propuesta política menos estimulante que se ha formulado en estos cuarenta-y-tantos años posteriores al franquismo.

Todo el mundo esperaba que de la reunión entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez de este miércoles en el Congreso no saldría nada y que solo era una puesta en escena del líder del PP para subrayar que es el ganador de las elecciones y el designado por el rey para intentar la investidura. Pero el que nadie sospechaba es que Feijóo haría llegar a Sánchez una propuesta, entre insólita y surrealista, para que le deje gobernar en solitario durante dos años (Con quince ministros, todos del PP) en base a unos supuestos pactos de estado claramente inspirados en el programa Popular. Cómo era de esperar, el rechazo de Sánchez no ha sido ninguna sorpresa.

La propuesta de Feijóo a Sánchez parece poco pensada: se trataría de un ejecutivo sin ministros socialistas, que se dedicaría a aplicar una agenda de seis pactos genéricos, bajo enunciados tan vacíos que no significan nada. A saber: regeneración democrática, estado del bienestar, saneamiento económico, familias, agua y pacto territorial. No parece que con esto tenga que animar un interlocutor a quien no hace mucho ha llegado a acusar de las bajezas más viles. En cuanto al resto de las fuerzas con representación en el Congreso, Feijóo solo cuenta con Vox (pero no es un socio fiable, como se vio en la votación de la presidencia del Congreso), UPN y Coalición Canaria (que también han dicho que pueden entenderse con Sánchez si la investidura de Feijóo fracasa).

La pregunta que yo haría es: ¿Si la propuesta de Feijóo no tiene ninguna posibilidad, por qué insiste tanto en su voluntad de gobernar? La respuesta es que, probablemente, Feijóo ve peligrar su liderazgo después de haber creado unas expectativas electorales que no se han cumplido. Todo el mundo sabe que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, está afilando los cuchillos para apoderarse del liderazgo del PP. Ante esta situación, la única opción de Feijóo es sobreactuar y hacer ver que se mueve hacia alguna banda, con la esperanza que haya una repetición electoral que le otorgue una segunda oportunidad.

Con todo este teatro, está quedando en evidencia su liderazgo que, en lugar de fortalecerse se está erosionando todavía más. Las semanas que quedan hasta el debate de investidura se le pueden hacer muy largas, hasta el punto que ha tenido que programar reuniones con los presidentes autonómicos, que ahora son casi todos del PP, para llenar su agenda. Y no está claro que, cuando lleguen los días 26 y 27 de septiembre, mantenga el apoyo que Vox le ha prometido.

El hecho de proponerle a Sánchez que le deje gobernar dos años es bastante indicativo de la situación en que se encuentran tanto Feijóo como el PP. Feijóo no tiene claro el tiempo que podrá continuar como líder del partido, cosa que dependerá de varios condicionantes, entre ellos, la dificultado de encontrarle un relevo, porque el PP confiaba gobernar y no lo tiene preparado (hay quién tiene mucha prisa para ver Ayuso presidenta del partido y candidata a la Moncloa, pero la actual presidenta y casi reina de Madrid, da la impresión de no tener prisa.

Los socialistas han subrayado la debilidad de un Feijóo que después de hacer una campaña en que prometía «derogar el sanchismo» ahora ha acudido al «sanchismo» para implorar que le deje gobernar. Por muchas vueltas que le dé, el PP tiene que aceptar la realidad de la sociedad española, especialmente la catalana y la vasca, que no han dado una mayoría suficiente a la derecha y ha validado la fórmula de gobierno de los partidos de izquierdas y soberanistas. En segundo lugar, Feijóo no tiene ninguna credibilidad para plantear ahora pactos de estado, cuando el PP hace casi cinco años (los hará en diciembre) que mantiene bloqueada la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

¿Qué piensan ustedes, estimados lectores? ¿Creen que un candidato, que no tiene ninguna posibilidad para ser investido, tiene que pedirle a su contrincante que le deje gobernar? ¿Sus votantes no verán esta actitud como una humillación? Feijóo quería hacerle firmar a Sánchez un documento en el cual se comprometiera a que gobernara la lista más votada. Yo de Sánchez le preguntaría: ¿Cuántas autonomías y ayuntamientos gobiernan ustedes, con Vox, no habiendo sido la lista más votada?