Sólo era un pequeño papelito cuadrado, mal impreso que decía:
«DOCTOR ADHANOM.
Gran experto en terapia de inoculación génica ARNm. Tratamientos para Covid19 persistente. Ictus. Turbo cánceres. Muerte súbita. Hepatitis aguda fulminante y miocarditis en niños y jóvenes. Mascarillas de alta eficacia antiviral para Covid, FFP2 y N85. Geles hidroalcohólicos contra virus de contacto Covid19 y tests específicos PCR a 45 ciclos o más de amplificación. Prestigioso gran médico etíope con más de 10 años de experiencia en puestos de decisión en TPLF y OMS».
El minúsculo papel llamó la atención de la ministra al verlo sobresalir entre su correo personal, que una de sus asesoras lo había recogido de su buzón y se lo había pasado pasado en el coche. Nada más empezar a leerlo quedó fascinada por el formato y el contenido tan bien elaborado, que denotaba el resultado de un gran equipo estratégico detrás; se notaba que era una idea valiente, osada, directa, agresiva y muy oportunamente puesta en circulación en la fase justa y precisa, como un engranaje de relojería; con la opinión pública ya bien trabajada y receptiva… (Ya le habían hablado de técnicas de ingeniería social como primado positivo, primado negativo, hiperstición y lenguaje performativo, pero eso ya eran cosas muy gordas, de grandes estrategias de «los de arriba»!). Era el mensaje definitivo de la «nueva normalidad» de ese «nuevo orden» a nivel mundial.
Y entonces cayó en la cuenta:
-Este papel en mi correo personal no puede ser casualidad; me lo han puesto ahí gente «de muy arriba»; ¡he llamado la atención de las altas esferas llevando sólo un mes en mi cargo, está claro!…
Apenas hacía unos días que la ministra había ejercido realmente como tal por primera vez, con el mandato de uso obligatorio de mascarillas en centros sanitarios, en todo el país. Ahora, volviendo en coche de un pequeño acto en un hospital, se sentía en éxtasis, disfrutando de una sensación de poder y sentido de mando como jamás había experimentado. La habían felicitado por su habilidad. Con tan poco tiempo con la cartera de sanidad en sus manos, había resuelto una situación complicada como era la falta de sanitarios, que se traducía en que los pacientes no disponían de atención primaria inmediata, por lo que acababan yendo a hospitales por los simples resfriados de cada año, provocando otra vez el colapso hospitalario por la falta de personal.
La genialidad estuvo en saber cambiar la percepción de la ciudadanía de una situación caótica de falta de inversión, de atención médica peor que precaria, que se arrastraba desde tiempo atrás, y contarlo como como si se tratase de un colapso hospitalario por la gravedad de la gripe (ya no se podía seguir estirando más el chicle del Covid, que ya no asustaba a nadie). La gripe era la misma de siempre, resfriados estacionales de mayor o menor gravedad, pero leves. Lo que no era lo mismo de siempre es que se había recortado en todo, incluyendo en personal médico y sanitario, porque el presupuesto se había ventilado al invertirlo en más de dos mi millones de euros -en dos años-, en una compra bestial de dosis de revacunación covid que ya nadie se ponía, en cuanto la gente comenzó a ver los resultados al tercer pinchazo.
Otra partida brutal se había destinado a untar a los medios, mucho más generosamente de lo habitual. Habilitar semejante Fondo de Reptiles cuesta muchos millones, entre subvenciones, contratos de publicidad y otros favores a famosos e influyentes, pero así se había conseguido que nadie hablase de la ineficacia e inseguridad de vacunas, mascarillas, restricciones, o de conseguir olvidar temas incómodos, como el asunto de aquellos 1.600 pasaportes Covid falsos, que implicaba a demasiada gente demasiado importante… Pero mantener anestesiada a la opinión pública significa desviar aún más dinero que podría invertirse también en sanidad… Lo importante es que la gente aún seguía pendiente de los medios oficialistas, aunque el hecho de que los jóvenes empiecen ya a buscar datos por canales alternativos puede llegar a ser un problema.
Empezó a pensar en voz alta; le gustaba escucharse a si misma.
-Y luego, el dineral que se esfumó desviado por los fraudes de las mascarillas, de los guantes, de los respiradores, de las batas desechables, de los tests… más de trescientos cincuenta millones y medio. Y hubo que volver a untar a la prensa para acallarlo, claro.
¿Y qué se le ocurrió a su equipo y a ella para reconducir tal desastre?
-Ah, fue tan básico como genial. Bastó cambiar la palabra «covid» por «gripe», et voilà; el relato se vendió solo: la gente asoció gripe con mascarillas (cuando son tan inútiles para la gripe como para el covid) y bastó con que, con las primeras noticias preparadas a tal fin, cuatro gatos se pusieran los bozales en centros comerciales y transporte estas navidades, e incluso por la calle, y que lo asociaran a los estornudos, toses y mocos de siempre, para que el invento del miedo instintivo funcionase.
«Fueron haciéndose estudios científicos que demostraban que ninguna mascarilla funciona con los virus; hasta cuatro revisiones científicas que podrían habernos acorralado progresivamente, o los artículos de revistas médicas en el mismo sentido… pero mantuvimos a nuestros medios bien untados para mantener la atención lejos de ese tema… nadie ha publicado nada de eso… ¡hay que saber hacerlo!
Sus asesoras le habían dicho, nada más bajar del estrado: «ministra esto va a ser aún mejor que cuando te hiciste la foto corriendo por la cuesta con mascarilla y soltaste: «comprobado; se puede subir cuesta arriba con mascarilla»»¹
-Hay que reconocerlo, modestia aparte; nadie me puede negar ahora el haber hecho gala de tanta habilidad y autoridad médica, que la opinión pública ha aceptado la lógica de mi discurso, aunque algunos me acusen de haber hecho un giro de 180°. ¿Y qué, si al estar en la oposición dije que las mascarillas no tienen ningún aval científico, y ahora digo todo lo contrario?² ¡Pues hago lo mismo que hizo Carlos Jesús: cambiar de decir que las mascarillas no servían a decir que ahora sí! -Ni siquiera reparó en que había nombrado mal al que fue portavoz de Sanidad de cuando se puso en marcha la operación de la pandemia Covid-.
«¿Te lo puedes creer? He implantado un mandato por autoridad política pura y dura, sin ningún respaldo legislativo, sin haberme apoyado en ninguna documentación científica ni técnica. Y he hecho doblete, porque además, en lo político, he desviado el debate de las mascarillas a lo más ficticio que nadie se pudiera imaginar… y lo mejor es que he colado todo ese discurso cuando estamos ya por debajo del pico de casos de gripe, que ya están bajando… pero no lo ven; tengo a todo el mundo mirando a donde yo quiero que miren…³
«El desastre sanitario ha quedado ignorado, oculto a la opinión pública porque ahora sólo hay miedo a la gripe, al Covid… ah, y qué genialidad la del invento del «3-en-1», añadiendo otra enfermedad leve al paquete como es el virus Sincitial, que todos lo hemos pasado ya de pequeños… pero a eso lo llamas «tripledemia» y ya tienes a la gente ocupada en esa historia y te dejan tranquila para hacer las cosas a tu manera… Y además he matado dos pájaros de un tiro, porque he preparado el terreno para que cuando en mayo hagamos el tratado de pandemias con los «de arriba», todo estará ya «listo para el traspaso», jajaja…⁴
«La OMS nada menos… y yo estaré en primer línea de negociación de traspaso de poderes con ellos… ¡Y qué capacidad tiene esa gente, a ese nivel estratosférico de autoridad, de poder… ¡si el mandamás tiene un pasado más oscuro que el sobaco de un grillo, y míratelo ahí, en la cota más alta de autoridad médica y sanitaria del mundo⁵. ¿Te imaginas, presidente?, yo, en la sede de la OMS, recibiendo la felicitación personal del director general, de Von der Layen, de Bourla, de Kolomovky…
La ministra volvía a pronunciar nombres que ni ella misma sabía muy bien cómo se relacionaban en su imaginario; iba elucubrando en voz alta, construyendo un sofisma cada vez más disparatado… Se repantigó en el asiento trasero del coche; se imaginó que hablaba por teléfono con el presidente de gobierno y comenzó a hablar ya desatada, extasiada:
-Escucha, presidente; pienso proponer una idea osada, que se me ha ocurrido tras conocer la última consigna de estrategia que me ha hecho llegar discretamente el equipo estratégico del presi de la OMS, ya sabes, ese que me hace tanta gracia porque parece Steve Urkel jubilado…, ja, ja, ja… Pues oye ésto: haremos una campaña basada en la idea de los indicios que hay de que el Covid se transmite por las heces⁶, y a partir de ese argumento de inicio, promoveremos en la gente un relato, que inculcaremos por fases, que al final fijará la idea de que las mascarillas se deberán usar tanto como barrera buco nasal como también barrera proctológica… La gente se cree todo lo que le llegue en lenguaje técnico ¡Y se avendrán a ello; no habrá resistencia y normalizaremos la mascarilla para todo el mundo, en todas las comunidades, todo el año, ¡yuhuuuuuuu… mascarillas a porrillo…!, ¡hasta podemos crear un nuevo sector productivo puntero y competir con los chinos… jajajaja!
«¡He impresionado a los de la OMS con mi estrategia, que lo sepas, y me han hecho llegar la línea de actuación a seguir, directamente a mi! ¡Se han percatado de mi capacidad de liderazgo y credibilidad…!, ¡Tiembla, presi, que en las próximas elecciones te quito el puesto!, ¡¡¡JAAAAAA, JA, JA, JA, JA…..!!!
La ministra ya reía como una posesa; su cuerpo experimentaba unas sacudidas orgásmicas, casi convulsivas… que siguió notando incluso cuando la risa enloquecida le dejó sin aire…
Y es que una de las alarmadas asesoras de la ministra, en el coche oficial la está realmente sacudiendo; la ministra se encuentra en medio de una extraña borrachera, en un estado de semi alucinación todavía, con una mezcla de euforia y excitación lisérgica.
Mientras se va ubicando el el tiempo y el espacio, le parece oír la voz de aquel personaje televisivo, «el Tío de la Vara» decirle:
–«Eso va a ser del riego».
Dirige la mirada, aturdida, al origen de la voz y ve en su regazo el móvil en modo altavoz; estaba en plena conversación con el mismísimo presidente del gobierno, -al que realmente había llamado-, que ha escuchado sus desvaríos pronunciados en voz alta, y que ahora le vuelve a repetir la misma pregunta alzando la voz:
-¿Me oyes, ministra?, te lo vuelvo a repetir: ¡¿Qué vas a hacer luego?; te quiero en mi despacho antes de media hora; no has respondido a mi mensaje y me has obligado a tener que ausentarme de la reunión para llamarte!
Una interjección muy fuerte queda interrumpida al colgar el presidente.
A pesar del desconcertante retorno a la realidad, a una parte de la mente de la ministra aún le resulta gracioso el intento de voz baja intensa, con tono de enfado del presidente, que a través del altavoz del teléfono realmente suena como la de «el Tío de la Vara».
Pero otra parte de ella misma, más racional, se abre paso en medio de ese estado de irrealidad, imponiendo el retorno a la cordura; se toca la cara y se da cuenta que ha llevado puesta la mascarilla desde que entró en aquel hospital provincial esa mañana temprano para un acto oficial… ¡Había tenido una alucinación por falta de oxígeno, tal como le advirtieron que le pasaría por haber hecho la chorrada aquella de correr cuesta arriba con mascarilla, con cuatro dosis de vacunas covid en su cuerpo!
Se quita la mascarilla, respira, y tras ubicarse totalmente en la situación en que se encuentra, y sin atender a las miradas aterrorizadas de sus asesoras, la ministra coge nerviosamente su móvil y lee el mensaje del presidente:
«¡¿Se puede saber qué te pasa, ministra?, ¿para qué me has llamado al número de asuntos urgentes en medio de la negociación tan complicada que tenía hoy con los indepes?; ¡has hablado tan alto que todo el mundo te ha oído!
Respóndeme en seguida y dame una explicación válida que podamos coordinar ante toda esta gente. ¿Cómo se te ha ocurrido esta locura en este momento? Hay que estar en la hipoxia, la autopsia, la inopia…, ¡maldito corrector!»
Y a los pies de la ministra cayó aquel papelito cuadrado, mal impreso, que se mezcló con su correo doméstico, y que en realidad decía:
«MAESTRO LAMIN.
Gran curandero y vidente africano. Soluciono cualquier tipo de problema. Hechizos de amor. Impotencia. Recuperación de pareja. Amarres y brujería. Atraer clientes. Suerte en los negocios. Mantener puesto de trabajo. Superar exámenes, juicios, problemas de drogas. Abrir tu camino. Vencer a tus enemigos. Mal de ojo. Vudú.
Conjuros africanos. Quito la mala suerte de tu vida. Arreglo casos desesperados. Resultados garantizados. 10 años de experiencia en magia negra».
…Y colorín colorado, este cuento se ha abocado, apocado, aparcado…, (¡Maldita mascarilla, que me va a dejar sin riego…!)
NOTAS
3. El doctor Antonio Alarcos
dedicó un completo análisis a este tema en su sección del programa LA COSA NOSTRA de Locactiva Radio (https://t.me/DrAlarcos/953)
4. Ver a Mª José Martínez Albarracín, médica y catedrática de procesos diagnósticos, sobre el próximo tratado de pandemias con la organización de capital privado OMS, que dejará a España sin soberanía en materia médica p(https://t.me/medicosporlaverdadESP/5139)
5. El actual director de la OMS perteneció a la organización TPLF, considerada todavía como banda terrorista https://periodistasporlaverdad.com/tedros-adhanom-director-de-la-oms/s
6. https://www.webmd.com/covid/coronavirus-transmision-general
El link correcto de la nota 6, que se refiere a Tedros Adhanom es:
https://periodistasporlaverdad.com/tedros-adhanom-director-de-la-oms/
Pido disculpas por la errata en el artículo, que impide la navegabilidad del link.
Pido disculpas de nuevo por la errata del anterior comentario que cita a la nota 6 cuando realmente es la nota 5.
(¡Maldito corrector!)