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Otoño de 2023

Rafael Víctor Rivelles Sevilla
Rafael Víctor Rivelles Sevilla
Nacido en Valencia el 4 de Junio de 1961. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid en 1986. Especialidad de Psiquiatría. Ejercicio actual en el Hospital Universitario La Paz.
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análisis

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El “Gatopardo” se convirtió en la obra póstuma de Giuseppe Tomasi di Lampedusa fallecido en 1957. En ella se narran las andanzas del Príncipe de Salina y de su familia en la Italia de mediados del S.XIX y la máxima que reza “es necesario cambiar para que todo siga igual” su más famosa cita.

En el otoño de 2023 tal vez padezcamos en España un nuevo Gobierno que nos causará tantas desazones e infortunios como los ocasionados por el que tiene visos de marcharse. Bueno, tal vez continúen los mismos, lo cual tiene la ventaja de que ya nos hemos acostumbrado a sus medidas estrafalarias en cuanto a moral, sexo, identidad y en general en todo lo referente a cuestiones que a la gente deberían importarle un pimiento. Y si llegan otros, pues lo más seguro es que vengan a dar la matraca con las banderas, la patria y también con la identidad y el género para no quedarse atrás. En las cuestiones fundamentales como la economía y la posición internacional de nuestro país en un contexto muy peligroso o como la salud durante la pandemia, las posiciones de unos y otros son idénticas. Dicho en otras palabras, nos conducen a enfrentarnos emocionalmente en lo simbólico inventándose problemas donde no los hay mientras nos toman el pelo en lo real.

Porque las decisiones trascendentales se toman en espacios tan “democráticos” como el Foro Económico Mundial y son Larry Fink (CEO de BlackRock y por tanto uno de los hombres más poderosos del planeta, actual dueño virtual de Ucrania, territorio que ha comprado sin pestañear) o Bill Gates los que verdaderamente “cortan el bacalao”. Nadie les ha votado, pero mediante el control absoluto de la información y del dinero, nos dirigen con mano firme con mentiras y manipulaciones, transformando a la gente en siervos convencidos y, eso sí, entretenidos con el fútbol, los videojuegos, las redes sociales o los móviles de última generación llenos de “cookies” para conocer nuestras preferencias y hacernos “más felices”. No. La plutocracia gobernante mundial se mantiene firme en el poder.

Y los que tampoco cambian son los virus estacionales. Más o menos mutados pero siempre regresan. Todos los años. Y naturalmente ahora tenemos al Covid 19 como nuevo visitante estrella. La duda me corroe. Temo una renovada y agresiva campaña vacunal con un doblete de gripe y covid a la vez. Una banderilla en cada lado. Espero que sin descabello y vuelta al ruedo. Los dos mejunjes menos eficaces de la historia de las vacunas sospecho que van a volver con la caída de las hojas. Edward Jenner (si, el hombre que desarrolló la primera vacuna, esa sí, bastante eficaz contra la viruela) debe de estar revolviéndose en su tumba. Si creyese en el alma inmortal desearía que su espíritu se le apareciese al sinvergüenza de Anthony Fauci para enviarle al Tártaro de la inmunidad mentirosa. Ignoro el aspecto de ese infierno, pero lo imagino lleno de pústulas y habitado por “expertos” con apariencia de figuras de El Bosco.

Alguien puede interrogarme sobre el motivo de mis temores inmunológicos. Yo le respondería que la plutocracia no se cansa jamás en su preocupación de que no enfermemos. Vale, tal vez la verdadera razón sea que su ansia de dinero es insaciable, pero yo soy de natural bondadoso y nada malpensado. La intención de la OMS de crear una especie de pasaporte mundial de salud inspirado en el modelo europeo, es decir, inspirado en el certificado covid digital, ese engendro totalitario, arbitrario e inútil, no me tranquiliza en absoluto. De ese modo piensan combatir futuras pandemias y parecidas amenazas sanitarias. Frente a este horror únicamente estoy armado de una estampita de Novak Djokovic que porto encima con el mismo fervor que un viajero lleva a San Cristóbal. Es decir, no termino de fiarme de la protección  del amuleto

frente a Tedros Adhanom Ghebreyesus y sus huestes de la OMS bien armados de jeringas desechables untadas de potingues venenosos.

¿Qué más da que continúe Sánchez o que en Moncloa se aposente Feijoo? No he escuchado a ninguno hablar del pasaporte digital auspiciado por la OMS, aunque mucho me temo que si hablasen, no me gustaría nada de lo que dijeran. Sobre su infame posición con respecto al envío de armas a la hoguera ucraniana la conozco y se resume en que harán lo que se les manden. En Otoño de 2023 tal vez hayan cambiado las caras, pero todo continuaré igual. Las “Dos Españas” es una narrativa muy útil como distracción emocional pero con el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona ya andamos sobrados de enfrentamientos emocionales.

Y regresando a las vacunas, volverán a inundarnos de propaganda, exaltando unos brebajes que ni evitan el contagio, ni previenen la enfermedad. Unas “vacunas” que se vendieron con estudios manipulados, de las que desconocemos sus efectos a largo plazo y con riesgos para la salud que, esos sí, los estamos sufriendo ya. Hace poco que la jefa del gobierno del estado canadiense de Alberta, Danielle Smith pidió públicamente disculpas por el acoso sostenido sobre los que no se vacunaron. Tengo entendido que poco después fue censurada en Facebook, algo de lo que ella misma se quejó. Bueno, Zuckerberg es otro de los grandes prebostes del poder global occidental que, como una maraña de pesadilla, ha colonizado o pretende hacerlo todos los ámbitos de nuestra vida, hasta los más íntimos, generando todo hay que decirlo, ingentes beneficios al conjunto de la élite gobernante.

Si. En otoño de 2023 todo seguirá igual. Tal vez sin mascarilla. Otra inutilidad. Pero todos nos sentimos aliviados de que nos levanten esa inmerecida penitencia. Somos como ratoncitos sometidos a una indefensión aprendida y aceptada que se alegran cuando les levantan una imposición arbitraria. Es de agradecer que dejen de maltratarnos. Pero yo recuerdo tiempos en que era normal no ser maltratado. Pero cuidado, sólo he dicho “tal vez sin mascarilla”, que en el otoño vuelven los virus respiratorios. Y Feijoo era un entusiasta del pasaporte covid. Y Sánchez el pregonero del confinamiento estricto. Harán lo que les manden. Y yo, el 23 de Julio, votaré a Joan Manuel Laporte. Espero que no nos movilicen para la guerra de Ucrania en defensa de la libertad y la democracia y bla, bla, bla…mientras discutimos si España es o no racista, o machista o fascista o progresista. España es, sobre todo, una extraña colonia de “clientes” insatisfechos dentro del inmenso mercado mundial. Como Europa. Exactamente igual que Europa. En otoño, Doña Úrsula continuará en su puesto. Casi seguro.

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