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«Un gobierno que encarcela a las madres protectoras no es feminista»

Activistas de la Plataforma en Apoyo a María Salmerón, tras conocerse la negativa del Consejo de Ministros de conceder el indulto a una madre que protegió a su hija de un maltratador condenado, irrumpieron en el IV Encuentro Iberoamericano sobre Equidad de Género y Seguridad Social para señalar el fracaso del Ejecutivo de Pedro Sánchez en la lucha contra la violencia de género y su «apoyo a la justicia patriarcal»

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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El día 28 de abril de 2022, un grupo de activistas de la Plataforma en Apoyo a María Salmerón intervinieron en el IV Encuentro Iberoamericano sobre Equidad de Género y Seguridad Social, un evento organizado, entre otros, por el Ministerio de Justicia, y que se celebró en la Delegación del Gobierno en Sevilla.

Los hechos ocurrieron justo un día después de que se hiciera pública la negativa del Consejo de Ministros, y especialmente la Ministra de Justicia, Pilar Llop, a concederle el indulto a María Salmerón. Por esta razón, miembros de la Plataforma se presentaron con pancartas tanto en la puerta como dentro del acto para denunciar la violencia institucional y justicia patriarcal que supone esta decisión.

Inicialmente, estaba prevista la asistencia al acto de la propia Pilar Llop. Sin embargo, finalmente, fue sustituida por el Secretario General para la Innovación y Calidad de los servicios públicos del Ministerio de Justicia, Manuel Olmedo.

Durante su intervención, las feministas se levantaron y lucieron carteles con lemas como «Justicia y reparación para María Salmerón» o «Pilar Llop fomenta la justicia patriarcal». Además, dirigiéndose tanto a Olmedo como al resto de asistentes, denunciaron la complicidad del actual gobierno de Pedro Sánchez con la violencia de género: «Un gobierno que encarcela a las madres protectoras no es feminista».

Las intervenciones de las activistas fueron retransmitidas en streaming en directo, antes de que fueran desalojadas por el servicio de seguridad.

«Desde la Plataforma en Apoyo a María Salmerón reiteramos nuestra indignación con el rechazo del indulto por parte del autoproclamado ‘gobierno más feminista de la historia’. La Ministra de Justicia, la Ministra de Igualdad y la Fiscal General del Estado han fracasado a la hora de cumplir con su supuesto compromiso con la igualdad de género y han elegido posicionarse del lado del patriarcado, por lo cual exigimos su dimisión», ha señalado la Plataforma en un comunicado.

María Salmerón, una vida de lucha justa

María Salmerón fue víctima de maltrato físico, psicológico y sexual por parte de su exmarido, con quien tiene una hija en común. En 2008 el maltratador fue condenado a 21 meses de prisión por violencia de género pero no ingresó en prisión porque la condena era inferior a dos años y porque no tenía antecedentes penales. A pesar de esta condena y en contra del interés superior de la niña, los tribunales ordenaron mantener el régimen de visitas.

La niña le dijo a su madre en varias ocasiones que tenía miedo de ver a su padre y por el temor que sentía por la vida e integridad de su hija, María impidió que la niña lo viera. El condenado por violencia de género denunció a María Salmerón y la justicia la terminó condenado a ella en cuatro ocasiones con pena de prisión por desobediencia a la justicia y a indemnizar al maltratador. El actual gobierno de Pedro Sánchez se ha negado a indultarla.

Diario16 es uno de los medios que, cumpliendo con su compromiso de lucha en favor de la igualdad real y la violencia machista, ha apoyado a María Salmerón durante toda su lucha por la reparación y la justicia justa.

En el mes de marzo de 2016, apenas 3 meses de iniciarse esta nueva etapa de Diario16, yo participé junto a María en un acto celebrado en Nerva (Huelva) donde se analizó el papel de la Justicia en la violencia machista. En aquel evento se debatieron aspectos que, 6 años después, siguen absolutamente vigentes. En muchos casos puedo decir que no se ha avanzado nada y, en otros, se ha retrocedido.

Allí se debatió sobre los micromachismos en general y sobre las circunstancias que se dieron en el caso de María Salmerón. Uno de los temas centrales del debate fue el hecho de que los jueces españoles aún seguían (y siguen) admitiendo el Síndrome de Alienación Parental, más conocido como SAP, como un condicionante importante en los casos de violencia de género, pese a no estar reconocido por ningún organismo profesional a nivel internacional.

Ese mismo mes de marzo de 2016, entrevisté a María Salmerón, entrevista que fue publicada en el número 1 de la revista mensual Diario16 y que reproducimos a continuación porque los temas que allí se trataron, sus reflexiones, están absolutamente vigentes después de lo que el actual gobierno de Pedro Sánchez le ha hecho a esta madre protectora que hizo lo que tuvo que hacer para proteger a su hija del maltratador.

Entrevista a María Salmerón

María Salmerón

¿Hasta dónde está dispuesta a seguir luchando para que la justicia reconozca la injusticia que se viene cometiendo contra su persona?

Voy a seguir luchando hasta donde llegue. Si tiene que ser a Bruselas, Estrasburgo, La Haya… Todos los estamentos que me permitan llegar a demostrar que se ha cometido una verdadera injusticia con una niña y su madre.

Usted se ha convertido en un caso simbólico en la lucha contra el maltrato, y aun así los tribunales de justicia se empeñan en aplicar la ley atendiendo solo el ancho del embudo. ¿Cuándo cambiarán los tribunales de justicia esta dinámica?

Tengo la intuición, y después de estos quince años de lucha, también el convencimiento, de que dudo mucho que vaya a cambiar la justicia con la ideología machista que tienen muchos jueces. Debería existir más formación y jueces que no aplicaran su ideología sino solo la ley. Nos iría mejor a todos los ciudadanos.

Su exmarido es un maltratador. ¿Por qué cree que la justicia le permite visitar a su hija pese a todo?

Repito lo mismo. El machismo está afincado en el sistema judicial. No quieren admitir que un maltratador que maltrata a una mujer no puede ser un buen padre. Nunca jamás un maltratador puede ser un buen padre.

¿Deben los maltratadores tener el derecho de visitar a sus hijos?

Evidentemente no, porque para ellos es una herramienta más que utilizan en su maltrato hacia la mujer. Esta realidad es una realidad invisible, porque los jueces siguen empeñados en que estos señores sigan pudiendo visitar a sus hijos aunque hayan sido asesinados más de 30 niños a manos de maltratadores en estos últimos años. Por lo tanto, en el momento en que un niño haya sido asesinado la justicia debería haber tomado otro camino. ¿Y qué es lo que han hecho? Mirar para otro lado. ¿Por qué? Porque se beneficia al maltratador, sencillamente.

Estamos en una sociedad machista aún en pleno siglo veintiuno, eso es evidente, pero, ¿cree que los jueces y juezas siguen siendo machistas en sus sentencias?

Por supuesto. Mi caso servirá como ejemplo para que se vea qué está ocurriendo en todos los juzgados de España, porque yo no soy un caso único. El mío es la punta del iceberg. Es una situación generalizada, hay muchísimas madres que están pasando absolutamente por lo mismo. En el momento que una mujer pone una denuncia por abusos o malos tratos, automáticamente se invierte la carga de la prueba y la madre pasa a ser la mala y el hombre pasa a ser la víctima. ¿Cómo se encaja esto en esta sociedad?

¿Está dispuesta pese a todo a saltarse la ley y seguir impidiendo que su ex marido visite a su hija?

Yo no diría que me estoy saltando la ley porque para mí no es ley una ley que no protege a un menor yo no lo considero ley. En un artículo se apunta que los padres deben proteger a sus hijos ante cualquier adversidad. Si yo lo estoy haciendo con mi hija, cómo es posible que otro artículo de la ley me está aplicando un delito de desobediencia. Es más, quiero señalar que un delito de desobediencia los legisladores deberían cambiar este tipo de delitos porque no se puede aplicar cuando hay una tercera persona que depende de ello. Esa tercera persona es un niño o una niña, a la que se le está obligando las visitas con un maltratador. No existe el delito de desobediencia porque no soy yo la que esté desobedeciendo, es la niña en este caso la que no se quiere ir con su padre. Y como sufre, como la violenta, como la trata mal, esta niña no se quiere ir con su padre. Por lo tanto, mi obligación es protegerla y es lo que he hecho. Nunca he pensado que estaba desobedeciendo. No lo he hecho queriendo. Estaba protegiendo a mi niña, que estaba sufriendo lo que nadie sabe, porque nadie se ha preocupado por averiguar lo que sufría la niña cuando estaba con su padre.

Su ex marido y también usted tienen ahora antecedentes penales, pero los dos por muy diferentes motivos. Usted es víctima de malos tratos y sólo ha querido defender a su hija frente a su padre, y pese a todo la justicia los trata a ambos con una incomprensible equidistancia. ¿Por qué ocurre esto en pleno siglo veintiuno?

Yo también me lo pregunto. Estamos en un tiempo nuevo y la justicia está en un tiempo viejo. Todo redunda en lo mismo: la justicia es machista, el sistema es machista y patriarcal y, por ende, las resoluciones judiciales siempre benefician al hombre frente a la mujer. La justicia no es igual para todos, no es la misma para la mujer que para el hombre. Para ejemplo, el mío: fui condenada una primera vez por un delito de desobediencia a un año de prisión. Como no tenía antecedentes, no tenía que ir a prisión. Sin embargo, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla, al estar contaminada por los posteriores procedimientos, decide enviarme a prisión automáticamente sin tener antecedentes penales. Por eso me vi en la obligación de pedir un indulto. ¿Y qué pasó con la condena de este individuo? Estaba condenado a veintiún meses de prisión. Como no tenía antecedentes penales, nunca fue a prisión pese a ser condenado por maltratador continuado y habitual en sentencia confirmada por el Tribunal Supremo. Ni lo condenaron siquiera a trabajos sociales. Por eso estoy gritando, no se puede permitir en un Estado de derecho. Han sido vulnerados mis derechos y también los de mi hija. En España estoy convencida de que no voy a encontrar justicia porque por su corporativismo no van a dar su brazo a torcer nunca. Al menos que reconozcan que se han equivocado y que me pidan perdón. No se tuvo en cuenta nunca que este señor estuvo imputado por malos tratos. Nunca me creyeron, no me querían creer. Cuando llegó el juicio seis años después se dieron cuenta de que habían metido la pata. El daño ya lo habían hecho, y este es irreversible.

¿Qué opina su hija de todo esto?

Cree que aquí no existe la justicia, se cuestiona por qué no le han preguntado a ella, no la han dejado decidir si se quería ir con su padre o no, a ella la obligaron a irse con un maltratador a sabiendas de que lo era. Porque la condena estaba en firme por el Supremo. La obligan a irse en el 2009. Nunca la llamaron, solo después, en 2010, cuando salió en todos los medios y se creó el escándalo y la alarma social. ¿Para qué? ¿para reponer el daño que ya le habían hecho? El mundo debe saber lo que la justicia española está haciendo con los niños y niñas de este país que sufren esta situación.

Si la justicia española volviera a cuestionar sus actuaciones, ¿estaría dispuesta a acudir a tribunales internacionales de derechos humanos?

Por supuesto, que no le quepa a nadie la menor duda. Además, la sociedad española en general me está apoyando para que acuda. No solo yo, detrás mía van a ir cayendo todos los casos que existen de madres y niños absolutamente destrozados por esta ley que tiene bien poco de ella.

¿Por qué tu caso durmió archivado en un cajón durante seis años? ¿y por qué sale ahora?

El caso cayó en un limbo, no sé si porque hay alguna mano que haya permitido que esto pasara para que él pudiera denunciarme y que crearan la jurisprudencia para aplicarme a mí y a otras madres este delito de desobediencia. Quieren convertir el caso de él en un caso ejemplarizante que solo consigue que el maltratador siga maltratando, y eso la sociedad española no lo puede permitir.

¿Quiénes son ellos, quién configura el colectivo que ha solicitado el recurso de casación de indulto, la Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género?

Debería abrirse una investigación. Desgraciadamente los conozco porque son los que han recurrido el indulto, pero también de tiempo atrás. Mi maltratador rehízo su vida con una mujer en 2006, Inmaculada Ocaña de Valdivia, y entre ellos, entre el maltratador y sus compinches crearon esta asociación. ¿Los motivos? Para eso tenemos a la justicia, para que los investigue. Pienso que debería ilegalizarse y castigarla por apología a la violencia machista. Están amparando a auténticos depredadores, maltratadores, abusadores… En definitiva, terroristas machistas.

¿Quién preside dicha asociación?

La pareja sentimental de mi ex marido, curiosamente mi maltratador. Y a esta asociación la apoya el ex juez de familia condenado por prevaricación Francisco Serrano Castro de Asís. Mi hija estuvo en casa de mi maltratador y de esta señora durante un año y medio y le hizo barbaridades. Hechos que denuncié y que no han llegado a ningún sitio porque fueron archivados. Además, la presidenta de esta asociación se integró en un partido político, Ciudadanos, como coordinadora del distrito Macarena de Sevilla en el área de Igualdad.

¿Qué secuelas físicas y psicológicas ha podido sufrir su hija tras verse obligada a vivir con su maltratador y su pareja?

Para no estigmatizarla más, mejor no comentarlas, pero le aseguro que las hay, y muy graves, y para eso están los jueces, que no han investigado ni hecho un seguimiento durante este periodo, a pesar de que lo obligaba la sentencia, que decía que debía hacerse un seguimiento de la niña cada dos meses por los equipos psicosociales. No se ha hecho hasta el día de hoy. Sin embargo ahora sí me la mandan al psicólogo porque este señor sigue denunciándome y se siguen abriendo diligencias penales contra mí. La justicia me sigue maltratando a pesar de haber salido en los medios.

Hay informes médicos que certifican las secuelas sufridas también por mi hija. Las visitas de mi hija a su padre se dan desde el año 2004. Sin embargo, no los han leído.

¿Por qué en España los jueces y juezas siguen admitiendo el Síndrome de Alienación Parental (SAP) cuando no está reconocido por ningún organismo profesional a nivel internacional?

Es evidente que aunque no exista lo están aplicando porque es la única herramienta que tienen los jueces para otorgar visitas a los maltratadores. Este pretendido síndrome no sólo no existe sino que fue inventado por un psiquiatra pedófilo llamado Richard Gardner para poder seguir abusando de los niños que atendía. ¿En qué consiste? Las madres le llamamos la terapia de la amenaza, es decir: como tú denuncies abusos o malos tratos del marido, automáticamente te quitamos a los niños. No sólo te lo quitamos sino que tampoco vas a verlo. Afirman que al niño hay que desprogramarlo porque está alienado. ¿Cómo? Retirando al niño de cualquier contacto con la madre y también con la familia materna.

Mi niña, cuando tenga 18 años, seguirá en esta lucha con otros niños víctimas de este pretendido síndrome. ¿Qué se creen los jueces, que nos vamos a quedar callados?

¿Por qué en su caso no le aplicaron las medidas que recoge la Ley Integral contra la Violencia de Género?

Sencillamente porque la ley nace en 2004 y los hechos que yo denuncié fueron del periodo 2000-2001 y las leyes no tienen carácter retroactivo, aunque sí estaba el artículo 153 que dirimía los malos tratos en el ámbito familiar y por el que fue condenado mi ex marido.

Recibirá el Premio Clara Campoamor por parte de la presidenta de la Junta de Andalucía. Ante tantos reconocimientos que ahora recibe, ¿qué siente cuando recibe de la sociedad este reconocimiento a su lucha?

Me reconforta bastante, me doy cuenta de que algo ha fallado. Me anima a seguir en pie y a seguir luchando. Mi lucha es la lucha de todos y de todas. Se me ha pagado con una moneda muy cara sin haber cometido ningún delito. Espero que este caso sea estudiado en las facultades de derecho.

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2 COMENTARIOS

  1. Saludos. Es lamentable que puedan ocurrir estas situaciones, y las opuestas.
    Hay jueces machistas y jueces hembristas. Leyes que favorecen el agresor y leyes que favorecen las embusteras, las denuncias falsas sin evidencias, y la privacion de padres inocentes de ver a los hijos que mantienen, por la perversidad de algunas mujeres.

    Si no reconocemos esto, que hay injusticia, y abusos de la ley por ambos lados, mal vamos. La maldad no reside solo en los maridos, tambien en las esposas. Y si nos vamos al terreno del maltrato psicologico intrafamiliar, mucho más en las mujeres que los hombres, tanto hacia la pareja como hacia los hijos.
    Eso es algo evidente, que cualquiera puede comprobar.

    Yo he sido testigo de esas denuncias,falsas para meter al amante como cabeza de familia en vez del marido y esposo rechazado. Es muy duro tambien.

    Entonces, no demonicemos al hombre, al padre, porque es mentira que la justicia los favorece. La justicia subjetiva falla, y afecta a todos los ciudadanos por igual, en este caso terrible favorece al delincuente maltratador, en otros a las maltratadoras, adulteras o embusteras, que le ponen los cuernos al marido, y luego con denuncia falsa lo echan, le roban su casa, familia y hogar sin evidencia-y la injusticia que nos ampara las respalda sin pruebas. Eso está a la orden del dia, no nos quieran vender cuentos feministas de que solo la mujer es victima de la justicia cruel.

  2. Es que el titular o encabezamento de la noticia desvía la atención sobre lo verdaderamente importante, que es la situación de indefensión manifiesta de esta ciudadana y de su familia independientemente de su sexo, abandonada, y negando su derecho a la legitima defensa, la que la ministra asquerosa aspirante a la listas de Vox concede a cualquier ucraniano en la más repugnante versión de la falacia, y/o la contradicción española. Aquí se protege al rey y sus putas del país de las rameras, al resto que nos jodan.
    Todo ello da pie a comentarios como el anterior, que no se soporta en la realidad porcentual, pero sin dejar de ser cierto unas cuantas veces, tal vez más de lo aceptable, pero también explica que a éstos les salgan los cuernos por tan cabestros, y lo mejor para evitarlo es no casarse con las furcias, Francisco, porque uno puede ser muy legal y sus vástagos hijos de puta por haberse tirado de cabeza al primer chichi abierto, y hay que pensárselo mejor una vez vacío de la molesta energía nerviosa o tensión sexual. Es fácil pero se requiere más de una neurona en actividad.
    También todo este lío elude de forma clara la trascendencia de que a veces los jueces son los cooperadores necesarios en el maltrato o la muerte de víctimas que ya hubieran denunciado, por lo que está claro que en muchas ocasiones juzgan a ciudadanos por omisión de socorro cuando ellos lo hacen a diario. Es la prueba de que sobran los jueces y faltan medidas de protección; las que ellos – o ellas para no ofender a Francisco – niegan sin considerar la gravedad del problema en su justa medida. Pero son impunes e inmunes al dolor ajeno. A mí me da asco todo este colectivo indolente y fascista. Al paro todos. Un 90 por ciento de las ocasiones son responsables directos del descrédito, de la corrupción, y la falta de garantías para una democracia saludable. Cuando no es por acción es por omisión. Son unos hijos de la gran puta y contagian sus neurosífilis y podredumbre moral a la ciudadanía, que cree de forma inocente ese slogan de que la justicia es ciega. Se lo hace, como puede ser sorda, muda o carente de todo sentido al capricho de su poca gana de trabajar, un hecho que ustedes pueden comprobar fácilmente preguntando al personal del ministerio, si por ventura los encuentran, porque cuando falta el jefe lo sabe la tropa.
    Tropa do carallo no país da merda. Yo es que donde veo la bandera española y el retrato del subnormal del rey ya me dan arcadas, sé que allí no hay ninguna garantía de justicia. Recordad a Juana Rivas o aquella chavala vasca que ahora no recuerdo el nombre, pero son cientos.

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