miércoles, 15mayo, 2024
22.3 C
Seville

Una de piratas (pseudociencia y corrupción)

Manuel F. García
Manuel F. García
Manuel F. García es activista sociocultural. Colabora como voluntario en varias asociaciones de actividades sociales, culturales y deportivas adaptadas a personas con diversidad funcional. Ha participado en proyectos educativos como alfabetización de adultos, formación profesional y ocupacional.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Me gustan las películas de piratas, pero no de piratas zombis del Caribe, ni de vulgares quinquis con patente institucional de corso al estilo del legendario Henry Morgan –que hizo de Villarejo del rey de Inglaterra-, aunque este artículo va de esto último, en  el fondo (¡ojo, espóiler!). Los piratas que me fascinaban en la infancia eran románticos, leales, bandoleros del mar, marginados por el feudalismo de su época y perseguidos por una justicia elitista, como el personaje de Anthony Quinn en la película VIENTO EN LAS VELAS (A High Wind in Jamaica, Alexander Mackendrick, 1965).

Cuando en EGB me tocó leer LA CANCIÓN DEL PIRATA, me defraudó no encontrar ninguno de esos referentes en aquel poema de José de Espronceda, que, por no tener, no tenía siquiera esas maravillosas expresiones marineras que escuchaba en aquellas pelis de mi niñez.

Como a veces me pasa, cuando Google me mostró en su sempiterno  mercadillo de titulares un encabezado que mencionaba al buque escuela Juan Sebastián Elcano, todo eso me vino a la cabeza, y mi subconsciente hizo un batiburrillo en el que me imaginé una escena de película, con una voz en off tronando en un plano del buque escuela surcando intrépido un mar bravío:

«¡Levad el anclaaaaaa…!
¡Arriad el foqueeeeee…!
¡Izad el trinqueteeeeee…!

Pero ya el propio titular me jorobó ese flashback tan bucólico. Decía esto:

«El ‘Elcano’ zarpa de Cádiz como plataforma de investigación del cambio climático». (https://www.diariodecadiz.es/cadiz/Elcano-zarpa-Cadiz-plataforma-investigacion-cambio-climatico_0_1866113826.html).

La inclusión de la palabra «plataforma» asociado al de «cambio climático», en tan singular titular volvió a estimular a mi subconsciente, volcándome en la imaginación el resultado de otro titular con la misma credibilidad que bien podría haber sido:

«El ‘Elcano’ zarpa de Cádiz para investigar si la Tierra es una plataforma circular estática suspendida en el espacio»

Y es que, tanto a los terraplanistas como los calentólogos planetarios les une el mismo grado de validez científica: ninguno, (si bien es cierto que el terraplanismo aún no se ha incorporado al argumentario político oficialista, como sí ha ocurrido con el calentamiento global, la fluidez de género, la pertinaz sequía, o ese virus mágico de último diseño que ya es poco menos que la mascota oficial de la corporación OMS).

Dejemos a un lado el hecho de que todo el falso relato oficial del calentamiento global que actualmente se sostiene a nivel político nacional e internacional está basado en la tesis fraudulenta asumida por el IPCC (entidad vinculada a la ONU y la Organización Meteorológica Mundial) en su tercer informe sobre el clima en 2021, puesto que eso está ya sobradamente demostrado para cualquiera que tenga acceso a internet e interés por comprobarlo. Me ocupé hace muy poco de este tema (ver la serie de tres artículos EL CUÑADO QUE SURGIÓ DEL FRÍO I, II- y III, que escribí en formato novelado en mi firma de opinión de Diario16+ (https://diario16plus.com/author/manuel-f-garcia/).

En lo que quiero fijarme ahora es que, una cosa que llama poderosamente la atención es el hecho de que todo el foco de la opinión pública sobre el ecosistema marino se desvíe hacia la cuestión climática, eludiendo sospechosamente la cuestión del grave problema de la contaminación, o relegándola a un plano muy secundario, como si estuviese supeditada al dogma climático.

Ahora que estamos en plena guerra de intereses políticos donde se esgrime el vertido de microplásticos (o pellets) en las costas de Galicia, Asturias y Cantabria (y otras muchas  que se verán afectadas en las próximas semanas y meses por la acción de las corrientes), parece  ser que, por alguna extraña razón, las noticias sobre la contaminación del mar son tratadas siempre de forma volátil, sin seguimiento efectivo a largo plazo y bajo un contexto de intereses políticos, pero ningún medio le concede el mismo altavoz mediático que se le da al supuesto cambio climático antropogénico,  al tema de la cantidad de agentes contaminantes arrojados al mar por acción humana (además de plásticos hay sustancias químicas tóxicas emitidas por la gran industria, aguas residuales y pluviales que arrastran los contaminantes humanos desde la tierra –incluyendo el mercurio residual de explotaciones mineras, incendios forestales y quema de combustibles-, derrames de petróleo  a gran escala, perforaciones de minería oceánica…).

La contaminación de nuestros mares de origen antropogénico sí es una amenaza real, con evidencia científica muy sólida y perfectamente revisada, pero su presencia en los medios es sólo puntual y presentada de forma derrotista, como un hecho asumido, sin ningún atisbo de denuncia a la escala que le corresponde ni de difusión de las acciones que puedan llevarse a cabo para solventarlo. Por contra, la filfa de la creencia de la calentología, sin ningún aval científico (salvo los de más que dudosa fiabilidad por sus conflictos de intereses) se está machacando constantemente por todas las pantallas, grandes y pequeñas, e invade ya ámbitos en los que no debería entrar, como los libros de texto o los cursos  de formación de médicos y sanitarios.

Instigado por el espíritu náutico del tema, decidí yo también navegar por la red y comprobar si el bergantín goleta Elcano ha participado alguna vez en algún estudio del impacto de la contaminación marítima.

Y, no, ni rastro de ningún crucero de ese tipo, ni de participación parcial en ningún proyecto de ninguna institución oficial. Tan sólo una referencia muy de pasada de una actividad secundaria de catalogación de basura en el mar como complemento a su travesía de estudio climático, y que efectuó en la fase denominada PROYECTO BANDERA 1519 (desarrollada entre 2021 y 2022) pero, justo en el siguiente apartado anuncia que ya se ha descarta esa parte de catalogación de residuos. Toda la atención puesta en el calentamiento, mientras que la basura, que sí se ve, sí que es una evidencia material, no interesa tanto, vaya, vaya. (https://efeverde.com/buque-elcano-salud-oceanos/).

Una anécdota curiosa es que Google, al incluir el ítem Elcano en la fase de búsqueda, me arrojó como resultado una noticia de una iniciativa que sí se centraba en el problema palpable de la contaminación oceánica, que coincidió con el V centenario de la primera circunnavegación realizada por Magallanes y Elcano, y que se celebró en 2022.  La Asociación AGNYEE, dentro de su cometido de promoción de la historia  de la exploración marítima, incorporó un proyecto medioambiental muy interesante, pero que, tal como se explica en el artículo, (https://www.kukumiku.com/proyectos/tomando-el-pulso-a-los-oceanos/), tuvo que interrumpirse en 2020 por la pandemia, y lo único que se añade como información adicional es la intención de reanudar ese estudio en la primavera de 2021.

Siendo AGNYEE una entidad  que se sostiene con las aportaciones de los propios miembros navegantes, algunas subvenciones privadas y un proyecto de crowfounding, se comprende mejor que, por un lado, ya en el propio artículo se haga patente la dificultad de subvención para el estudio de la contaminación, que dejó en stand by dos proyectos medioambientales que parecieron sufrir también las consecuencias de la llegada del COVID (que, visto en perspectiva, parece ser un virus con más efectos geoestratégicos y geoeconómicos que patológicos a escala mundial). Por más  que he buceado por la web oficial de la entidad, y revisado sus newsletters, no aparece noticia alguna de la resurrección de esos proyectos, que, repito, tenían una base material y consistente para poder arrojar resultados fiables y basados en evidencias.

La pandemia supuso un antes y un después no sólo en las relaciones personales y sociales a pequeña y gran escala; también supuso una literal sumisión a la autoridad del plasma; una misma voz, un mismo mandato, nos aleccionaba tanto en lo médico, como en lo judicial como en lo policial, pero lo peor es que el fundamento de esa autoridad no era ni médica, ni judicial ni policial: era política, y tampoco había ninguna base ni técnica ni científica que la sustentara, como ahora sabemos.

Y como ahora sabemos, todas esas tesis pseudocientíficas se relacionaron desde el primer momento con negocio, especulación y corrupción descarada, como bien se desarrolla en tres artículos de reciente redactado:

La médica de familia Teresa Escudero habla de la falta total de evidencia en cuanto a eficacia y seguridad de las mascarillas y su efecto de terreno abonado a la corrupción (https://pediatriaconapego.com/mascarillas-pseudociencia-creencia-y-negocio/).

En el mismo sentido, el doctor Juan Gérvas (https://www.espaciosanitario.com/opinion/el-mirador/bozal-mascarilla-justificado-por-corrupcion-siempre-destructor-imagen-personal_2002327_102.html).

Y el politólogo, expresidente de Attac España y secretario general del Partido Socialista PSLF, Carlos Martínez, dice unas obviedades que no se oyen en ninguna boca de ningún representante político con cargo y responsabilidad -y sueldo público- (https://www.lacasademitia.es/articulo/firmas/es-gripe-ni-covid-que-pone-peligro-sanidad-publica-es-ley-corrupcion-carlos-martinez/20240115092233149130.html).

Una vez agoté la travesía de exploración por ese mar revuelto de datos e informaciones escurridizas, confusas, y contradictorias que es la red, acabé recabando otro dato fundamental que, por desgracia, colocaba el historial del Elcano en la misma derrota (trayecto, en náutica) que el resto de historias mal disfrazadas de coherencia o veracidad y su relación con la falta total de ética y escrúpulos. En 2014, al finalizar su 85º crucero de instrucción, se descubrió que el buque había llegado a transportar 147 kg de cocaína. Tras cuatro años de instrucción se cerró el caso sin que se condenara a ningún culpable, decidiendo la Armada ascender en dos ocasiones a su comandante. (https://www.elnacional.cat/es/sociedad/juan-sebastian-elcano-buque-escuela-carguero-cocaina_278139_102.html
https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/defensa/juicio-militares-armada-trafico-droga-elcano/20231114000000669407.html)Y es por eso por lo que, a veces, me siento como un viejo lobo de mar digital, cansado, hastiado y triste de oír en estos últimos años tantos cantos mágicos de sirenas simulando ser voces expertas que surgieron del mar para confundirnos, chorreando hilillos de plastilina de corrupción. Entonces, quemo mis naves, y regreso a tierra firme en esa barca en la mar “que ha roto el timón y al pairo va” como dice mi tocayo cantante, y me refugio en mi casa, vuelvo a mi flashback de peli de  piratas, y escucho de nuevo esa voz al mando del buque, desafiando el bramar de la mar indómita, gritando mientras se aleja mar adentro, hacia un horizonte marrón oscuro:

«¡Levad el anclaaaaaa…!
¡Arriad el foqueeeeee…!
¡Izad el trinqueteeeee…!
¡Abatid el palo de mesanaaaaaa…!
¡Estibad la farlopaaaaaa…!»

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído