Está extraño, incluso se podría decir que está revuelto, el mundo del tenis en el momento actual.
Las bajas en Roma de Sinner y Alcaraz, y quizá también de Medvedev aunque su primer partido ya esté programado, tienen en vilo a los aficionados y sobre todo a los grandes e invisibles directivos.
Hay dos teorías sobre el exceso de bajas que comenzó en el Open de Madrid. La primera, que era la que más nos gustaba a nosotros, afirma que algunos tenistas se están reservando para Roland Garros. Muy bien podría ser.
La segunda teoría es más oscura y tiene que ver con el dinero puro y duro. Detrás de cada jugador hay una pequeña legión de administradores y agentes, y al parecer estos últimos no están de acuerdo con que el reparto de dinero tenga antes que ver con el sexo que con la capacidad de generar espectaculo de los jugadores concretos.
En Madrid las mujeres cobraron algo más que los hombres. Rafael Nadal fue muy claro en sus declaraciones al respecto.
-Tanto generas, tanto ganas.
Pero independientemente de las luchas económicas internas hay una batalla bellísima de fondo:
Nadal buscando a Djokovic.
En Roma.
El rey de la tierra batida se las ha ingeniado para que la única posibilidad de encontrarse con Djokovic, si consigue vencer en todos los partidos, sea en la final.
Nos parece maravilloso. Al mundo entero le parecerá maravilloso si vuelven a enfrentarse cara a cara los dos jugadores que más Grand Slam han ganado en toda la historia desde que existe la ATP.
Y en cuanto a Roland Garros no hay duda de que todos los top 10 van a echar el resto sin guardarse nada.
Un momento extraño y algo confuso en el mundo del tenis, pero al mismo tiempo: fascinante.
Nadal contra Djokovic en una final. Sería mil veces magnífico.
Tigre Tigre
