Los datos de IPC correspondientes al mes de junio publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que se trata del tercer mes consecutivo en el que la inflación anual presenta un valor negativo, concretamente un -0,3%. Si bien supone una cifra 6 décimas mayor que el -0,9% observado en el mes anterior, la variación mensual respecto a mayo fue, sin embargo, del 0,5%, es decir un valor positivo.
UGT insiste en que hay que analizar cómo se ha comportado el consumo de los hogares durante el confinamiento porque es posible que se hayan incluido bienes y servicios derivados del teletrabajo.
Este comportamiento se explicaría fundamentalmente, en primer lugar, por el
comportamiento de los precios energéticos, al aumento del precio de la
electricidad. Según los indicadores del mercado para el segmento minorista, el Precio
de Venta al Pequeño Consumidor ha registrado un aumento en el entorno
del 10% en el mes de junio, lo que apuntaría ascensos en la inflación de
este grupo cercana al 4%.
Se trataría de un fenómeno no asociado al confinamiento. Los precios del
mercado eléctrico han encadenado una racha bajista desde mayo de 2019. De
hecho, el dato de junio aún es un 18% inferior al dato del mismo mes del año
anterior. De acuerdo con los expertos del mercado energético, la tendencia a
la baja de los últimos doce meses vendría explicada por los precios del mercado
del gas en los mercados internacionales, aun así, factores locales, por
ejemplo, los de naturaleza climática pueden determinar variaciones sobre la
tendencia. Así se han observado algún alza mensual en los precios eléctricos
-en octubre de 2019 y enero de 2020, por ejemplo- que luego no se han materializado
como cambios de tendencia.
En segundo lugar, el aumento de los precios de carburantes y
combustibles. En este caso si hay una fuerte relación con las medidas de
confinamiento impuestas para combatir la extensión del COVID-19. Al irse
normalizando la situación tanto internacional como localmente, los precios del
petróleo y derivados aumentan. Así el precio del barril de Brent ha registrado
un aumento del 45% respecto al mes de mayo.
Aun así, estos precios se sitúan cerca de un 40% por debajo de los que se
marcaban hace un año. Debido a varias causas, siendo la más importante la de
los impuestos de diferentes tipos, las variaciones en el precio del petróleo no
se trasladan enteramente a las de los carburantes y combustibles. Así los
precios de gasolina y gasóleo de automoción habrían subido aproximadamente un
3% respecto a mayo y estarían aproximadamente un 14% más bajos respecto a junio
de 2019.
Y, mientras que la inflación anual de junio acelera 6 décimas, la inflación
subyacente – excluye los precios de productos energéticos y los alimentos no
elaborados, teniendo en cuenta más del 80% de los bienes y servicios del IPC –
se mantiene en el entorno del 1%, en la línea de los valores que se han podido
observar a lo largo del 2020.
Debido a que algunas de las actividades económicas se han visto afectadas, o
directamente suspendidas, por la aplicación del estado de alarma, el INE ha
tenido que estimar un determinado porcentaje de los precios. Al irse
normalizando la situación, desciende el porcentaje de precios estimados, en
este caso desde el 18,6% en mayo a un 12,4% en este mes de junio.
El efecto en los precios de la COVID
De nuevo, trataremos el grupo especial de bienes y servicios que incluyó el INE
en sus notas y que analizan el efecto en un determinado grupo de bienes y
servicios que no se vieron afectados de igual manera que otros a causa del
mantenimiento de su consumo durante el confinamiento.
Este mes el grupo de bienes especiales COVID ha reflejado una tasa anual del
2,3%, lo que implica un descenso de 5 décimas de ésta. Este descenso parece
provocarse por los grupos de alimentación, siete décimas; las bebidas no
alcohólicas, cuyos precios se reducen un punto porcentual y los alimentos
envasados, que se reducían tres décimas.
Mientras que la tasa anual de los bienes se reduce, la de los servicios especiales COVID se incrementa. La tasa interanual registró en el mes de junio un incremento de un 1,6% tomando como valor el -2,4%. Habiendo sido negativa desde que se comenzó a incluir la estimación de este grupo como un aparte, esta es la tasa más alta que ha tenido este grupo. En este caso se debe principalmente a la subida de los precios de la electricidad.
Valoración y medidas asociadas
Excluyendo factores transitorios, la inflación lleva moviéndose en cifras muy
bajas desde la crisis de 2009. Además ni el incremento de los programas no
convencionales del BCE ni la puesta en marcha del escudo social que ha cubierto
a trabajadores y empresarios durante lo más crudo del confinamiento se ha
reflejado en un aumento de la inflación. Esto proporciona un margen adicional
para que se produzcan políticas de impulso a la actividad económica, “durante
tanto tiempo como sea necesario y sin dejar a nadie atrás”, como reclamaba la
OCDE la pasada semana al presentar unas Perspectivas de Empleo que UGT
comparte.
Asimismo, a medida que haya datos disponibles, sería oportuno estudiar cuanto y
como la estructura de consumo de los hogares ha podido variar durante la crisis
ya que es muy posible que en muchos hogares esta haya incluido bienes y
servicios derivados del aumento del teletrabajo, fenómeno que resultaría de
gran utilidad tener lo mejor estudiado posible de cara a su necesaria
regulación.
Merecen especial atención los precios de aquellos productos cuya demanda se
haya visto aumentada por la pandemia, fundamentalmente los de primera
necesidad. Aunque por el momento no se han detectado ni alzas anormales ni
situaciones de desabastecimiento en productos que han tenido sus precios
controlados. La existencia de rebrotes como los detectados en algunas
provincias en las últimas semanas, hace deseable no bajar la guardia en este
sentido.